También toreó en la temporada de 1925 en la Plaza de Madrid, el 10 de julio en la corrida de la Cruz Roja, en la que hacía cuatro años que no se le veía. Viene aún vendado de una cogida en Burgos, de un Miura, pero tan valiente como si jamás le hubiera abierto la carne el asta de un toro, y se hace aplaudir mucho, y corta una oreja, y el público le pide que no se retire de los toros.
A pesar de la oposición de la Unión de Empresarios, Ignacio toreó en 1925 setenta y una corridas.
Pero la nota más sobresaliente de la temporada 1925, fué que Ignacio, que andaba ya muy metido en las tertulias literarias de Sevilla y Madrid, sosprendió a sus seguidores " metiéndose " a periodista. Desde abril a julio simultaneó el traje de luces con la estilográfica. Eligió como tribuna de sus crónicas - no siempre dedicada al tema concreto de los toros - el diario sevillano La Unión, de pequeño formato ( como el A.B.C. ) pertenecía el periódico a la familia sevillana Fernández Palacios. Y su difusión era modesta.
Es curioso pero, por aquel tiempo, Ignacio no poseía la titulación académica del bachiller. Tenía pendiente asignaturas de los últimos años. De una tacada el diestro fué a la capital onubense y se sometió a la dura prueba de sacar " adelante " sacando un aprobado consolador, tenía 38 años y lo consiguió después de su segunda retirada en septiembre de 1929.
Uno de los primeros trabajos del improvisado periodista fué el titulado " La hora de Gallito y Belmonte " ; el quinto aniversario de la muerte de José ;" el gato que regalé a Belmonte " ; " En Melilla no se puede chaquetear " ; " Ése es el hijo del amo " ; " El que no quiera que le cojan, que se meta a obispo ".
En 1926 sigue toreando más en la lucha dura y aguerrida. El 15 de Agosto de 1926 toreaba en la Maestranza de Sevilla, Ignacio, estando en el callejón su peón Blanquet adivinó en el aire un espantoso olor a cera, igual que le ocurrió en Talavera el 16 de mayo de 1920 y que advirtió a Joselito que no debería salir al ruedo.
Se produjo un altercado entre Blanquet y Sánchez Mejías y el resto de la cuadrilla, para que no saltase al ruedo, Ignacio hizo su faena y la tarde acabó sin percances, entre burlas de los compañeros de Blanquet.
Aquella misma tarde, cuando se dirigían en tren hacia la corrida del día siguiente, Blanquet cayó fulminado en su asiento de un súbito ataque al corazón
Ignacio, torea en España 14 corridas y se va a México, donde actua en treinta y seis.
Regresa a España, tiene hecha la decisión de retirarse de los ruedos. Pero la oculta, con una gran fuerza de voluntad, para que los amigos y consejeros no traten de hacer desistir de su propósito.
En las tertulias taurinas donde se habla de toros, más insistente la pregunta ¿ es que no va a torear este año Sánchez Mejías ?
Se han celebrado ya muchas corridas. Y desde que llegó la primavera, dos espadas más figuran en la lista de matadores de toros. Félix Rodríguez y Joaquín Rodríguez " Cagancho ".
Sánchez Mejías en su finca de Pino Montano, donse ha llevado algunos muebles méxicanos, pero en la que conserva siempre su carácter andaluz, gusta de reunir a los amigos, de charlar con ellos y de poner unas cañas de manzanilla.
Pero la verdad es que Ignacio habla muy poco de toros y que quiebra - con el mismo garbo con que hace el esguince en sus famosos pares de banderillas. toda alusión en la charla al proposito de torear o al de no torear. Reservado y sonriente, esquivo a la ajena curiosidad, tan pronto hablando de negocios como de libros, un periodista que va a verlo a la finca puede escribir esto, que parece la renuncia del toreo :
He estado una hora con Sánchez Mejías y le he oido hablar de todo menos de su profesión.
¡ De su profesión, en la que se ha jugado cada tarde la vida con un impetu y con un entusiasmo atroces !
Por fín, en el mes de junio anuncia que va a comenzar la temporada. Y , efectivamente, el día 25 torea en Bádajoz. Y cuatro días después en Córdoba.
Y el día 3 de julio en Pontevedra. Y allí.......
José María de Cossio cuenta, en su obra " Los Toros " que Ignacio le había dicho que no faltase a esa corrida de Pontevedra. Le había dicho eso, sin demostrar qué especial interés tenía en que sus amigos fueran a Plaza tan distante y sin que transparentara en sus frases ninguna resolución inmediata. Hizo Cossio el viaje, y poco antes de la hora de la corrida estuvo en el hotel con el espada, ya dispuesto éste para salir camino de la Plaza.
" Esperaba en su cuarto del hotal - relata el escritor - la llegada del coche, sentado y meditativo y sin ponerse aún la chaquetilla.Interrumpió su mutisto con esta pintoresca pregunta, bien propia de su humor : ¿ No te parece ridículo que un hombre de mi carácter y de mi edad comparezca ante el público con estas medias de color de rosa ? No me cupo duda de que quien tal decía estaba ya virtualmente al margen de la fiesta.
Aquella misma tarde, cuando Ignacio brindó su segunto toro a Cossio, le dijo que era su última actuación como torero.
Y mientras por los tendidos de la Plaza de Toros de Pontevedra se repetía apasionadamente el brindis de Ignacio ; la renuncia desde el día siguiente al halago del aplauso, la Plaza de Toros de Madrid, se estremacía ante la tragedia de un modesto matador de toros, tan gravemente herido al entrar a matar, que falleció en brazos de unos monosabios cuando era conducido a la enfermería. Aquel desventurado lidiador se llamaba Enrique Cano, y su nombre en los carteles el de Gavira II. Se dejó la vida el diestro cartagenero atravesando el vientre por un cuerno de un toro de Pérez de la Concha.
Mucho se quiso relacionar la retirada de Ignacio con la cogida y muerte de Gavira II. Díjose que este se había impresionado tanto con la noticia que ante ella había tomado la resolución de no torear más. Esto no era cierto. El espada sevillano fué a Pontevedra dispuesto a poner allí el punto y final a su vida de torero. Es más, estaba decidido a esa retirada, según luego dijo, desde que hizo su último viaje a México.
Pero ahora, ya fuera de la profesión taurina, puede dedicarse libremente a ejercer de critico, y con muchas probabilidades de obtener en ese puesto una gran autoridad.
( Continuará )
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