lunes, 23 de febrero de 2015

MARÍA ANTONIA FONSECA ( CAPÍTULO III )



Cayetano Muñoz y su hijo Antonio, decidieron un día, después de haber invertido en cuatro fincas, lanzarse a la aventura del toro bravo, le compraron en 1984 a Paco Rubio el ganado que había adquirido tres años antes a Torrestrella. El éxito llegó inmediatamente, pero la trayectoria ascendente de la ganadería se frenó en seco el 13 de agosto de 1990, en Béziers, el toro Timador le asestó a Julio Robles la voltereta fatídica por la que jamás se levantaría. Insensiblemente, la ganadería desapareció poco a poco de las ferias.
Sin embargo, otra generación tomaría el relevo : Antonio, cuya pasión le llevaría a tomar la alternativa, y Carlos, un verdadero hombre de campo que iba a sumergirse en el oficio de ganadero.
Carlos conoce que los medios de los que dispone para llevar a cabo su proyecto proceden del sacrificio de su padre y abuelo que lo " curraron " durante muchos años.
En la finca Casablanca tenían el centro de su actividad ganadera.
En 1993 le surge a su padre la oportunidad de comprar una camada entera de añojas sin tentar de los Guateles, que estaban en manos de los Jesuitas que la habían heredado de don Baltasar Ibán.
El primero que compró fue Joaquín Barral unas becerras sin tentar, y los señores Benjumea propietarios de la empresa Abengoa compraron la mitad de las becerras sin tentar de los guarismos 85, 86, 87, y 88.
Muchas de éstas becerras las tentó Manolo Cortés y afirmaba que eran de revolución.
Luego, compraron de nuevo otra camada sin tentar, y seguidamente compra Espartaco la mayor parte de la ganadería, tanto vacas como machos. Todas las vacas hasta el guarismo 88 inclusive. Quedan en Botoa, las vacas de los guarismos 89 a 91. A los dos años, El Litri compró todo lo que quedaba en Botoa, hierro y finca incluido. Próximo a doscientas vacas los jesuitas desaparecen.
Cuando el Litri, decide vender parte de su ganadería 250 vacas y la mayoría de los machos la vende a José María Gil Salgado, un constructor que era presidente del Jerez. Este hombre la tiene un año y medio y entiende que esto no es lo suyo y le trae por la calle de la amargura. Entonces a finales de 2007 decide vender las vacas y la ganadería. Empieza con los machos, que es lo que más comía. Carlos se entera por Néstor García, el apoderado de Iván Fandicho, que había comprado unos machos para un señor de Guadalajara. Y le avisa que se venden todas las vacas que tenían en una finca de la Puebla del Rio. Las vacas estaban muy desmejoradas. Sin comer, vamos para no comprarlas.
Le pregunta a Antonio Carnerero el administrador de don Baltasar Ibán, que hacer. Le dijo :
" Compra todas las vacas, que las he tentado yo.
¡ Que no quede ninguna atrás ! Han sido cumbres. "
Antes de vender, el Litri había mandado al matadero unas ochenta que era el desecho. " Son excepcionales todas ".
Le quitó lo que pudo de lo que le pidió y le compraron todas las vacas. No podía consentir perder una genética tan excepcional. Compraron 180 vacas y tres sementales. Luego le compraron también las becerras sin tentar. Unas setenta. Le compraron los erales y los utreros, en total 450 cabezas.. No era el mejor momento de comprar, porque ya se adivinaba lo que estaba por venir.
Pero para tantas vacas tres sementales le parecía poco.
Entonces  fue a el Litri, con quien les unía una gran amistad, y les mataba sus corridas, y en Zaragoza, un sobrero suyo cinqueño, lo puso muy en candelero.
Le pidió sementales a Miguel..... " El trato fue curioso". Carlos tenía en Casablanca unas yeguas hispano bretonas muy buenas. De ellas tenía unos mulos magníficos. El Litri era muy aficionado a los mulos. Al ver las yeguas, le cambió a Miguel diez yeguas por dos sementales. Y algunos mulos por su precio.
De momento Carlos no ha tenido tiempo de lidiar nada de esta nueva compra.
La ganadería de Los Guateles tiene dos defectos : uno en el campo y otro en el comportamiento de los machos en la plaza. En el campo es una ganadería que está loca perdida. El manejo es muy complicado. Todo es a base de manías. Como vean el caballo, se salen las vacas de la finca. Dicen que Antonio Carnerero, que encerraba las vacas con una moto y arrastraba una lata de aceite vacía llena de chinotes, las ha vuelto locas. Pero no me lo creo. Es una cosa genética. Encerrarlas en los saneamientos es todo a base de trampas, con las pastillas de pienso. Si lo intentas con el caballo no encierras ninguna.
Luego, en la plaza, es un toro tan enrazado y tan bravo y que lo hace tan de verdad que se rompe en los primeros tercios. Y muchas veces llega a la muleta desfondado. Es un toro al que, por necesidad, siempre hay que darle mucha distancia. Es tan bravo que, como tú te pongas cerca, revienta y se aflige.
Lo que pide es distancia y nada de cercanías que, sino, le da una especie de yuyu. El manejo es horroroso. Si tú entras a caballo en el cercado de las vacas, se echan en el suelo como las liebres. Ni te miran. Yo sé de algunos ganaderos que se han aburrido por eso.
Su primera camada de verdad será en 2014.
De los de Domecq Solís, el toro que más se parece al de Los Guateles es el de Zalduendo que tiene el mismo esqueleto reducido.
En la Unión dicen que genéticamente lo más puro de Domecq y Díez en España, es lo que viene de María Antonia Fonseca, porque después de venderle a ella estas vacas, seguidamente echa a cubrir un toro de su hermano Álvaro, nº 123, Lancero que tenía un porcentaje muy alto de Carlos Núñez.
La ganadería de Saboya, se crea en la finca " Pajara " en Ciruelas ( Guadalajara ), en 1999, que la forma con ganado de Barcial y los herederos de Don Antonio Arribas.
En 2001 se elimina todo el ganado de Barcial y se aumenta con vacas y dos sementales de    "Aldeanueva ".
En 2005 se añaden cuatro sementales más de " Aldeanueva " y desde entonces quedan las reses de los herederos de don Antonio Arribas y de " Aldeanueva "
 ( Continuará )




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