martes, 3 de mayo de 2011

JUAN BELMONTE ( CAPITULO VIII)



Juan desembarcó en la Coruña, donde le esperaban su padre y varios amigos, entre los que se hallaban su nuevo apoderado Juan Manuel Rodríguez, y su mozo de estoques, Antoñito Conde.
Traía dos perros chichanas para sus hermanas ; un toro para Sebastián Miranda; un traje charro para Fernando Gillis ; una colección de postales taurinas, para el revistero taurino " Don Modesto " ; tabaco abundante para Pérez de Ayala. Para su padre el señor José, traía Juan un brillante del tamaño de un garbanzo por el que había pagado en Veracruz más de cinco mil duros.
En Madrid se festejó el regreso de Juan, y los periódicos gastaron tinta abundante al referir los detalles de su campaña triunfal en Méjico.
Llegó a Sevilla el día 7 de Marzo de 1914 y le dispensaron una acogida cariñosísima la multitud llenaba los andenes de la estación de la Plaza de Armas.
Tres días después, cuando Belmonte había repartido abrazos y regalos se celebró un banquete en su honor, en el Hotel Simón, y allí se proclamaron las excelencias del trianero, a quien le aguardaba, una competencia difícil en la temporada que iba a comenzar.
Porque ya el mundillo taurino había colocado a Juan frente a otro coloso de la torería, frente a Joselito.
En la temporada de 1914 comenzó la competencia Joselito, Belmonte. En realidad mejor sería decir la rivalidad entre " gallistas " y " belmontistas ".
Porque como en la mayoría de las competencias que registra la historia de la torería, antes que los diestros se enfrentaran realmente en los ruedos, ya se habían roto las hostilidades entre los partidarios de uno y otro.
¿Cómo empezó su competencia con Joselito ?.
Fue en 1914, pues Joselito tomó la alternativa en Septiembre de 1912 y Belmonte la tomó en Septiembre de 1913, por tanto hasta 1914 no se encontraron de matadores en los ruedos.

Belmonte se había encontrado con Joselito por primera vez en un tentadero. Joselito entonces era novillero mimado de los ganaderos. Belmonte un maletilla... Había saltado al ruedo una vaquilla muy codiciosa y afilados pitones. Belmonte se dispuso a torearla en un terreno peligroso, y cuando ya la citaba con la muleta, se oyó la voz de Joselito aconsejando: "Por ahí no, muchacho, que te va a enganchar..."  En efecto apenas arrancó la vaquilla le cogió y le lanzó por las nubes. Cojeando, se levantó y volvió a citarla en el mismo terreno. Esta vez la vaca pasó sin tocarle y le dió seis pases más en el mismo terreno, los invitados se pusieron de pie. Al retirarse al burladero se encaró Belmonte con Joselito y le dijo, sin alterarse : " Ya sabía yo que me iba a coger.....; pero la gracia estaba en torearla así". Joselito se puso muy serio y le volvió la espalda. Aquella lección delante de tanta gente le dolió, y, durante algún tiempo, no supo perdonárselo...
En más de una ocasión le dijeron a Joselito. " El día que tú  quieras, acabas con ése..". Y el se sonreía...

En el libro de Gómez Hidalgo titulado "Juan Belmonte: Su vida y su arte", publicado precisamente en 1914, decía: "Belmonte vale, sin duda, más que Joselito".
Joselito es el torero que, con exposición indudable y todo, contrata noventa corridas y noventa torea. Belmonte por el riesgo de su arte soberano, por fatalidad tal vez, no torea la mitad de las comprometidas.
Esto no era del todo verdad, pero delimitaba muy bien los campos.
Joselito era la más feliz culminación de un arte.
Belmonte, su más audaz y patética expresión.
Con todo, uno y otro llegaron a intimidar, y, pasadas las primeras escaramuzas, fueron leales amigos. Tan leales que, en 1916, cuando la Asociación de Ganaderos puso el veto a Belmonte, a requerimiento del Duque de Veragua, Joselito fue el que medió, y gracias a su intervención eficaz no sufrió Juan perjuicio alguno.
La amistad, sin embargo, de Juan y José, no perjudicaba lo más mínimo la noble competencia entablada.
En los ruedos y en la calle, ambos cuidaban los detalles, al parecer, más insignificantes, para que la pasión que en torno a la disputa existía no disminuyera.

En una ocasión, comienzos de la temporada de 1917, venían a Madrid, donde habían de lidiar al día siguiente una corrida de ocho toros (cuatro de Pablo Romero y cuatro de Miura ) Joselito y Belmonte.
En el mismo tren viajaban don Felipe de Pablo Romero y el hijo mayor de don Eduardo Miura.
Apenas arrancó el expreso, el picador Gamero advirtió a José y a Juan que los ganaderos iban en un departamento próximo, y uno y otro que ocupaban lugares separados y distantes, acudieron a charlar un rato con los señores Miura y Pablo Romero.
En lo más animado de la conversación y al ver don Eduardo Miura la sincera amistad de Joselito y Belmonte, interrumpió la charla con esta pregunta : "¿Qué pensarían ahora esos grupos de incondicionales que habeís dejado en el anden de Sevilla, si os vieran en tal cordial y amistosa conversación ?"
"Es verdad..." dijo Joselito.
"¡Cualquiera sabe!", respondio Belmonte.
Por cierto, continuó Joselito," cuando lleguemos a Córdoba es menester que cada uno se marche a su vagón, allí estarán algunos amigos de éste y míos y no está razonable que nos vean viajar y apearnos del tren juntos..."
En efecto, antes de llegar a la estación cordobesa, José volvió a su departamento y Juan al suyo, para que no se escandalizaran los irreductibles bandos que defendían, en la Patria del Guerra, a uno y a otro....

La temporada de 1914 marcó el alza inicial, luego habría, años después, otros momentos de gran apoteosis, del belmontismo, Juan comenzó en Barcelona el 15 de Marzo. Tuvo como compañeros de cartel a Cocherito de Bilbao y a Joselito.
Se lidiaron reses de Moreno Santamaría. La última corrida que toreo aquel año fue en Jaén, el 18 de de Octubre. Alternó con Posadas y Ostioncito y se corrieron toros de Flores, en total, Juan mató ciento treinta y siete toros en las corridas que celebró en la Península. Y recuérdese que en Méjico, en los meses de Enero y Febrero de 1917, había despachado este año nueve corridas más.....
Fue un buen año, en suma, para el belmontismo, que registro jornadas tan memorables como la de la famosa corrida de Miura en la feria de Abril de Sevilla, y la del 2 de Mayo en Madrid.
" Llegó, Vió y Venció ", con esta frase resumió don Criterio la actuación de Juan Belmonte en la celebre corrida de los Miuras de la feria de Sevilla.... Pero antes hay que decir en qué circunstancias salió a torear el trianero aquella tarde del 20 de Abril de 1914.
El día 15, es decir, tres días antes de la feria de Sevilla, fue cogido Belmonte en Murcia. El toro le dio tal paliza, que Juan tuvo que guardar cama, presa de alta fiebre. La noticia causó en Sevilla general desencanto.
La feria perdía su mayor aliciente : la competencia Belmonte y Joselito.
Los " gallistas " echaron las campanas al vuelo.
La verdad era, decían ellos, que Juan no debía enfrentarse con Joselito en Sevilla. Pero Juan había prometido a Salgueiro que era el empresario de Sevilla, torear con Joselito los Miuras. " Vivo o muerto, yo voy a Sevilla", le había dicho Juan a uno de sus íntimos.
Y en efecto, la misma mañana del día 20 llegó Juan a Sevilla. Una ovación tronó en la estancia cuando el tren entró en agujas. Pero cuando Belmonte descendió al andén, cojo y con visibles huellas, de su malestar, la alegría de los belmontistas se vino al suelo. Los gallistas más exaltados replicaron así :
"Juan lo que quiere es hacer el paseo y después dejar el regalito de los Miuras para su compañero".
Cuando rodó el último, tomaron a hombros a Belmonte y lo pasearon por todo Sevilla.
Aquella noche en la caseta donde se reunían los partidarios de Joselito tuvó que cerrar por falta de clientes.         (Continuará... )

Les sigo mostrando fotografías del 2º Curso de Aficionados Prácticos, celebrado en Encina Hermosa el 9 de Abril de 2011.








3 comentarios:

  1. En este capítulo se cita a " Don Modesto " como revistero taurino. Más adelante el mismo se proclamará gran cronista taurino. Viendo torear una tarde al Gallo, exclamó ante uno de sus pases majestuosos: "Dios mío, qué pase. Con un pase, como este pase, se pasa a la Gloria con permiso de San Pedro". Para mi, sensacional, qué grande!!

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  2. Tabaco y Oro :
    don José de la Loma " Don Modesto " revistero de El Liberal ejercito muchos años en su tribuna crítica.
    don Modesto fué un escritor reverberante, verboso y torrencial.
    Su prosa no siempre correcta fué destellante.
    Su apasionamiento desconcertaba, pero era infatigable su ingenio.
    don Modesto dió con su prosa y su humor la vuelta al revisterismo taurino. Cordiales saludos.

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  3. Don Mariano:
    Enhorabuena por esta estupenda serie que nos ha regalado.
    Un saludo

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