jueves, 3 de diciembre de 2015

MEMORIAS DE LA EDAD DE ORO DEL TOREO



La Edad de Oro del toreo, la de José y Juan, tiene unos límites que se pueden precisar.
Comenzaría con la alternativa de Juan Belmonte el 16 de octubre de 1913, de manos de Machaquito. en Madrid, y terminaría el 16 de mayo de 1920 en Talavera de la Reina.
Entonces, en 1914, se decía que la empresa de Madrid hacía constar que en sus contratos con Joselito y Belmonte no torearán juntos en ningún día festivo, - ocho corridas Belmonte y siete Joselito - y que ambos se encontrarán en el ruedo madrileño los días 2 y 3 de mayo.
Pero también se decía por la calle Sevilla que Vicente Pastor había pedido 1000 pesetas más que Belmonte, y que Rafael " El Gallo " no pedía más. pero exige 1000 pesetas más por cada toro de Belmonte que tenga él que matar ; y se preguntaban los belmontistas : ¿ y quién va a matar los toros que deje vivos Rafael " El Gallo ? "
Bombita y Machaquito no toreaban en Madrid, por su disgusto con Mosquera.
La afición quedaba desamparada ; no había competencia, no había emoción.
La gente iba a los toros pesarosa, triste, su afición le pesaba como una losa.
En busca del torero en quien modelar el ídolo, no perdía movimiento, comentaba el gesto de los lidiadores, y los 13011 espectadores de la plaza de Madrid escrutaban con sus 26000 ojos. Pero un día, un lidiador de los del montón, de los que no toreaban más de 15 corridas durante el año,estoqueo un toro con rectitud y guapeza, y en la plaza brilló un relámpago de optimismo, se tocaron palmas, se cambiaron miradas de ansiedad, interrogantes ¿ será éste ? ; pero ante el temor de una desilusión, nadie se atrevió a comentar en voz alta.
La faena se repitió. Dos toros más cayeron estoqueados magistralmente, saliendo muertos de los vuelos de la muleta cuando el matador transponía el costillar. Ya no cabía dudar, ni era posible contener la impaciencia por más tiempo. Un grito de entusiasmo salió de la plaza.
Ya teníamos uno ; uno que despuntaba nada menos que estoqueando, lo más difícil, lo que más escaseaba : un mirlo blanco de la torería.
Y, de repente, la afición con esa vehemencia que caracteriza, lo pusieron en el pedestal para adorarlo como a un dios.
Lo sacaban todas las tardes en hombros, pero no hasta el coche, según costumbre, sino hasta la Puerta de Alcalá, siguiendo el carruaje detrás, de respeto, como en las grandes solemnidades.
Una tarde, rompiendo moldes y tronchando la majestad rígida, inflexible, única, de la Plaza de Madrid, le concedieron el honor de cortar una oreja a un toro.
El ídolo fue consagrado ; era intangible ; profanación discutirle ; un alamar arrancado por un toro, era reliquia.
Todo en él parecía excepcional : que viviese en casa con ascensor, que no se riese nunca.
Ese  torero - ya no hace falta decirlo - era Vicente Pastor.
Con una modestia que parecía nacer de la desconfianza, tenían que obligarle mucho para que diese la vuelta al ruedo después de una colosal faena indiscutible.
- Riete hombre - le decía el público.
Y Pastor no reía ; recibía los aplausos, las exaltaciones del pueblo, con recelo. A veces sonreía como preguntando : " ¿ Durará mucho esto ? "

En abril de 1914, tuvo un fuerte percance en Murcia, Juan Belmonte, que le había contrariado mucho, muchisimo. Su afán por torear en Sevilla era grande y legitimo.
Pero Belmonte, se hubiese sometido a las prescripciones facultativas si no le hubiesen ido con habladurias.
- ¿ Qué se dice por ahí ? - preguntaba Belmonte, imposibilitado de salir del cuarto del hotel.
- Pues se dice...., nada ; no se dice nada.

Y había guiños de ojos y subidas de hombros.
- Pero ¿ pasa algo ?
-  ¿ Y por qué no decirselo ? Es mejor que lo sepa.
- Por mi......
- Pues, para que lo sepas, se dice que Juan Belmonte no tiene nada, y que lo del pie es un pretexto para no torear en Sevilla con Joselito.
-  ¿ Eso dicen ? - asombrado.
- Eso dicen - rotundo, afirmativo, apoyando con un rápido ademán el brazo derecho, con dedo índice estirado.
Belmonte estira la boca más que nunca y pregunta, después de una pausa, sin dar importancia :
- ¿ Qué día es el de los miuras ?
- Creo que el martes .
- Si, en efecto ; el martes.
Y el lunes, cuando el médico le dice que continué con el reposo, Belmonte le contestá que se va a Sevilla, a torear el martes la corrida de Miura.
- No es posible.
_ Es necesario.
- Vas por una cornada.
- Voy por lo que Dios quiera.
Y se fue a Sevilla y toreó con éxito la corrida de Miura.
Y Belmonte salió en triunfo de la plaza de Sevilla.
Pero en la Edad de Oro del toreo hay una " prehistoria " que se inicia con el apendizaje de Joselito y Belmonte y un larguísimo épilogo después de la muerte de Joselito, época en la que Juan Belmonte absorbe, elabora e incorpora la sabiduría y el ejemplo de Joselito.
En ese épilogo Juan Belmonte depura su técnica y su arte.
Para algunos, torea entonces mejor que en ningún otro momento de su vida. Juan e incluso Ignacio Sánchez Mejías afirmaron entonces : " José está más vivo ahora que todos nosotros ".
Las alternativas de Joselito y Belmonte ponen el punto final a una época, la de los " naides " : ellos fueron los ídolos, junto a ellos Rodolfo Gaona, Vicente Pastor, Rafael " El Gallo ", Manuel Mejias " Bienvenida ".
Pero el encuentro entre Joselito y Belmonte, da lugar a un bipartidismo enardecido.
La revolución que todo el mundo comenta en 1913 es la de Juan Belmonte. Novillero desconocido, sin antecedentes taurinos,, que ha brotado de la lucha por la vida, desde las más humildes capas. Han bastado unas escasas actuaciones, con vestidos de torear alquilados, para lanzar a la fama un torero nuevo. Frente a esa nube de tormenta que era el belmontismo incipiente estaba el sol radiante, la celeste hermosura de la majestad serena y equilibrada del toreo de Joselito, suma y compendio de todas las normas clásicas del buen toreo.
Guerrita dijo su sentencia : " Eze niño ha jecho cosas que no las habemos jecho más que Lagartijo, yo y él, Joselito, ezo é un monumento ".
Joselito fue el primer torero en la historia que llegó a la cifra de 100 corridas toreadas en una sola temporada, pues sumó 102 en 1915, 105 en 1916 y 103 en 1917.
El año que más toreó Juan Belmonte García fue el de 1919, que sumó 109 corridas.
Así eran las crónicas de aquella época, la de la Corrida de la Cruz Roja, con Rafael " El Gallo ", Joselito y Belmonte.
Pero si ayer se eclipsó el sol rafaelista - permitid á mi Gallismo una pizca de esperanza para no creer y escribir que se " puso " - lució más esplendido que nunca el sol joselista.
Es la ventaja que tenemos los Gallistas para satisfacción nuestra y rabieta de los contrarios. Se nos va ó se esconde uno ; nos queda otro.
Es mucho Joselito. ¿ Que ya lo he dicho doscientas setenta y tres mil veces ? Pues todavía no llegan ni a la quinta parte de las que hay, para decirlo para empezar á dar idea de la enormidad de torero que hay en José.
Si algún hombre nació para su oficio, ha sido Joselito. El lo sabe todo, y lo que no, lo presume, y lo que no, lo inventa.
¡ Y todavia hay quien lo niega !.......
Santa Lucia bendita les conserve la vista.
Es mucho Joselito
Que le echen lo que quieran. Ayer, los dos peores. ¿ Y qué ?
¿ Cuantos toreros hubieran podido con estos dos toros ? El y sólo él.
Los demás toreros, tienen un toro de su estilo : Joselito tiene un estilo para cada toro.





2 comentarios:

  1. Siempre el torero Infinito y eterno y único, nos queda la Esperanza de su futuro. Un abrazo Amigo D. Mariano!!!

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  2. Amigo Juan :
    Muchas gracias por tu comentario y que sigas con esa gran afición. Un abrazo

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