miércoles, 4 de septiembre de 2013

RONDA..... Y SUS TOREROS ( CAPÍTULO II )


Francisco Romero, fundador de la dinastía, nace en Málaga el 12 de mayo de 1695, y a Ronda le cabe la gloria de adoptarlo, a muy temprana edad, como hijo suyo. Es Francisco Romero un ilustre personaje y uno de los primeros toreros en la transición hacia el toreo a pie, se le atribuye la consolidación de un lienzo blanco sostenido por un palillo - la muleta - y se dice fué el primero en enfrentarse a los toros en la suerte de recibir.
En el año 1726 empezó a sobresalir a pie Francisco Romero, el de Ronda, usando de la muletilla, esperando al toro cara a cara y a pie firme y matándole cuerpo a cuerpo.
Este hecho tiene un extraordinario relieve en la larga historia del toreo, pues a la vez que enaltece la imagen del antiguo " matatoros ", dignifica la profesión y a él le honra como torero y como hombre.
El matatoros era una profesión a cargo de unos individuos cuya tarea consistía en matar a pie toros salvajes que pastaban en los montes burlándolos al quiebro e hiriéndolos con la espada. Esta profesión en el norte de España, llegó a ser una habilidad muy bien retribuida y estimada como espectáculo bizarro por los nobles señores.
Además como pionero del toreo a pie y creador de esta dinastía de toreros, fué el primero que intuyó y empezó a poner en práctica las normas para que la Tauromaquia encontrara el camino del arte.
Antes de aparecer Francisco Romero, con la casta en bruto de unos toros pasados de edad, el único objetivo de los ganaderos de entonces era solamente desarrollar su máxima fiereza, y con la insaciable sed del público. una masa excitada, que sólo tenía avidez para ver lances aparatosos y llenos de peligro, la fiesta de los toros en esos años no era más que un espectáculo bárbaro plagado de sucesos lactuosos.
La llegada de los Romero representa el primer momento de reflexión y serenidad, y junto a los " Costillares " de Sevilla, nacen los toros como arte a pie con un canón sistemático, y todo el elemento primitivo de puros momentos irreflesivos del animal y el hombre, se acaba. Para ello, ha sido preciso una selección de las razas de los toros y también una organización de la lidia que empezó, sin duda alguna, con Francisco Romero, de Ronda.
Su hijo Juan Romero, cuyo nombre completo era Juan de Dios Romero de los Santos, nació en Ronda en el año 1927. Conocido matador que tuvo grandes éxitos en Sevilla y en Madrid, compitió con el sevillano del barrio de San Bernardo, Joaquín Rodríguez " Costillares ", siendo ambos quienes empezaron a poner orden en las cuadrillas y en el desarrollo de los festejos, así como en formalizar los contratos con las empresas. Este torero, tocado con el don de este arte que sólo da Sevilla, cuya esencia en exclusiva es distinción a la escuela sevillana, perfeccionó el primitivo y más elemental lance, elevándolo a verónica, quedando como única suerte en el toreo de capa, si bien desde orígenes, la suerte no era otra sino el oportuno quite que ennoblece a quien lo realizaba así como a la propia Fiesta, y la muestra más representativa está en que uno de los socorros más conocidos de la historia del toreo adquirió esta celebridad por el hondo contenido de las palabras con que luego su protagonista, Pedro Romero ( Foto de portada ), el segundo hijo de Juan y nieto de Francisco Romero lo justificaría. El suceso tuvo lugar en Madrid, a finales de mayo de 1785 :
Le hizo un quite al picador Carmona en la Plaza de la Puerta de Alcalá, debajo del balcón del Señor Corregidor, el picador cayó del caballo y el mismo quedó tendido y Carmona debajo, le hizo el quite y fué en estos terminos. Se levantó el caballo y se quedo Carmona tendido, y tratando de levantarse se quedó en medio del toro y Pedro Romero, que no podía hacerle el quite por tener delante a Carmona, estando el toro muy avanzado hacía él, se le ocurrió a Pedro Romero darle un empujón a Carmona que quedó en el suelo y le hizo el quite al toro con mucha velocidad sacando del apuro a Carmona que le dió un abrazo a Pedro Romero y le dijo : primero he de matar yo a usted que le mate un toro.
Una extraordinaria cualidad de Pedro Romero era ese sentido de la responsabilidad que tenía con un capote en las manos, que le inducía a estar siempre en la plaza en el sitio oportuno durante la lidia, el picador Cristobal Sierra comentó en cierta ocasión : " Con el maestro Pedro Romero se está tan seguro en el ruedo como en el tendido.
Su hermano José, cuyo rostro plasmó Goya en un extraordinario lienzo, destacó también como torero, pero estuvo poco valorado incluso por su propio padre Juan y su hermano Pedro, a pesar de que actuaron juntos en muchas ocasiones, se apartó de la familia y acabó siendo protegido precisamente por " Pepe Hillo ", con el que alternó el día de su muerte.
Su hermano mayor, Juan Gaspar, actuando como banderillero en la cuadrilla de su padre, resultó mortalmente herido en la segunda corrida de las fiestas de Salamanca el 16 de septiembre de 1773. Justo el día antes triunfaba Pedro Romero en la misma plaza destacando con capote y muleta, lo que propició que lo repitieran al día siguiente.
Pedro, que tantas vidas salvaría con sus quites providenciales, no pudo evitar la mortal cogida de su hermano a pesar de intentarlo desesperadamente.
Un gran desfallecimiento abatió su ánimo, hasta el punto de dar por terminada la temporada y de no verse con ánimos para torear en la siguiente.
Pero no terminaría aquí el infortunio de los Romero, de Ronda : el menor de los hermanos Antonio, por el que Pedro sentía una especial predilección, moriría también de una cornada, en la suerte de recibir, el 5 de mayo de 1802, en Granada, tres años más tarde de la retirada del maestro Pedro Romero.
Tendría Pedro Romero después de matar 5600 toros, sin sufrir un sólo rasguño, vivir el dolor de ver como perdieron la vida dos de sus hermanos en estos trágicos percances.
( Continuará )




Francisco Romero y Acevedo, abuelo de Pedro, y fundador de la estirpe de los Romero.



4 comentarios:

  1. Felicidades por la entrada. Como siempre, usted es impecable. Un cordial saludo.

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  2. Taurino Bogotá :
    Muchas gracias por su amable comentario que le agradezco. Cordiales saludos.

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  3. Mitos y leyendas, más que realidad absoluta. ¡Qué tiempos debieron pasar para que hoy no seamos capaces de dar sentido al rito entre todos los seguidores fieles!
    Como siempre enhorabuena, pero como pero, la duda, la increíble duda, por no dar tiempo en aquellos tiempos en que se sufrió la persecución taurina ilustrada de Carlos III y sus ministros, y quedarse los festejos en testimoniales festivos y benéficos durante muchos años como para que el gran Pedro Romero matara 5.600 toros. Por más que busco e investigo, sigo poniéndolo en duda. Y no lo niego porque no tengo datos para ello, pero tampoco de lo contrario. Aunque más me decanto por la leyenda, hermosa leyenda, que por la realidad.
    Un abrazo Mariano...es un placer seguirte.

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    1. Patxi Arrizabalaga :
      En primer lugar muchas gracias por tu gran comentario en el que reflejas las dudas que te sugiere los 5600 toros que dicen mató Pedro Romero.
      Efectivamente conservo en mi Museo Taurino una Real Cédula de fecha 14 de marzo de 1805, firmada por Carlos III prohibiendo las corridas de toros.
      Un abrazo.

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