Don Vicente debuta con tres toros de su cruza en Sevilla en 1795 : vuelve con 14 más en 1799 y doce más en 1800.
En Madrid debuta en 1800, con Pepe Hillo, Juan Ponce y Antonio de los Santos.
Jugando con la consanguinidad, Vázquez extrae lo que más perseguía - la agresividad -. Sus toros eran de variados pelos sardos, jaboneros, cárdenos, negros y berrendos en negro y en castaño, con poderío, coraje y la cruza de resistencia.
El Conde de Vistahermosa nunca pudo perdonar que un individuo al que consideraba oportunista le hubiera timado, pero poco podía hacer ya ; don Vicente, bien respaldado por su gran fortuna, contempló la decadencia y ruina de la casa de Vistahermosa. Sin embargo, nunca llegó a imaginar que, más de un siglo después de su muerte y la de su rival, los toros de Vistahermosa provocarían la casí total desaparición de los suyos.
En 1806, el tercer Conde de Vistahermosa compra en pública subasta el cortijo " Valcargado ", en Utrera, el cual pertenecía a los Hospitales de la Misericordia de Utrera.
En el centro del triángulo Utrera - El Coronil - Palmar de Troya, en un paisaje de colinas fértiles, el cortijo " Valcargado " encerraba una riqueza subsidiaria : en el fondo de un pequeño valle, tenía unas salinas que ya explotaban los romanos.
Utrera es ocupada por las tropas, y algunos sacarán partido de esto, como fue el caso de don Vicente, quien, a la vez que financiaba en secreto al Rey, no veía inconveniente en emplear su talento de proveedor de los ejercitos al servicio de las fuerzas de ocupación.
Mientras tanto el Conde de Vistahermosa financia y arma la guerrilla, comprándole armas a los ingleses en Gibraltar.
Una vez regresan a Francia los franceses en marzo de 1814, al Conde de Vistahermosa se le abre un proceso judicial en Sevilla.... ¡ por afrancesado !
El Conde es liberado y piensa en resarcirse. Toma en arrendamiento Casaluenga y Gómez Cardeña en 1814, mil hectáreas en total. Ese mismo año los toros de Vistahermosa regresan a la Maestranza.
Para los colonos como el Conde de Vistahermosa las deudas se acumulan : malas cosechas, impuestos al alza, la espiral de la ruina empieza a girar. En 1816, Utrera, a la que le falta de todo, va a recibir a Fernando VII quien tiene que hacer escala con quien sería su segunda esposa la Infanta de Portugal.
A las deudas contraídas se agregan las de la fiesta.
Vistahermosa se hunde. El alcalde tiene la delicadeza de no pedirle nada. El 20 de noviembre de 1819, es nombrado Conde de Guadalete, don Vicente José Vázquez, por el Rey Fernando VII en agradecimiento a los servicios prestados.
En 1820, el Conde de Vistahermosa, tragándose su verguenza se ve obligado a proponerle la compra del cortijo " Valcargado " a su enemigo íntimo don Vicente José Vázquez, quien acaba de rentar los cortijos de Jaime Pérez y el Toruño, por lo que no requiere nuevas tierras.
Éste compra " Valcargado " y se lo renta al propio Conde de Vistahermosa. En 1821 fallece el Conde de Vistahermosa a la edad de 70 años.
Cincuenta años estuvo Vázquez al frente de la ganadería por él fundada, años difíciles de verdad, don Vicente capeó todos los temporales. Fue un personaje, un afortunado y un ricachón ; pero, sobre todo, resultó un ganadero " de una vez ", su nombre no caerá en olvido.
Desde el año 1814 al 1820 es el auge de la ganadería. Más por grande que sea la demanda, es mayor la producción, y todos los años existe un remanente de toros no lidiados, que continúan envejeciendo en las dehesas, y a la par que adquieren corpulencia y peso, van creciendo en cautela y en aviesa intención. Algunas veces se enfurruñan y se abrasan a cornadas, que ponen fuera de combate a bastante de ellos. Pero los que salen ilesos han de ser corridos con sus diez y doce años, para lo cual Vázquez entremete uno o dos con los jóvenes de seis y siete años. Los viejos no suelen dar juego; se aploman, se emplazan, huyen de los caballos y se ponen en todo momento a la defensiva, haciendo pasar las de caín a los toreros.
En esta época, quizá más que en ninguna otra, tiene primordial rango el tercio de varas, que era la suerte favorita del público, por lo que tiene a la vez de repetida y variada a lo largo de toda la corrida, poniéndose en ella de manifiesto, de modo bien visible, los puntos que calza cada toro en cuanto a bravura y poder, y dando lugar al gallardo lance del quite.
Los picadores del momento mandaron una carta firmada por Luis Corchado a don Vicente, con cierto tono de burla, diciendo que han picado toda una corrida de don Vicente con una media de seda y un solo caballo.
Don Vicente opina que la carta es un cartel de desafio, y como tiene mucho en donde escoger, aparta sus buenos mozos, seguramente de los mayores en edad y saber, pensando : " ¡ Ojalá pudiera yo meterme dentro de uno de vosotros para quitarle a ese Corchado los humos ! " Y luego dijo por escrito al picador :
" Ahí le mando unos becerros para que pase en el Puerto una tarde divertida. Y, en efecto, después de las fuertes costaladas que le da el primero, el segundo le manda a la enfermería, de donde ya no sale, por tener rota una pierna, con lo cual los compañeros pagan el pato, sin comerlo ni beberlo ; al cuarto toro hay varios lesionados, pues los seis pavos, en su mayoría debieron ser parecidos a aquel "Chaparro ", lidiado en Sevilla en 1817, el cual a pesar de ser mogón, de hormiguillo, hizo en la caballeriza tales estragos y tundió de tal forma a los picadores, que para que pudiera acabar la corrida tuvieron que bajar al ruedo algunos picadores que estaban de espectadores, vistiéndose en la enfermería con la ropa de los lesionados. Las hazañas de cuerno y medio, mote que le puso el público al toro, andaron inmortalizados por romances.
Al fallecer el Conde de Vistahermosa su hermana Luisa de Ulloa Halcón de Cala, hereda todos sus bienes el 29 de junio de 1821. Tiene 69 años. Soltera como sus dos hermanos, le concede inmediatamente un poder notarial a su primo Benito, el Marqués de casa Ulloa, para administrarle sus bienes. Estos son los cortijos de Gómez Cardeña, Salvador Díaz, Sorvitos, Valcargado, La Ventosilla y Villar del Puerco, más de 3000 hectáreas de las que su difunto hermano le transmitió en la sucesión los derechos de los arrendamientos. Al Marqués ese poder le viene al pelo : el 21 de junio de 1819, para arrendar el Toruño, él también ha tenido que pedir dinero a don Vicente José Vázquez.
Los tiempos son duros. En 1821 nuevos enfrentamientos que provocan tensiones. La Condesa de Vistahermosa toma partido y borda un estandarte con los reales colores, pero Utrera se resiste hasta que, en 1823 Fernado VII recupera todo su poder. Acto seguido, el Rey pasa por Utrera donde se le organiza una corrida.
Para recibirle, el cabildo le pide prestada una fuerte suma a don Vicente José, a cambio de la cual le renta 4000 fanegas de marisma.
En 1823, la Condesa de Vistahermosa, para poder mantenerse a flote, vende sus toros. Cinco compradores se los reparten : Antonio Melgarejo, Salvador Varea, Fernando Freire, Joaquín Giráldez y Juan Domínguez, el Barbero de Utrera, quien entonces tiene 52 años.
( Continuará )
Mis felicitaciones, por realizar tan agradable la lectura de toda una historia en la formación de un encaste por unos grandes ganaderos.
ResponderEliminarEnhorabuena Sr Cifuentes.
Administrador :
EliminarMuchas gracias por su grato comentario que me sirve de gran apoyo. Cordiales saludos.
Excelente exposición de hechos sucedidos en la zona de Utrera en la época de 1800. Ganadería, historia, familias, nobles y como no... el toro. Me queda la duda sobre la acusación de afrancesado, en esos años Utrera contaba con el ejercito reunido por la Junta de Sevilla, el ejercito andaluz, a las ordenes del general Castaños, el mismo que gana a las tropas de Napoleón en Bailen. En 1806 no estaba ocupada Utrera por los franceses, creo pudo ser sobre 1810 cuando ya se hacen con el control casi total del país. Enhorabuena señor, he disfrutado mucho leyendo y he aprendido mucho con su capítulo. Un saludo.
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