sábado, 28 de octubre de 2017

DON EDUARDO MIURA FERNÁNDEZ ( SÉPTIMA PARTE )



En la fotografía don Eduardo a caballo con sus hijos Eduardo y Antonio José, que desde su muerte dirigen la ganadería.

Los toros de Miura fueron los causantes de la úlcera que a don Eduardo atormentó toda su vida, a tal extremo que, como su padre y antes que él su abuelo, renunció a ir a las plazas para ver sus corridas. Durante toda una vida, don Eduardo cultivó la imagen severa de su ganadería intemporal, luchando a contracorriente, sobrellevando la asfixiante cruz de la muerte de su amigo Manolete, solo en su cortijo de Zahariche; hasta que sus hijos Eduardo III y Antonio José, tuvieron la edad de compartir con él las responsabilidades.
Siempre vivió en Zahariche. Como su padre y su tío, no salía casi nunca. Después de casarse tenía la costumbre de ir a Sevilla en la feria de abril.
Nunca fue más allá de Madrid,  a donde tuvo que trasladarse debido a sus responsabilidades con la Unión de Criadores de Toros de Lidia.
En realidad no salía nunca, al igual que su abuelo, quien cuando quería verse con su gran amigo el Duque de Veragua, le daba cita en la estación de ferrocarril más próxima.
A sus toros dejó de ir a verlos lidiar cuando su úlcera comenzó a manifestarse. Varios días antes de cada corrida ¡ era como si le hubieran metido sus toros en el estomago ! ¡ Por eso la llamo la úlcera de los toros ! Su padre dejó de ir a la plaza por la misma razón.
El Viti se hizo anunciar en 1964, en Linares, a pesar de los consejos en contra de su apoderado, decía : " para tener algo que contarles a mis nietos ". Y le cortó el rabo a " Zabaleto " de Miura.
Lo que le incita a anunciarse de nuevo frente a los miuras en Madrid, el 25 de mayo de 1965. Pero ese día los toros de Zahariche se mostraron intratables.
Los que tuvieron la suerte de ser recibidos en Zahariche, se acuerdan de la pulcra cortesía del ganadero, quien, a la hora de la cita, esperaba de pie a sus visitas delante de la entrada del cortijo. En su soledad, un solo amigo, casi un hermano, Pepe Luis Vázquez, tan silencioso y discreto como él. Pasaban horas juntos sin intercambiar palabra. El maestro iba a tentar, a ver las camadas, Zahariche era su casa. Se apoyaban mutuamente, cada uno conocía a la perfección las alegrías y las penas del otro. De los toros de su amigo, sin duda el maestro Pepe Luis quien mejor ha hablado, aquel 30 de enero de 1991, en que la Maestranza decidió festejar los cincuenta años de don Eduardo a la cabeza de su ganadería, y sus 50 corridas lidiadas en Sevilla : " Los toros de Miura han ganado en humanidad desde que don Eduardo II los selecciona. El Teniente de Hermano Mayor descubrió un azulejo colocado en el mismísimo palco de los Maestrantes, " para que su nombre y el de su ganadería permaneciera para siempre junto a los mismos. Muy emocionado, don Eduardo dedicó este homenaje a todos sus ancestros, " por sus esfuerzos, sus luchas y sacrificios para hacer perdurar la ganadería.
Y cuando por la tarde se instaló con su esposa en el palco de honor de los Maestrantes, el coso del Baratillo estalló en una ovación unánime y la música comenzó a tocar. Fue una de sus últimas apariciones en público. Ese homenaje lo conmovió mucho.
Don Eduardo tuvo la responsabilidad de mantener una ganadería durante cincuenta y cinco años que atraía sobre sus toros todas las miradas.
A pesar de ello nunca se desalentó. Paso tragos muy amargos. Hasta revolotearon por su cabeza ideas drásticas de hacer desaparecer el hierro. Posiblemente el recuerdo de sus mayores pesaría demasiado para aceptar esos repentinos pensamientos.
Comentaba don Eduardo que el trabajo diario y la dedicación eran primordiales. Para que una ganadería funcione hay que cuidar al máximo los detalles. En su juventud acompañaba a su padre y a su tío a echar de comer el pienso a los toros todas las mañanas.
Desde ese detalle hasta el buen trato con las empresas, todo tiene un gran valor.
Nunca se está satisfecho del todo. Lo único que puedo decir es que pongo ilusión, cuidado y esmero en hacer bien las cosas. Lo que decía que le complacía es el buen trato de los aficionados dispensaban a su ganadería: ese es mi éxito y, con ello se sentía bien pagado.
Ganadero por tradición y afición. Una vida enteramente entregada a la ganadería.
-¿ El ganadero nace o se hace ?- Yo creo que lo que hay que tener es mucha afición y aguantar, aguantar, para soportar todos aquellos reveses que uno tiene. No desesperar nunca y si hay que volver a empezar, pues volver a empezar, porque es muy duro el tener que ir muchas veces contra corriente.
Yo la tengo por tradición. Nací en una familia de ganaderos y no he visto otra cosa más que el campo, las vacas y los toros y, además, puede decirse que casi no he salido de esta región andaluza, entregado a lo que heredé de mis antepasados.
Los informes diarios me los facilita el conocedor, aunque mis hijos, Eduardo y Antonio José, si presencian las corridas y las supervisan.
Don Eduardo tuvo cinco hijos, dos varones y en medio tres hijas.
Tenía doce nietos.
-¿ Cuantas reses en total tiene ?
Dispongo de 800 cabezas de ganado entre vacas,añojos,erales,utreros y toros. Mantener estas reses en los años de sequía ha sido terrible, ya que además de echarles de comer teníamos que traer el agua en cubas, con los tractores, desde catorce kilómetros. En la temporada de 1986 solamente lidié once toros.  Esto ocurrió como consecuencia de la sequía de 1982 que padecimos todos los ganaderos. Todas las camadas fueron cortas, porque parieron pocas vacas y herramos pocos becerros.
-¿ En la brega con los toros tiene que tener mucho cuidado ?
- Ya lo creo. Hay que andar muy despacio, con los caballos al paso y pararse mucho. Sin forzar. Casi de puntillas.
Con esa dificultad, ¿ le han dado muchos sustos los Miuras en el campo ?.
Don Eduardo sonríe.
Realmente he tenido muchos percances. Uno de los últimos fue el más imprevisto. Estaba echando un cigarro en lo alto del caballo, muy cerca de un toro que me miraba indiferente, como aburrido. Permanecí allí lo que duró el cigarro, cuando de pronto oí el grito de un vaquero. Gire la cabeza y pude contemplar, horrorizado, que se me venía encima como un tren. Menos mal que aún me dio tiempo a picar espuelas. Me llevó corriendo mucho rato. Me libre de milagro. Y es que de cuando en cuando los Miuras se acuerdan de mi abuelo, el de las patillas.
El sacrificio diario es algo fundamental. Así lo vi en mis antepasados y así lo he querido plantear a mis hijos. A pesar de que hay muchos momentos duros y costosos, tienes la íntima satisfacción de tener la profesión más bonita del mundo.
-¿ Qué criterio sigue para la elección de sus sementales ?
- Aparte de que el toro tiene que poseer unas cualidades determinadas, lo primero que hacemos es buscar los antecedentes familiares, de la madre, de la abuela, de la bisabuela, del padre. Si su ascendencia, la reata, es positiva
-¿ Cuantos sementales tiene ?
- Oscila de los siete a los diez.
-¿ Que le aconseja usted a sus hijos Eduardo y Antonio José sus continuadores ?
Ya saben mucho. Como además llevamos años en el campo  juntos, ellos ven la manera de seguir. Eso es mejor que ningún consejo.
Además, en la finca trabajan, dos o tres personas cuyos bisabuelos trabajaron en la ganadería.
-¿ Como recuerda el homenaje que la Universidad Complutense de Madrid y la Unión de Abonados de Madrid le rindió. ¿ Como aguantó lo aguantó ?
- Pues mire, tengo unos excelentes recuerdos de ese homenaje. Fue inolvidable.
-¿ En que momento se emocionó más ?
- Sin duda cuando tuve que recordar a mi padre a mi tío José.
-¿ Hay algo, don Eduardo, que quiera añadir.
- Que son muchos años ya. Estoy bien. Monto a caballo con setenta y ocho años. Sin embargo, ya me canso algunas veces.
Falleció don Eduardo el 27 de julio de 1996, a los 82 años, el periódico ABC al día siguiente le dedicó su primera plana.
(Continuará )



Don Eduardo Miura Fernández con su hijo Antonio José en la puerta de la plaza de tientas.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes don Mariano. Muy bonito su escrito, francamente. Yo en mi ciudad, donde vienen los Miuras todos los años, le dire algo, cada vez, peor,a peor peor. Hubo unos pocos años atras, donde los pitones se escobillaban de una manera........ Para mi, claramente afeitados, eran de traca !!!!sobrao!!! Y ahora, pues llevan como unos 6 o 7 años donde sus toros se caen, no tienen fuerza, ni casta , ni poder, ni pies, ni nada de nada. Yo pensaba que era por el desmesurado volumen con el que suelen presentar sus toros aqui. Pero despues de lo visto este año por ahi, esta claro, que creo que se han equivocado en la seleccion. En fin, una pena.
    Un saludo Don Mariano. Un placer leerle.
    Kaparra

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  2. Kaparra :
    Muchas gracias por su cordial comentario. Estoy totalmente de acuerdo con el mismo. En los últimos años es de pena, sus fuerzas, su juego. Esperemos que los ganaderos actuales consigan rectificar y volver a tiempos pasados. Saludos.

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