El principal problema con el que se encuentra don José Murube Escolar al recuperar la ganadería que la misma se encuentra en muy mal estado, se impone como tarea fundamental reactivarla, dentro de lo posible, sin perder las características que años antes la habían mantenido en lo más alto, como una de las más importantes.
Comentaba el actual ganadero don José Murube Ricart que cuando en 1917 su bisabuela se la vende a los Urquijo, su padre, que entonces era un crío, no pudo disfrutar de ella. Le habló del asunto toda su vida. Continuaba manteniendo al día el libro de las vacas. En el momento de la venta hubo una verdadera conspiración. Seguíamos las peripecias de los toros que se lidiaban como si todavía les pertenecieran. Ahora don José Murube Ricart dice que la herencia más preciada que le dejó su padre es el orgullo de sentirse ganadero de toda la vida. Ahora que tiene el hierro y la divisa de su familia, que para ellos equivale a un escudo de armas.
En los cercados de la " Cobatilla " se nota que el ganadero ha sido fiel a su palabra y que el trabajo que se emprendió hace un cuarto de siglo ha sido escrupulosamente seguido por su hijo. Y está muy orgulloso de ser uno de los ganaderos de este encaste que lidia corridas de toros para los de a pie.
En los predios de Utrera, tanto el padre como después su hijo se afanaron en buscar lo que de valor tenía su ganadería, la casta, pues ambos decían.... en algún lugar tiene que estar.
Comenta el actual ganadero que hoy se cría un toro con muchos pitones y mucho peso, como nunca antes, en una corrida mía que mató Paquirri en Albacete, al toro " Doloroso " le cortó las dos orejas y el rabo, fue bravo de verdad, ni siquiera le dejaba saludar entre los pares de banderillas porque ya lo tenía encima. Me regaló el rabo en el callejón, luego le fui a ver al hotel, contrariamente a mis costumbres. Me dijo textualmente : el toro fue un gran toro, pero me quería comer. Esa frase debería estar escrita en un tratado de tauromaquia, y Mariano Cifuentes añade : " En el Cossio ". Claro que se lo quería comer. Embistió cuarenta veces con el hocico haciendo surcos en la arena, tomó tres puyazos, y hubieran podido darla más, ¡ Y todavía quería comerse al torero ! Pero los toreros no quieren ese tipo de toros, Si exageras un poco en la presentación, hay un pequeño sector del público que te ovaciona, pero los toreros no están a gusto. La misma corrida, pero más bonita, hace que los toreros se sientan mejor. Y la corrida es la misma.
Cuarenta y tantos años después, lo que había que corregir ha sido corregido, la casta, pero hay que hacerlo con mucho tacto, pues de lo contrario los toros pagan los platos rotos, pues no te los quieren torear. El sueño de todo ganadero integro es criar el toro bravo que persigue y lograr que te lo pidan las figuras. Lo único que pide es que le dejen criar a su toro, que no le invadan su terreno. Si después no puedo venderlo, me voy. Conserva los libros desde que se inició la ganadería. En un principio no eran más que simples cuadernos. En 1870 aparece la primera vaca cuyos productos fueron registrados. Pero hasta 1920 el único control fue el de la filiación por medio de las madres. Cada año se echaban a las vacas seis toros que después eran lidiados a la edad de cinco años la temporada siguiente. Sólo contaban las cualidades de las madres y el físico de los padres. Sin embargo lo que es cierto es que a pesar de cambiar de padres cada año, se insistía en las mismas familias, puesto que una madre muy buena podía dar varios sementales seguidos.
El toro que sueña don José Murube Ricart debe galopar largo tiempo en la muleta, humillando y yéndose lejos, y si es posible, dando muestras de suavidad. Los toros alegres duran menos. Por el contrario los sosos se crecen y duran más. Y así lucha don José Murube Ricart, por su ganadería y desde el blog le deseamos toda clase éxitos y triunfos para la misma.
Otra ganadería con encaste Murube es la de que compró en 1946 don Fermín Bohórquez Gómez.
En 1940 don Juan Manuel Urquijo formó una ganadería con reses de su esposa doña Carmen de Federico, que puso a nombre de su administrador Luis Vallejo Alba, con la intención de traspasarla a su hija Carmen que era viuda de Tomás Murube. Pero en 1946 la compró el jerezano don Fermín Bohórquez Gómez, gran aficionado y casado con doña Soledad Escribano, que era sobrina de Tomasa Escribano, viuda de Joaquón Murube, iniciadora del encaste,
La ganadería de don Fermín Bohórquez, tuvo gran éxito en los años cincuenta y sesenta, siendo habitual su inclusión en Madrid y otras plazas de importancia. En los setenta como en todas las del Encaste, comienza la decadencia. En 1974 muere el fundador y le sucede su hijo Fermín Bohórquez Escribano ( fallecido en 2016 a los 83 años, estaba casado don doña Mercedes Domecq ). reconocido rejoneador, que poco a poco orienta la ganadería hacia festejos de rejones. La dirige en la actualidad su hijo Fermín Bohórquez Domecq, también rejoneador.
Otra ganadería con Encaste Murube es la de Los Sánchez de Calzadilla ( Salamanca ).
Al partír la ganadería de Trespalacios, se hicieron cinco lotes, para su viuda y sus hijos Ignacio, Arturo, Antonio Luis, y Ángel Sánchez y Sánchez.
Pero como a don Ángel lo de Trespalacios no le gustaba lo quitó. En el invierno de 1932 se fue a Juan Gómez, tentaron las eralas y don Juan Manuel Urquijo le dejó escoger las que quiso. Y para los machos igual. Pero como a don Juan Manuel le gustaba más uno que don Ángel Sánchez no había escogido, se lo regalo.
Ángel Sánchez en aquella época, era bastante adelantado en sus conceptos y le gustaba mucho el toreo de muleta y la humillación de las reses. Manolete le mataba todo. Pero en 1947, lidió una novillada en Sevilla el domingo de Ramos que salió muy buena, luego unos toros extraordinarios en farolillos y otros también para el debut de Conchita Cintrón. Le llega entonces Juan Pedro Domecq le tira los tejos y Ángel Sánchez le pide mucho, y Juan Pedro se arrea y se queda con la mayoría de las vacas y con los derechos del hierro. Lo pone a nombre de José Romero de la Quintana, que era un administrador que tenía. Luego el hierro se lo vendieron al Marqués de Albaserrada.
Con ochenta años, iba ciego perdido pero seguía montando a caballo. De vez en cuando se pegaba algún golpe al pasar por debajo de las encinas. Con lo que se quedó, pronto volvió a las ferias. donde el Cordobés, se lo mataba todo.
( Continuará )
Muchas gracias Mariano por tu tiempo, por tu sabiduría taurina y sobre todo por compartirlo. Por tu “culpa” hace 25 años me inicié en esta afición, con tus “picantes guindillas”.
ResponderEliminarAmigo Zaracondegui un placer ser
ResponderEliminarel culpable de tu afición taurina, es
el objetivo del blog. Muchas gracias y un abrazo.
Le agradezco sinceramente sus artículos sobre ganaderías y su amplio conocimiento sobre los encastes, algo muy difícil de encontrar en las urbanas crónicas taurinas actuales.
ResponderEliminarMuchas gracias Anónimo por su cordial comentario, y precisamente el fin que persigue el blog es el de ilustrar al aficionado a nuestra incomparable fiesta. Un abrazo y le deseo lo mejor para 2023.
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