sábado, 17 de septiembre de 2011

JOSELITO "EL GALLO" (CAPITULO II )



Joselito con una seriedad impropia de su edad dice que él no tiene nada que hacer en la escuela y si en los toros.
El consejo familiar en torno a la "señá" Gabriela donde acompañaba al niño al colegio cada día una de sus hermanas, así se cortaría esto.
Bien unos días, pero José, decide madrugar más y escapar antes que la hermana de turno le lleve al colegio.
Algunos días no lo consigue y lo llevan al "cole", pero durante el recreo con mucho sigilo se escurre de la vigilancia de don Pedro y se escapa. ¿A dónde irá el diablo de niño?
La familia muy alarmada, le regañaban, pero él bajos los ojos, en una postura de estudiada humildad, lloriqueaba unas lágrimas y sanseacabó.
Al día siguiente en el colegio vacío. La voz de don Pedro exclama : ¡ José Gómez Ortega ! ¿Qué no ha venido hoy tampoco?
El niño estaba en " La Barraqueta".
La Barraqueta donde había una huerta la llamaban la huerta del médico. Era propiedad de don José Sánchez, padre de Ignacio Sánchez Mejias, gran torero, banderillero en la cuadrilla de José, su cuñado después, su rival, su camarada y el vengador de su muerte, pues fue quien remató en Talavera de la Reina, el 16 de Mayo de 1920, al toro Bailador, de la Viuda de Ortega.
En la huerta del médico había vacas de leche, y los chiquillos acudían intentando torear a las crías de las mismas, en la esperanza que se arrancasen de la ubre al trapo, como habían visto que ocurría con el ganado bravo, pero aquellos eran mansos y los muchachos se limitaban a danzarles en torno, porque los terneros no sabían ni huir y todo se reducía a una simulación del toreo.
Sólo a Joselito, se le arrancaba a medias algunos de esos minúsculos toretes, aburrido, vencido, engreido, enfurecido momentáneamente, porque el muchacho se ponía muy cerca y los atosigaba dando algunos golpecitos con la mano en el testuz para obligarles a topar como si se tratase de un carnero.
Mucho tiempo después, ya torero de profesión, hubo de acordarse José de esta habilidad para conseguir que sólo a él le embistieran los toros mansos y reservones.
Tambien José alternaba las faenas a los becerrotes con las que endilgaba a una perra llamada " Diana ", y a quien Cayetano, su propietario, había enseñado a embestir por derecho.
Eran dignas de ver las verónicas, las largas afaroladas y los molinetes de rodillas que Joselito le arreaba a "Diana", dejándole rozar sus rojas mejillas por la humeda lengua de la noble perra.
El éxito de estas faenas había corrido por las peñas y tertulias, hasta el punto que a la hora de torear a "Diana " se formaban grupos improvisados para deleitarse aplaudiendo al " niño " del señor Fernando.
Una tarde en una fiesta campera en el cortijo  de " Cuarto " entre la admiración de ex toreros y toreros muy avezados, Guerrita, Machaquito, Manolete padre, logró torear a una becerra que todos daban por inútil para la lidia. Huía de los capotes, escupiéndose y bufando para emprender después una carrera circular al hilo del vallado tirando cornadas con el fín de quitar el obstáculo y escaparse al campo, viendo su mansedumbre el ganadero dio orden para que le dieran puerta. En vez de salir la becerra se fue a los medios donde se quedó quieta, en muy pacífica actitud, y entonces Joselito que era apenas novillero y no había cumplido los quince años, rogó que cerraran la puerta y le dejaran torear a la becerra. Le dijeron que era imposible; pero tanto insistió Joselito que decidió el ganadero complacerle, y entonces él, provisto de una muleta, se escondió en un burladero de donde asomó alegrando al animal de lejos. La becerra no se fijaba en él y al avanzar el muchacho unos pasos tapándose con la muleta. La becerra ni se inmutaba y Joselito, finjiendo un gran susto, volvió a meterse en el burladero, de donde volvió a salir tres o cuatro veces, repitiendo el juego y acercándose cada vez más. Reíanse a carcajadas los presentes de la que parecía inútil faena; pero una de las veces se encampanó la becerra, picada acaso su curiosidad, y avanzó hacía Joselito que le dió un pase por delante. Así, la arrancada se hizo más larga hasta llegar a ser completa, cuajando por bajo media docena de pases magnificos.
Guerrita excamó con una frase que era, a la vez, sentencia y predicción :
¡ Valiente chaval ! No sólo hacer bien el toreo, sino que haces también a los toros.
De torear a otro chiquillo, y a la perra " Diana ", a un becerro manso, llegó Joselito a torear una becerra de verdad.
( Continuará... )






1 comentario:

  1. Saber historia siempre es enriquecedor, y especialmente si es taurina.. oleeee
    Rodo Toro Bravo.

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