Un año más, y con este son veintinueve los herraderos celebrados en Encina Hermosa.
El tiempo fue magnifico, a primera hora algo frío teniendo en cuenta que los preparativos empiezan a las siete de la mañana, pero durante el día la temperatura fue primaveral.
El herradero se realiza en el mueco que todos conocemos y que llamamos el cajón de herrar. Todo de hierro en su salida tiene un hueco para que el becerro introduzca la cabeza y quede atrapado quedando inmóvil. Una vez atrapada la cabeza se baja el lateral del lado donde se van a poner los hierros y se pasan dos cadenas que rodean el cuerpo del becerro quedando totalmente amarrado.
Si es macho se le quitan los crotales, que se guardan cosidos a un papel con el número de fuego asignado, se guardan, pues tienen que acompañar al animal el día que le lidie con el resto de la documentación.
A continuación se le hace la señal en las orejas que cada ganadero tiene establecida cuando ingresa en su Asociación de Ganaderos, en mi caso es, horca en ambos orejas,antiguamente le llamaban a esta operación " fañar ".
Cada persona presente en el herradero tiene su misión y por tanto todas las operaciones se realizan simultáneamente.
Aprovechando su paso por el cajón se desparasitan y se colocan todos los hierros necesarios.
Número de orden, este año los machos fueron del número 1 al 60, el guarismo del año le correspondía el número 1, la marca de la ganadería así como la marca de la Asociación a la que pertenece el ganadero.
Se hierra con dos numeraciones con los 10 dígitos repetidos, el 6 y el 9 se utilizan indistintamente, por tanto son 2 con la marca de la ganadería, otros 2 con la marca de la Asociación, en total 22 hierros tienen que estar colocados en el fuego.
Hasta hace unos años en los tentaderos de machos estaba presente una pareja de la Guardia Civil.
El herradero en la ganadería es un espectáculo cargado de emotividad y vistosidad incluso uno de los más laboriosos.
Cuando se han marcado aproximadamente la mitad de la camada, se hace un alto en el camino, la ganadera tiene preparadas tortillas, embutidos, empanadas, etc., que acompañadas de vino para que los participantes en el mismo tomen fuerzas hasta la comida que se realiza algo tarde a partir de las 4 de la tarde.
En realidad el herradero de machos y hembras es el primer " Acto Litúrgico " del ganado bravo.
Hasta ese día los becerros eran anónimos y desde el herradero se convierten en una cabeza más de la ganadería con su nombre y su número de fuego.
Herrar como todo en la vida, una vez se realiza no tiene ninguna dificultad, más que nada es una faena de mucha precisión. Al poner un hierro sobre la res hay que hacerlo con firmeza pero a la vez con suavidad, " campaneando " el hierro para que salga perfecto y evitar el borrón, si apretamos pensando saldrá mejor se escurre y cuanto más se aprieta más se va.
El viernes día 25 herramos 46 hembras y el sábado 26, 60 machos, del 1 al 60.
Poco a poco nos vamos recuperando en cuanto al número de machos herrados pero todavía estamos distantes del ciento que herrábamos hace unos años.
A las hembras se les sigue la numeración en el número donde quedó el año anterior, este año pusimos del 414 al 459, a los machos empezamos en el nº 1 cada año.
Dentro del tentadero de machos al herrar al becerro nº 11, Pañofino, al salir del cajón en vez de correr y reunirse con sus compañeros de camada se volvió inesperadamente hacia el lugar donde estaban todas las personas que realizan el mismo y cada uno tuvo que subirse, colgarse de lo que tuviera a mano, gracias a la habilidad y agilidad de Abel Carpintero Gómez-Platero lo pudo alejar del grupo de personas.
Pero al momento nos venía a visitar arrancándose desde muy lejos y creando el consiguiente alboroto entre los presente en el herradero. Después de alejarlo varias veces, pues siempre volvía, lo tuvieron que alejar con un caballo y Pañofino pegado a la cola del caballo hasta el final de la cerca.
Después de ver con la clase y temple que se arrancaba el nº 11 Pañofino, hijo de Miliciano y de Pañofino, no creo se quede sin tentar cuando llegue a eral.
Los que no fumamos normalmente, después del herradero te notas como si te hubieras fumado varios paquetes de tabaco, por la nube de humo blanco que te envuelve el rato de poner el hierro y que sin querer se va absorbiendo. En el campo dicen que ese humo cura los constipados.
Con la operación de señalar las orejas es interesante no sólo porque se puede distinguir los animales de una ganadería de los de otra, sino porque la pequeña hemorragia de sangre que se produce los descongestiona del esfuerzo y la sofoquina que sufre el animal en el cajón.
La lumbre tiene que ser conducida sabiamente, a fin de que, en todo momento, cualquier hierro que se solicite " esté bueno ", pues si por venir fríos no señalan bien hay que volver a por otro igual, con la consiguiente pérdida de tiempo, de ahí el tener dos numeraciones siempre en el fuego.
Este año nos acompañaron en el herradero David García Albacete y Abel Carpintero Gómez Platero, que nos ayudaron eficazmente en el desarrollo del mismo.
En el herradero de machos, recibimos la visita de Javier Salamanca, de la Asociación del Toro de Madrid, y Javier Sanz Berrioatergortua, del blog " El Rincón de Ordoñez " al que acompañaban su esposa e hija.
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