domingo, 31 de mayo de 2015

2015.........LA OREJITIS



Si 2013 batió el insólito récord en indultos de toros en las plazas españolas, en 2015 de seguir así se batirá el récord en la concesión de orejas.
Las Ventas Plaza de Primera Categoría que más toros ha lidiado tenía una media muy baja de orejas cortadas, de ahí el valor que se les daba siempre a las mismas.
En el atragantón de los festejos taurinos con que Las Ventas obsequia a los isidros que vienen y a los isidros que están, se revela tarde tras tarde que con suma urgencia conviene evitar " el barullo de las orejas ", por mucha que sea la unanimidad en la petición, la presidencia, como norma invariable de buen juicio, puede cortar el barullo y concederlas no por complacencia de las masas, donde no se tienen en cuenta un gran número de factores, colocación de la espada, calidad de la faena de muleta,enganchones, etc., la oreja representa aquel premio reservado a efemérides taurinas dignas de perpetuar en el recuerdo.
La primera oreja en Madrid a Vicente Pastor en el toro fogueado " Carbonero ".
La primera oreja a Joselito, en Sevilla la tarde de los seis Santa Colomas, en el toro " Cantinero ".
De una oreja se pasó a dos ; una tarde al cortador se le ocurrió añadir el rabo, como para completar el peso del éxito ; un entusiasta cortó una pata entre el asombro y el aplauso de la muchedumbre.... y toda abusiva extralimitación quedó en costumbre.
Como aficionado pienso que no se debe pasar en Madrid así como en las Plazas de Primera Categoría de la concesión de una oreja y ésta concedida en condiciones excepcionales, que después no haya lugar a dudas, con lo que se salvará el prestigio de las Plazas de Primera y el de la fiesta y quedará la autoridad defendida de voces y gestos irrepetuosos.
En Las Ventas el presidente tiene que hacer valer el premio de la concesión de orejas, pues de lo contrario Las Ventas devaluará el mérito que tenía el cortar una oreja en su inmenso ruedo.
¿ Qué debe exigirse para conceder la oreja del toro como simbolo de perfección ? Ante todo tener en cuenta el toro : su facilidad, su dificultad, su peligro y después que todo, absolutamente todo lo que se haga el torero sea perfecto, claro, seguido, sin una vacilación, sin una duda, sin una flaqueza, sin un recurso que lo descalifique.
Sé que hay opiniones, siempre respetables, de que el presidente debe guiarse por el número de pañuelos de los tendidos. Esto de que el público manda, podría admitirse si fuera competente y leal la petición.
En las crónicas de los festejos se habla de las orejas cortadas por los toreros pero se tiende a obviar como era el toro, qué hizo el toro, con dedicar unas palabras más al toro y unos adjetivos menos a los toreros la crónica cuesta igual y queda perfecta.
No puedo dejar de pensar que hace años había una cosa que se llamaba corrida de toros. Era un juego peligroso que hacían con los toros unos hombres, a los que se les llamaba toreros. A este juego se le llamó lidia.
El gusto por el juego - afición - tenía su origen y dependencia en el toro. Como el toro de lidia era un animal diverso, las corridas tenían diversidad. Con esa diversidad las corridas eran buenas o malas, pero no eran monótonas ; como el toro tenían diversidad.
Sudaban las taleguillas de los toreros ; sudaba el espectador ante el peligro manifiesto ; el alguacilillo corría entre barreras se subía en el estribo y hacía valer el reglamento.
En una misma tarde, admiración y escarnío ; ovaciones y silbidos ; sombreros y almohadillas ; afirmación y negación ; cara y cruz. Eso era lo que se llamaba una corrida de toros.
Para conseguir ligar las faenas hay que torear con temple. La mayor parte de los enganchones, y los desarmes, y el tener que enmendarse, son debidos a que, por falta de temple, el toro derrota antes de terminar la suerte. Cuando la suerte no se carga, ni se remata en su sitio, es inevitable la enmienda, y al enmendarse los pases son sueltos, no se ligan, porque cada pase es el comienzo de una faena que no se sigue, que se interrumpe, porque no se lleva el toro toreado hasta donde debe ir, no derrota donde debe derrotar, y la faena sin querer se corta.
Me parece de muy mal gusto eso de aplaudir al toro manso en el arrastre para molestar al torero.
Toro grande, grande o chico, bueno o malo, bravo o manso, debe siempre lidiarse, necesita su lidia, la suya,. Y no otra, pero la tiene y débe dársela su matador.
Torear es ejecutar, " hacer " el toreo, con arrglo a las condiciones del toro, como el toro " pida ".
Y el arte del toreo, cuando mejor se lidie, mejor se torea, con más claridad luce al arte.
Colocado el varilarguero, ¿ dónde debe quedar el toro ?
El toro debe quedar frente al caballo, " fuera de la raya ", a una distancia tal que se pueda graduar su codicia.
Si no va desde allí al caballo, tiempo hay de cerrarle, o de avanzar al picador, siempre con la raya entre el toro y el caballo, guardando distancias.
Lo primero que nos interesa saber es desde dónde se arranca el toro, para empezar a contarle la bravura. Cosa que interesa al torero de a pie, al ganadero y al público. Todo esto, sin ningún torero a la derecha del picador, con la cuadrilla replegada hacia la barrera, y el matador de turno un poco avanzado y dispuesto al quite.
Cuando el torero es toreado por el toro, cuando no se acoplan, cuando no se entienden, es que tienen temple distinto. Juan Belmonte, si recurrimos a su temple todo el toreo de Belmonte está tejido con temple. El temple se hizo palpable y fue posible hacer pasar toros que antes de él no pasaban. Sin Belmonte no hubiera sido posible. Manolete también tuvo mucho temple en la mano.
Respetable público de Las Ventas : Ponganse serios y con la mayor formalidad para que no sean sus ligerezas pretexto de abusos, y reclamen tarde tras tarde que no les sustraigan más cosas de la corrida, observen la conducta de los toreros con mucho rigor pues estamos en la Primera Plaza del Mundo.




Manolo Vázquez y Antonio Ordóñez, en el centro el maestro Marcial Lalanda, apoderado de ambos en la Monumental de Las Ventas.


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