lunes, 25 de agosto de 2014

ENCASTE VAZQUEÑO ( CAPÍTULO XI )




A raíz del momento de comprar Concha y Sierra a Litri, tuvieron que escuchar los comentarios de los " iluminados " y " todólogos " del toro : " No sabeís lo que habéis hecho " , " deberías haber comprado algo más comercial ", estáis perdiendo el tiempo, .......  pero a ellos les sirvió para ratificarse aún más en su decisión. Por enseñanza de sus padres se les tatuó en su proceder, el esfuerzo, el trabajo y el sacrificio bien aplicado en aquello que merece la pena.
El simple hecho de intentar la recuperación, mejora, conservación y potenciación de una ganadería como la de Concha y Sierra suponía suficiente motivo para luchar con toda la ilusión sobre todo por el compromiso que habían contraido.
A mediados de 1994 se hizo el traslado de la ganadería. Compraron el hierro y sus derechos, las 245 vacas de vientre, todos los sementales, eralas, añojas y añojos y las rastras sin destetar. Autorizaron bajo la licencia precisa al Litri para lidiar los machos que le quedaban bajo, ya el hierro de García Palacios. En los primeros catorce meses y después de la tienta de las dos camadas de hembras que traían, decidieron desechar todo lo que procedía de aquel toro del Conde de la Corte, y se esmeraron en identificar y precisar el tipo de la ganadería.
Para ello contaron con la ayuda de Litri y de su mayoral Basilio, incluso la de uno de sus vaqueros Antonio.
Ellos fueron fundamentales para esa primera misión.
La depuración continuó con todos los sementales, se salvaron sólo tres de la criba por ser puros " concha y sierra ", así como por su tipo armónico, se trataba de toros poderosos de pecho y culata, y bajos. De ellos , sólo uno, el nº 31, Chivito, del año 91 había cubierto por primera vez el año de la compra.
Las primeras tientas fueron un sorbo de esperanza para la familia García Palacios, vacas con clase, bravas y nobles. Poco a poco pudieron ir sacando lineas de madres cruzadas con otras familias hasta que identificaron cuál fue el progenitor marcador de los caracteres positivos.
En honor a ese toro conservaron la cabeza de Chivito.
Tuvieron que sacrificarlo por una parálisis media y aún desde el suelo y moribundo defendía su gallardía y bravura genética alimentada desde siglos.
Su muerte, les provocó un gran pesar.
El porvenir no estaba, del todo despejado, fueron unas 118 vacas las que iniciaron en 1995 el compromiso de cargar sobre sus genes el resurgir de la ganadería.
Eran vacas de todas las edades, algunas de hasta 19 años que seguían tributando su becerro o becerra cada año.
Vacas que morían de viejas en el campo. Jamás mandaron una vaca al matadero por vieja, según don José Luis el mínimo homenaje para el animal que te dio tanto, es mantenerlo hasta el final de sus días.
Esto es pura filosofía y no se sostiene comercialmente, pocas ganaderías lo afrontan así, pero como la ganadería brava es romanticismo.......
Tenían cierto temor por la incidencia  de la consanguinidad, pero escuchando a expertos en el tema - no sólo académicos sino también experimentados - pensaron que se convertiría en un mal menor desde el punto de vista exclusivamente ganadero.
A la hora de fijar comportamientos e intentar alcanzar la mayor regularidad, se convierte en un aliado indispensable.... los híbridos son perfectos para la producción de insumos, nunca para la producción de progenitores..... En esta misma situación se encuentran la mayoría de las ganaderías con identidad propia. El manejo de la consanguinidad debe ser prudente y siempre debe tenerse controlada, conservando dentro de la misma ganadería fuentes que refresquen ese aspecto.
Después de esa nueva criba, la ganadería quedó reducida en un hato de 140 madres puras " concha y sierra " y siete sementales igualmente puros, con un objetivo que era llegar a las doscientas cabezas de vientre, cifra ideal para tener la ganadería en la cabeza.
" Además, don José Luis pensaba tener una ganadería de aficionados, de aquellos que buscan algo distinto, sin ánimo de minusvalorar a cualquier otra.
Trataron de infundir en la ganadería de Concha y Sierra la personalidad tan fundamental de formar, teniendo en cuenta que toda ganadería debe adaptarse a la evolución de la Tauromaquia. Sin hacer cambios incontrolados, porque tampoco la propia Fiesta los tiene, pero el ganadero debe mimar, cuidar y satisfacer al aficionado, una figura que debería tener más peso en las decisiones empresariales, sobre todo cuando se trata de concesiones de plazas. ¿ Nos podríamos fijar en el método francés ? Todos estamos en el mismo barco. jugamos a lo mismo, y como nos pinchen la pelota, todos a casa y unos pocos al zoológico. Y los hay dispuestos....afirmaba don José Luis. " Este discurso novedoso y poco común en el actual mundo ganadero, donde todos parecen buscar el mismo modelo, y sobre todo el mismo toro, empezó a llamar la atención entre los aficionados. " Hace algún tiempo, entre la Unión de Criadores de Toros de Lidia y la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, se inició el trabajo de estudio genético sobre el toro de lidia con el objetivo de identificar sus origenes. Sus resultados enseñarán muchas cosas desconocidas  hasta el momento para los aficionados. Al parecer, todas las ganaderías proceden del Bovis Asiático, excepto dos que proceden del Bovis Africano. Una de ellas es la de Concha y Sierra, que debido a su alta variabilidad  genética resulta ser la más pura de las razas bovinas del mundo. Esta conclusión no es más que un resultado cualitativo, genéticamente hablando, pero la convierte en un patrimonio genético de la Humanidad que, sin lugar a dudas, tenemos la obligación de preservar, y a traves de la selección, mantener y mejorar día a día en sus aptitudes para la lidia.
Por supuesto, también era necesario preservar la gran nobleza que siempre atesoraron los Concha y Sierra, incluso durante la década de los cuarenta, su lunar más negro, con cuatro toreros muertos bajo sus astas.
" Nuestra selección decía don José Luis, persigue el mismo fin que la de todos los ganaderos, conseguir la bravura, con todo lo que estas palabra y actitud conlleva : casta, fuerza y resistencia, y la nobleza, que es la condición inherente a la bravura.
Pero la casta es la condición que diferencia al toro de lidia del resto de las especies animales.
Su reflejo en la condición humana podría ser la voluntad de lucha, la superación frente a hechos adversos, el no arrojar la toalla nunca y presenciar siempre batalla. En los tentaderos se pueden ver los niveles de casta, se pueden pulsar y cualificar como un animal lucha hasta la extenuación, débiendo el ganadero conservar, las reses que presentan niveles notables de esta cualidad, pues es la que permite que una ganadería se encuentre en la mente de un aficionado.
Es cierto que un toro escastado no es siempre del agrado de todos los toreros, pero el descastamiento de una ganadería termina por aburrirnos a todos. En cuanto a la fuerza y la resistencia, pueden parecer vocablos semejantes, pero evidentemente indican conceptos diferentes. La fuerza es la potencia que puede desarrollar un toro en un periodo de tiempo limitado y, generalmente, corto. La resistencia permitirá dilatar esa fuerza a lo largo de la lidia, siempre y cuando no haya exceso de castigo innecesario durante la misma. Facilitará que el torero cuente con el oponente en buen estado hasta el final del último tercio. Aqui otra vez es vital la selección, y la fuerza debe ser la asignatura llave para poder formar parte de los reproductores dentro de la ganadería.
( Continuará )

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