sábado, 2 de junio de 2018

EL SUEÑO DEL ABUELO




Abuelo, llévame mañana a los toros. Nunca me llevas. Veremos a ver si hay entradas. La corrida de mañana es la del Domingo de Resurrección en la Maestranza y se suele poner el cartel de " no hay boletos ". Y yo voy a los toros mucho pero sin pagar reventa. Para el abuelo fue una auténtica satisfacción que su nieto le pidiera que lo llevara a los toros. Además, si lo conseguía aficionar, ya tendría compañía asegurada en muchos años, ya que con sus hijos no había conseguido inculcarles ni un ápice de afición a los toros, a pesar de sus innumerables intentos.
Antes de las diez de la mañana, ya iban abuelo y nieto camino de la calle Adriano, a las taquillas de la Maestranza. A lo largo del Paseo de Colón fueron numerosos los reventas que les ofrecieron : " para esta tarde, sombra, tendidos bajos, que no hay en taquilla ". Al pasar por la Puerta del Príncipe, se detuvieron : -¡ Cuántas ilusiones ha suscitado esta puerta ! - dijo el abuelo. Salir por ella, en volandas, es el sueño permanente de todos los toreros.
- Abuelo, ¿ por qué se llama la Puerta del Príncipe ?
- No lo sé exactamente. Luego lo miramos en casa en los libros que hay en la biblioteca. Lo que sí te puedo decir es que los que han salido por esa puerta me han deparado las mayores emociones de mi vida. He visto salir en hombros a tantos : a Antonio Ordóñez, a Manolo Vázquez, a Curro Romero, a tantos y tantos - añadió con infinita nostalgia el abuelo.
En la Maestranza para salir por la Puerta del Prncipe hay que cortar, por lo menos tres orejas en la misma corrida. En el resto de las plazas, la costumbre es salir por la puerta grande con dos orejas. En Sevilla también existe la llamada puerta principal, por la que pueden salir a hombros habiendo cortado dos orejas.
Ya estaban frente a la taquilla. Todavía no habían abierto. En la cola más de cincuenta personas. - Parece ser que hay baile de corrales - dijo uno de los de la cola -. Ayer, en el previo los veterinarios echaron tres para atrás, y están trayendo más toros del campo.
Abuelo, ¿ y por qué los echan para atrás ?
- Dos por falta de trapío, y otro parece que tenía un pajazo en un ojo - contesto el señor de la cola.
- Y qué es un pajazo - preguntó el niño.
- Es una mancha a modo de cicatriz, en la córnea transparente del ojo de los toros producida al rozar con las cañas de los pastos de la dehesa - respondió el abuelo.
- Niño, ¿ sabes lo que es el trapío ? - preguntó el señor de la cola metiéndose en la conversación.
- Pues que el toro es grande - respondió.
- No es exactamente eso - puntualizó el abuelo -. El trapío es más bien, cómo te diría yo para que me entiendas, pues mira.... como la buena planta. Un hombre puede tener buena planta y no ser grande. Armonía, proporción en todos sus miembros. Eso es un toro con trapío.
Les llegó el turno en la taquilla, el abuelo pidió dos gradas del 3 o del 5.
- No señor . respondió el taquillero. La sombra está casi toda abonada. Tengo dos tendidos de sol y sombra.
- Buenas son. Total, ahora en abril, un par de toros al sol se aguantan bien.
Abuelo y nieto salieron andando hacia la Puerta del Arenal.
- Vamos a llevarle a la abuela churros calentitos para desayunar.
Encaminaron sus pasos hacia la churrería de Juana y se llevaron una rosca.
- Hay que ver que caros son los toros en Sevilla. En Madrid son mucho más baratos.
Cuando llegaron a casa, antes incluso de desayunar, fueron a la biblioteca a consultar el tema de la Puerta del Príncipe. El abuelo tenía un libro sobre la Maestranza. De la consulta dedujeron que la Puerta del Príncipe se integraba en el conjunto arquitectónico con el Palco del Príncipe, y servía de acceso a éste. Se construyó para el primer hermano mayor que tuvo la Maestranza, el infante Don Felipe de Borbón, hijo de Felipe V.
Los churros ya se habían enfriado y la abuela hubo de calentar hasta tres veces la leche para el   "colacao " del nieto y el café de su marido.
Cuando llegaron a los corrales de la plaza, todavía no había terminado el reconocimiento.
- Abuelo, ¿ no me dijiste que el apartado empezaba a las doce. Son las doce y media y todavía no ha empezado.
Estan terminado de dar el visto bueno a los sobreros.
- ¿ Los sobreros para qué sirven ? - preguntó el niño.
- Los sobreros están destinados a sustituir a algún toro que pueda inutilizarse en la lidia.
- Y los toros que devuelven a los corrales, ¿ puede curarlos y utilizarlos otro día ?
- No, en absoluto, una vez han salido al ruedo y devueltos, es obligatorio apuntillarlos.
Ven - dijo el abuelo -, vamos a acercarnos a ese grupo de banderilleros, que están haciendo los lotes.
- Yo creo que el 57, es el más terciado, debe ir con el 14, que es el más descarado de la corrida.
- De acuerdo, - terció el apoderado.
El mayoral de la ganadería se quitó el sombrero y se lo ofreció al presidente para realizar el sorteo.
Una vez sacaron del sombrero las papeletas con el lote de cada matador iniciaron la operación del apartado y enchiqueramiento de los toros.
Una vez enchiquerados, el público se marchó a comer y las cuadrillas a informar a sus matadores.
Con antelación después de comer con la abuela, emprendieron el camino a la plaza. La liturgia de los toros debe de empezar en la forma de ir a la plaza.
A medida que iban acercándose a la Maestranza, la riada humana iba haciéndose más densa y el bullicio mayor.
Al llegar a la plaza sintieron el fogonazo de luz que despedía la fachada de la Maestranza. Entraron en el recinto y, antes de subir recogieron sendos programas de mano y adquirieron almohadillas.
A la hora en punto, el presidente sacó el pañuelo blanco, ordenando el comienzo del paseíllo. Se abrió el portón y aparecieron a caballo dos jinetes ataviados con ropas negras y un sombrero con plumas.
- Abuelo, ésos son los alguacilíllos, ¿ no ?, ¿ de qué van vestidos ?
- Van vestidos a la usanza del tiempo de Felipe IV. Como ves llevan una capa corta, cinturón ancho de cuero con hebilla para sostener el calzón y botas elásticas. El sombrero es de tipo chambergo, con alas recogidas y con plumas de colores como adorno.
- Y para que sirven.
Tienen un papel simbólico y otro real. El simbólico es el de hacer el despeje de plaza, pues antes existía la costumbre de que el público se paseara por el ruedo antes de comenzar el festejo. Son los encargados de, también de recoger de la presidencia la llave de los toriles. Su función real, hoy, es servir de transmisor de las órdenes del presidente y del delegado gobernativo en el callejón, así como de entregar los trofeos a los matadores que los consiguen.
Se abrió el portón y apareció uno de los desfiles más vistosos y brillantes que pueda uno imaginarse. Los tres espadas franquearon la puerta y se pararon a unos dos metros de la misma.
La banda de música del Maestro Tejera, comenzó a tocar el pasodoble Maestranza Sevillana. Se inicia el paseo. Hay algo de superstición y mucho de rito religioso en ese momento. De superstición, en cuanto que es normal tocar madera y fijarse con qué pie se inicia el paseo. De rito religioso, en esa mirada atrás de los maestros hacia las cuadrillas, " que Dios reparta suerte ".
Detrás de cada uno de los tres matadores - en linea se situaron, por orden de antigüedad, sus tres banderilleros y después los picadores a caballo.
Cerrando el cortejo, los monosabios, los areneros y las mulillas. Según fueron llegando debajo de la presidencia, el presidente les hizo un saludo con inclinación de cabeza, los toreros cambiaron la seda por el percal.
- Abuelo, ¿ qué hacen esos toreros toreando al aire ?
- Están toreando al miedo. No, están quitando las arrugas del capote, que ha estado plegado, tanteando el peso, y , sobre todo, estan calmando los nervios ; unos por estar impacientes por que salga el toro ; otros porque en ese momento les gustaría que no saliera nunca.
- Abuelo, ¿ volvemos el domingo ?, la sonrisa del abuelo al nieto lo decía todo.... su sueño, se había cumplido.







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