viernes, 22 de enero de 2016

INVIERNO, LOS TENTADEROS DE MACHOS



Los tentaderos de machos, también se realizan en invierno, la diferencia con el de las hembras es que en el de los machos se realiza sin el concurso del capote. La razón es obvia, el animal toreado y no aprobado como semental sólo tiene una opción el " matadero ".
En la tienta de machos se procura que estén las personas verdaderamente imprescindibles. A los invitados a los tentaderos se los intenta citar en otra ocasión.
Aparte del ganadero y del picador, que suele ser algún varilarguero en activo de cualidades contrastadas, asistirán algún matador verdadero conocedor del tema.
Cabe recordar que la tienta de machos no es un espectáculo, más bien dentro del laboratorio de la ganadería se pretende poner de manifiesto el comportamiento psicológico y dinámico del animal.
La finalidad del tentadero de machos no es otra que probar la resistencia al castigo de la puya por parte del eral que se tienta, siendo observados y valorados por el ganadero aspectos como la acometividad demostrada al entrar al caballo, la forma de embestir más o menos limpia, los movimientos realizados por la res y, sobre todo, las manifestaciones exteriorizadas por el animal al aplicarle la puya.
Sanz Egaña decía que la " acometividad ", es un carácter psicológico trasmisible por herencia. Tentado reses jovenes, se consigue que acusen el instinto, pero no el poder. La bravura es cualidad activa, nerviosa, en relación intima con el sistema neurohormonal; el poder representa resistencia, combustión orgánica. Comprobada la impulsividad en la tienta, el poder es fácil de adquirir con el tiempo, alimentación y ejercicio.
Sólo se tientan aquellos machos que proceden de las mejores reatas de la ganadería.
Si el eral se aprueba en la prueba con el caballo, este si será capoteado y muleteado.
En el tentadero de machos, el picador se coloca a contraquerencia, en el punto más alejado de la puerta por la que ha salido la res.
Se espera unos minutos para comprobar las reacciones del eral, de tal manera que, en muchas ocasiones será el mismo el que se pondrá en suerte frente al caballo.
Los toreros intervinientes provistos de ramas de encina en número de tres o cuatro, llamarán la atención del animal y lo llevaran hasta el burladero más alejado del picador, donde al menos llegaran dos toreros para ayudarse entre ellos y tratar que el animal quede fijo en el burladero, y que el picador le llame y el eral acuda con templanza, fijeza y codicia.
Los que permanezcan en los burladeros de los lados tendrán la función de cortar en el caso que estén en un apuro los dos compañeros encargados de tirar del eral desde el caballo hasta el burladero más alejado.
Qué duda cabe de que ante cualquier accidente, como pueda ser la caída del picador, el derribo del caballo, o el resbalamiento de algún torero, en caso extremo, tendrá que realizarse el quite de la forma que sea. Lo primero es intentarlo con los instrumentos de los que dispone a cuerpo limpio y con las varas, pero, en el peor de los casos, de tener que utilizar un capote en caso de verdadera necesidad, de no aprobarse para semental, tendrá que ir al matadero en el caso de haberse toreado con el capote.
Hay erales que de salida actúan con espectacularidad, yendo con alegría y bravura al caballo, pero que, a partir del tercer o cuarto puyazo, comienzan a hacer cosas menos positivas, como hacer sonar el estribo del picador cebeceando, salirse de la suerte al llegar al peto, repuchandose o tardear en la embestida. El futuro semental debe de ir de menos a más.
En el caso de torearlo de muleta el torero deberá descubrir lo que el animal lleva dentro, darle sitio para ver el estilo de la embestida, llevarlo largo para ver su recorrido, torearlo por ambos pitones para ver si rompe, que tome la muleta con continuidad, con codicia y mucha fijeza.
Y otro aspecto importante a considerar es obligar la pelea en los medios, de esa manera observaremos si realmente es bravo y soporta la lucha fuera de su terreno o si, por el contrario, se raja y se refugía en su querencia, recurriendo a las tablas.
Así, poco a poco, el ganadero irá valorando los parámetros y situaciones, de acuerdo con el concepto que él tenga del toro de lidia.
En general se selecciona bravura, poder, clase, transmisión, agresividad, repetición, movilidad, codicia, casta, raza, nobleza, temple, fijeza y sobre todo que aguante el máximo tiempo embistiendo.
Pero, además se busca también una animal con unas condiciones morfológicas determinadas ; tamaño, hechuras, proporciones, encornaduras, etc.
La bravura es la modificación de la fiereza para, por selección, ser útil durante la lidia, consiguiendo que el toro acometa con constancia. Es la cualidad del animal consistente en ir siempre donde lo llamen de forma codiciosa, es decir, embestir atacando.
El poder es el parámetro resultante de la fuerza y la resistencia.
La clase es la bravura con calidad. Aquel que, humillando, embiste repetidamente, entregándose a la faena, sin derrotes.
La transmisión es una característica del toro bravo con clase, consistente en que su arrancada, aun siendo suave, da sensación peligro. El toro que trasmite da emoción.
El temple es el embestir a los engaños lenta y rítmicamente, es decir, manteniendo la misma velocidad y el mismo compás durante la ejecución de la suerte.
Cuando se consigue que algún eral supere la prueba, se tiene muy en cuenta como reacciona ante la libertad. Una vez abierta la puerta de la plaza de tientas pueden darse tres situaciones. La primera que corra a reunirse con sus compañeros que se tentaron el mismo día; la segunda, que se niege a salir y observe a su alrededor, como expectante y, hasta cierto punto, con una actitud de reto y la tercera - los menos - aquel que, una vez atravesada la puerta de la libertad acude de nuevo si algún torero le llama con la muleta y le torea de nuevo en la amplitud del cercado.
Generalmente, cuando se selecciona un novillo para semental, se suele realizar una prueba de cubrición sobre un pequeño lote de vacas, y no se vuelve a utilizar como tal hasta que se prueba la descendencia. Hace falta que ligue. Esa será la auténtica tienta. ¡ la nota de sus hijos !.
El acoso y derribo es una faena de campo más realizada en la dehesa. Actualmente sólo se realiza en un reducido número de ganaderías. Aquellos que responden bien y son aprobados por el ganadero, meses después, y una vez recuperados, son sometidos a la retienta en la plaza de tientas, es decir, se realiza una doble tienta, de manera que los animales verdaderamente bravos que superen la prueba, van a tener unas ciertas garantías contrastadas para ser, potencialmente buenos sementales,





2 comentarios:

  1. Mariano,
    Siempre el mismo placer a visitar tu blog y leer sus entradas, sobre todo escuchar, leer, aprender, con respecto y admiración.... Voy a traducir unas lineas y publicarlas en mi blog, con su permiso, para probar combatir contra los antis que son antis porque no entienden nada de la corrida y de los toros
    Un cordial saludo

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  2. Pedrito .
    Es un placer Pedro que lo publiques en tu blog al fín y al cabo el objetivo que persigo es aumentar afición a nuestra incomparable Fiesta.
    Cordiales saludos.

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