sábado, 21 de marzo de 2020

JOSÉ y JUAN..... SU PASO POR EL TOREO




Después de 111 años de la muerte de " Pepe Hillo " ( quedó plasmada en la lámina nº 39 de la Tauromaquia de Goya, en Madrid, por el toro " Barbudo " ), su paisano Joselito " El Gallo ", con una perspectiva más ecléctica del toreo que con su graciosa movilidad no podía ocultar su cuna sevillana, a partir de su alternativa en la Maestranza de Sevilla en 1912, se proclama rey indiscutible del toreo superando a todos en el concepto vigente de entender la lidia ; aquel que los problemas que presenta el toro para ser dominado y reducido encuentran siempre una respuesta lógica por parte del diestro Ricardo Torres " Bombita " la figura de esta primera década del siglo - Sumo Pontífice, según Don Modesto -, ante la fuerza arrolladora del joven torero, le deja el paso franco hacia el trono y sé corta la coleta.
Su nuevo competidor, el torerillo de Triana, con su esperada venida, hizo realidad el sueño - el deseo
"realizado sólo en sueños " - de Pedro Romero : ver la Tauromaquia convertida en un arte, en su propio arte..... Un arte, la primera simiente del cual no la plantó él, sino su abuelo, Francisco  Romero y Acevedo.
El torerillo - el mesías - , en apariencia el antitorero, menos conocedor del oficio y con una circunstancia negativa - la física - muy determinante, está dispuesto a tomar la alternativa supliendo estas desventajas pero con una gran fuerza interior. De ahí nació - o resucitó - un instrumento poderosísimo de mando el temple, que, basándose en la quietud rondeña, requiere una Tauromaquia más emocional, entregada que arrebata a las gentes : surge la magia....
Ambos, con su natural inteligencia, se influyen - como no podía ser de otra forma - mutuamente - José, percatándose de cuál será a partir de este momento el futuro del toreo, procura " belmontizarse " toreando más despacio y quieto. Una tarde, ya bajo el influjo del toreo de Belmonte, su hermano Rafael - del que " El Guerra " dijo que de caerse de un quinto piso, caería torero - viéndole torear, le reprime, apuntándole desde un burladero : lo mismo se pué hacé un poco má depacito, José....
En sus sueños Pedro Romero, le pregunta al torerillo : - Atiende, Juan.... ya sé que José sabía más de toros que tú......
- Si, de acuerdo : pero saber más no significa ganar la partida.
- Hombre, visto así....
- Además, no tenía tu temple....
- No era ése su consepto der toreo. Pero de no haber sido por la desgracia que tuvo.....
- ¿ Cuál era su concepto, Juan ?
- Pues.... ze mejó que todos los demás.
- Pero, ¿ tú crees que hubiera conseguido adquirir tu temple ?
- No le quepa duda maestro, que al final habría templao mejor que todos juntos.
- Entonces, aclárame.... ¿ te ganó José la partida muchas tardes ?
- Si, maestro, en muchas ; sobretodo en la úrtima, en Talavera.....
- Que suerte tuvo José, maestro...
-Hombre Juan, el pobre, la suerte que tuvo.....
- ¿ Le parece poca, maestro ? Murió como tiene que morir un torero, en la plaza.
Eso quedó bien patente en la corrida del 30 de septiembre de 1915, en la Maestranza, en la que José, se encerró con seis toros del Conde Santa Coloma. Y se produjo un hecho insólito le cortó al toro Cantinero la primera oreja que se concedía en Sevilla a un matador.
Le decía Belmonte a José :
- ¡ Menuda tarde, José.... !
- Pues si. Tengo un grato recuerdo de ella.
- ¿ Cómo no lo vas a tené ! Cortaste la primera oreja en la Maestranza.- Tú cortaste la segunda poco despué, Juan.....
- Sí, pero la buena, la que reompe moldes, es la primera, José.
En el transcurso de una cena en Córdoba, después de un festival en el que había triunfado José, el segundo gran califa, Rafael Guerra, " Guerrita ", se dirige al joven maestro y le dice :
- Has estao superió esta tarde, hijo. Te pareces a mí....
- Lo que no entiendo es cómo no has acabao todavía con ese pobre diablo de Triana. En diez minutos podrías hacerlo si quisieras.
A mí me hubieran bastao menos de cinco...
- Perdone usté, maestro, pero en eso anda equivocao. Es verdá que usté hubiera podió con él toas las tardes, como yo, menos cuando hase con er toro cosas que ninguno de los dos, ni el mismo " Lagartijo " hemos soñao en la vida. Y con un torero asín no se acaba tan fácilmente : mejó dicho : no se acaba.
Para " El Guerra " estas palabras de " Joselito"  fueron tremendas, pues no podía concebir que un pobre infeliz de Triana pudiera hacer cosas mejor que el gran " Lagartijo ", primer califa de Córdoba y maestro suyo, del que siempre que hablaba de él cuando no compitieron en los ruedos : Pa hablá de " Lagartijo ", primero hay que descubrirse.
En una ocasión le preguntaron a Juan :
- Juan, ¿ a quién ha visto usted torear mejor con el capote ?
-Hombre, con el capote han toreado varios bien : he toreado bien yo, Gitanillo de Triana y algún que otro más ; pero el mejor con mucho, ha sido José ; les hacía a los toros con el capote cosas que yo no he visto nunca ; al sexto lance de capa los dominaba y los dejaba hechos un trapo ; eso es torear.
Un día yendo hacia su casa un buen amigo de Juan, en Sevilla, se encontró a Juan con Rafael " El Gallo ".
- ¿ Qué hace aquí la pareja ?
- Hombre - contesta Juan -, estamos esperando un taxi para irnos al parque..... Hoy nos apetece hablar de toros. Si quieres venirte te invitamos, sé de un sitio donde ponen los huevos fritos con jamón que son los mejores de Sevilla.
Una vez instalados, el amigo le pregunta :
- Juan, cuénteme la faena a su famoso toro de Concha y Sierra, en Madrid, ¿ es verdad que ése es el toro que mejor ha toreado en su vida ?
Tal vez si.
- Yo llevaba unos días en que marchaba muy mal en Madrid, hasta el punto de que me quisieron romper una tarde el coche. La gente enfurecida conmigo, me gritaban : ¡ " Vete ! "
Aquella tarde José y Gaona se hincharon de hacer cosas. Yo, para colmo, estuve mal en mi primer toro. Pero salió el sexto de la viuda de Concha y Sierra, y armé un escándalo colosal.
Viendo que no continuaba, insistió :
- ¿ Y como lo toreó usted ?
- Mira..... Ya no me acuerdo. Se que le dí tal cantidad de pases que no veía más que al toro y me olvide por completo que había gente en la plaza.
Le decía Juan riendo a Rafael - recuerdo que cuando usted toreaba bien un toro me gustaba meterme con José ; y en la corrida de Concha y Sierra, en Valencia, me acerqué a José y le dije : " Ya estamos yéndonos de aquí, que sobramos los dos ". Y fíjese que amor propio no tendría y aun queriéndole tanto a usted, me echó en ese momento una mirada como para fulminarme.
Y recuerdo, ¿ a ver si se acuerda usted ?, que le quitaron los caballos a un coche de caballos y le paseó a usted la gente, tirando del coche por todo Valencia.
Rafael se sonreía.
Contaba Camará que iba éste muchas mañanas en Madrid a recoger a Joselito al Hotel Palace. Los dos subían, luego desde el hotel por la carrera de San Jerónimo, donde está el edificio de las Cortes Españolas, hasta el restaurante Lhardy y tomar algo
Una mañana yendo por una de las aceras sumidos en su charla, se les acercó un chaval y les dijo 
- Joselito, déme usted una peseta, que es usted el mejor torero del mundo.
A José le hizo gracia el desparpajo del chico y su halagadora petición : se sintió unos momentos muy orgulloso de ser reconocido hasta por un chiquillo, y le dijo :
- No, no ; toma un duro, pero vete a decírselo a aquel señor que va por allí, por la acera de enfrente, y le dices que el mejor torero que ha habido y el mejor que hay en el mundo es Joselito.
Y seguía relatando Camará :
Me quedé frío cuando busque con la vista al señor que se refería José, porque era  "Bombita ", que ya llevaba tres años retirado del toreo.
Y al preguntarle a Camará :
- ¿ Y lo oyó él ?
- Igual que yo lo cuento.





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