viernes, 25 de febrero de 2022

MURUBE ( Capítulo III )


 


En 1904 doña Tomasa vende a Luis de Gama, ganadero Luisitano, en 1907 a Juan Contreras, pero :  ¿Que razón pueda explicar la decisión de interrumpir la aventura ganadera familiar tomada en 1917, diez años después de la venta a Juan Contreras, por doña Tomasa Escribano ? Sus descendientes aun se lo preguntan y el propietario actual Pepe Murube alega que fueron las circunstancias de la vida........Con apenas 59 años doña Tomasa asumió esta nueva situación y tomó una decisión que golpearía a las dos siguientes generaciones de los Murube, Joaquín Murube Escribano comprendió que una época tocaba a su fin, mientras que su propio hijo también llamado Joaquín que entonces tenía dieciocho años y había sido educado por su abuelo y su padre en el culto del toro con la óptica de tomar el relevo, sintió que el mundo se abría a sus pies. Durante toda su vida cultivaría la nostalgia de ese porvenir del que lo habían privado. Según la memoria familiar, al enterarse de la espantosa noticia, rompió en llanto.

Apenas conoció la decisión de que iban a poner en venta la ganadería de Murube cuya trayectoria seguía con interés y formaba parte de sus favoritos, Joselito comenzó a buscar un comprador serio que pudiera garantizar el porvenir de la vacada sin problemas financieros, pero que al mismo tiempo no fuera tan independiente como para no seguir los consejos que él pretendía darle. Le planteó la operación al banquero Juan Manuel Urquijo, quien poseía un banco de los más sólidos del país, insistió, le ensalzó el prestigio que se añadiría a su nombre, le aseguró que se trataba de un excelente negocio y , al fin, el banquero cedió y dijo que compraba los toros. Cuando Joselito llamó al despacho de Madrid del banquero le dijo : " Hecho, don Juan Manuel, suya es la ganadería de Murube ", " Pero, hombre José, como se te ha ocurrido comprar el pájaro sin la jaula, dónde voy a meter los toros sin tener una finca.    " No se preocupe usted, que voy a ver si le consigo comprar la finca donde están los toros ", Dicho y hecho, Joselito le compró la ganadería el hierro y la finca de Juan Gómez.

Poco a poco la familia Urquijo fue comprando terrenos colindantes hasta llegar a las tres mil hectáreas de marisma. Se construyo un cortijo nuevo. La ganadería fue un regalo de don Juan Manuel para su esposa Carmen de Federico.

Para darse una idea de la influencia de Joselito sobre la creación de la nueva ganadería, nos situamos en la misma época donde José planeaba comprar la ganadería de Tamarón, la cual provenía de la de Murube a traves de la parte que en 1884 la familia Murube le vendió a los hermanos Ybarra, y que éstos le vendieron a Fernando Parladé, quien a su vez habían vendido algunos lotes desperdigados, entre ellos a los hermanos Mora Figueroa, los hijos de la marquesa de Tamarón. Joselito como era un verdadero visionario, entendió que de esas dos ganaderías que provenían de un mismo encaste, debía de nacer el toro del futuro.

Durante esos años brotó en los toros de Urquijo el perfil acarnerado, el cual sería durante mucho tiempo la marca de fábrica del encaste Murube, pero la clase innegable que la casa Urquijo cultivó hasta el exceso, en la actualidad se lidian mucho en corridas de rejoneo, en las que el galope lento de sus toros y su nobleza suave les convierte en perfectos colaboradores.

Siguiendo nuestro relato, bajo el nombre de Carmen de Federico, y luego del de Antonio o Carlos Urquijo, el encaste Murube vivió décadas de gloria. A partir de la primera corrida lidiada en Madrid el 15 de abril de 1917, sólo unos meses después de la compra, la nueva ganadería vio lidiar sus toros por Rafael " El Gallo ", Gaona y Belmonte.

Joselito, llevó personalmente la dirección de la vacada asesorando a sus nuevos propietarios desde el año 1917 a mitad de 1920, en que murió aquella trágica tarde de Talavera de la Reina, Las figuras del toreo de aquella época, siempre en las plazas de compromiso solicitaban estos toros. La cara rizada, la seriedad, el ritmo y la cadencia en sus embestidas, y, sobre todo la bravura fueron las constantes de la familia Urquijo.

A la muerte de Joselito se hizo cargo de la dirección de la ganadadería con catorce años, su hijo Antonio Urquijo, ya era un gran garrochista, le asesoró un gran aficionado sevillano, don Manuel Sierra, que murió al poco tiempo, y al quedarse sólo Antonio conoció a Tomás Murube, nieto de doña Tomasa Escribano, viuda de Murube, que aportó más datos para el conocimiento de la ganadería, además de su gran afición. Comenzaron los dos, una gran labor de estudio y selección, con datos sacados de los antiguos libros de Murube. Se enlotó cada semental con las vacas más apropiadas. igualando el tipo y corrigiendo la consanguinidad que pudiera haber. Hay que tener en cuenta que hasta aquellos años, en casí todas las ganaderías se echaban los toros a las vacas sin hacer lotes.

Tomás Murube se casó con Carmen Urquijo, murió en 1936. Para Antonio la muerte de Tomás le afectó mucho, pero siguió adelante centrándose sólo en los toros, los caballos y el campo. Dedicaba todo su tiempo y esfuerzo al bravo ; desde muy temprano ya estaba recorriendo los cercados de Juan Gómez. Su casa era el campo. Los amigos le decían a la familia " Antonio no habla más que de toros ".

En " Juan Gómez " en Los Palacios, muy cerca de Sevilla, es una de las mejores fincas de Andalucia, por su tierra excelente. Una parte se les expropió, pero quedaron muchas hectáreas, que hicieron de regadió, sembraron algodón, remolacha, trigo, maiz. En ella la familia Urquijo, pasaron los mejores momentos de su vida ( padres, hermanos, hermanas, sobrinos ), en una camadería especial entre mayorales, vaqueros y demás personal de la finca. Juan Manuel Urquijo se transformaba en la finca. Poco quedaba del adusto y serio banquero, en las frecuentes temporadas que pasaba allí. alternando con su despacho de Madrid. Hizo la primera escuela rural, viviendas adecuadas para los trabajadores y hasta apadrinó bodas. Para Antonio Urquijo su hermana Marichu, casada con un arquitecto, era la mujer que mejor había visto torear en el campo. Tenía un gusto y un empaque que llamaba la atención. En las fiestas particulares, se acordaba todavía de aquella cantinela : " ¡ Que toree Marichu ! ".

Contaba Antonio innumerables recuerdos de la ganadería y de sus toros : Una corrida que llevaron a Sevilla a caballo, con Antonio al frente, en el 1940, entraron en la Venta de Antequera junto a otra corrida de Guadalest, era de época de la vendimia y uno de sus toros, no sabían por que, les había cogido tal odio a las burras, que a toda la que veía, arremetía contra ella, a pesar de todos sus esfuerzos. De Los Palacios a Sevilla mató a siete, cuyo valor tuvieron que indemnizar a los enfadados vendimiadores.

( Continuará )








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