miércoles, 9 de enero de 2013

IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS ( CAPÍTULO VI )





El día 15 de mayo de 1920, se celebra en Madrid la corrida de San Isidro, se lidió una corrida de doña Carmen de Federico, para Joselito, Belmonte y Sánchez Mejías.
Joselito, llevo las de perder. En vez de los murubeños, se encontró con dos sobreros de Salas, mansos.
La corrida de doña Carmen que parece que tenía glosopeda, fué un escandalo, el público batió toda la tarde palmas de tango y el A.B.C., en su crónica la titulaba : " Habeís estado fatales ".
En principio se anuncio una corrida de Albaserrada que no se pudo lidiar por ser corta de pitones.
Joselito decía que se desecharon por tener poco respeto en la cabeza, pero que el público no creyera que no eran peligrosos esos toros, que eran más certeros y rara vez enganchaban sin herir.
El público les insultó aquella tarde.
- Joselito propuso a Belmonte.
- Oye.... ¿ y si no volviéramos por aquí durante unos meses ?.
Esto no se puede aguantá, Juan.
Vámonos de la plaza de Madrid. Que vengan otros toreros.
- Tienes razón, contestó Juan Belmonte.
Después de la corrida en un céntrico café madrileño se encontraba esperando al famoso banderillero valenciano Enrique Belenguer " Blanquet ", peón de confianza del maestro de Gelves, se trataba de Manuel Soto que con José le unía una gran amistad, y el objeto de su visita era saludarle y, al mismo tiempo, anunciarle que su madre, que tanto le quería, le mandaría en aquellos días una preciosa imagen de plata de la Virgen de los Desamparados, Patrona de Valencia, que le había pedido el espada sevillano.....
Mientras esperaba al gran rehiletero y paisano, en las mesas contiguas se comentaba a voz en grito que Joselito, disgustado por la actitud de una parte del público madrileño en la corrida de la tarde, había decidido no actuar en Madrid en lo que restaba de temporada, y que al día siguiente iba a torear en Talavera de la Reina.
- Estos mandones de hoy - decía uno -, cuando no se les aplaude, se enfandan, e imitan al " Guerra ", diciendo : " En Madrid, que toree San Isidro ".
- ¡ Tiene razón Joselito !- le contestaba otro -. Se han portado muy mal con él esos " pelmazos " de aficionados, que le gritaron sin motivos y le tiraron las almohadillas. A eso no hay derecho, pues quieran o no quieran, José es el " Papa " del toreo.
Y cuando la discusión tomaba carácter de violencia, por la puerta del establecimiento entraba " Blanquet ".
Llamó Manuel Soto al camerero, pagó la consumición, y salió al encuentro con el banderillero. Este excusó su tardanza y, sin querer tomar nada, salieron del café, dirigiéndose a la calle Arrieta, al domicilio del maestro Joselito.
Al verlo, Joselito le abrazó con el afecto de siempre y Manuel Soto y José se preguntaron por los suyos:
- ¡ Que, Manué !..... ¿ Cómo están tus pares y hermanos ?
- Muy bien. Por cierto que mi madre me ha encargado te diga que un día de estos recibirás la imagen de la Virgen de los Desamparados, y que te dé las gracias por la medalla que le has mandado de la Macarena.
Luego hablaran de los amigos que tenía en Valencia, de cosas de toros, y Manuel le comentó lo que había oído en el café referente a él.
Joselito, al oir sus palabras, se puso serio y le dijo :
- Soto, se han portao mu má conmigo. Tú sabe bié que yo siempre sargo ar rueo a sé Joselito y a que naide me gana la pelea.
Si tuviera un hijo er día de mañana y artenara con é, no me dejaría dá coba..... Las almohadillas de esta tarde me han jecho mucho daño, porque no las meresía.
- Veo José, que estás dolido ; pero piensa que por culpa de unos insensatos no debes privar a la afición madrileña que te admire y, además que este gesto tuyo lo pueden tomar los aficionados por un acto de soberbia......
- ¿ Soberbia yo ?..... Tú, bié me conoses, Lo que me hiere es la injustisia, bien sea conmigo o con mis compañeros.
No quiero hablá de erte asunto, que me saca de mis casillas. Vente conmigo mañana a Talavera.
- Lo siento, José, pero no puedo aceptar tu invitación.
He venido a hacer unas gestiones urgentes y quiero terminarlas pronto. Cuando regrese el lunes, te prometo que vengo a comer contigo.
Con un fuerte abrazo se despidieron, cuyo abrazo quiso el destino fuera el último que se dieron.
La corrida del día siguiente 16 de mayo de 1920, en Talavera de la Reina se organizó por el hijo mayor de la Viuda de Ortega que arrendó la plaza para lidiar sus toros y vino a Madrid a contratar a Ignacio Sánchez Mejías. Contratado éste y como la plaza es pequeña y no tiene defensa para la Empresa, se pensó en poner dos toreros de poco precio. Se barajó el nombre de Larita, torero valiente, barato, y de variado repertorio.
Ignacio le recomendó a Paco Madrid al empresario, y así quedó pensada la corrida.
Fué el empresario y ganadero al café Regina de Talavera, para tratar la venta de unos novillos para Ciudad Real, y allí se encontró con don Leandro Villar, quien le dijo :
- ¿ Por qué no lleva usted, Ortega, a Rafael el " Gallo " que daría más cartel a la corrida y además lleva buena temporada ?
- Porque aquella plaza no dá para tanto.
- ¿ Me cede usted el negocio de empresario, usted lidia los toros de su madre, y me comprometo a llevar a Rafael " El Gallo ".

( Continuará)







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