martes, 20 de mayo de 2014

ENCASTE VAZQUEÑO ( CAPÍTULO III )




El centro ganadero de don Vicente José Vázquez es el magnifico cortijo de Casaluenga, 3.300 hectáreas que arrienda a los cartujos en 1814 y compra en 1821 aprovechando la desamortización del Trienio Constitucional ; pero cuando vuelve el absolutismo, les tiene que devolver la propiedad a los monjes, aunque se queda como arrendatario.
En Utrera don Vicente posee el cortijo Valcargado de 550 hectáreas, comprado al Conde de Vistahermosa, Jaime Pérez y el Toruño. Muere el 11 de febrero de 1830 a la edad de 63 años, 9000 hectáreas en total por valor de 5 millones de reales que pasaron a manos de la Santa Caridad, así como 5000 animales, vacas, toros, utreros etc, por valor de 2 millones de reales, y 16 millones de reales en valores financieros y créditos a favor, todo paso a las arcas de la Santa Caridad.
Los toros de Vistahermosa, que han pasado por las manos de Barbero y de Arias Saavedra, van a llegar a las manos de Dolores Monje, la viuda de Murube, despuntando como el monstruo prometedor de la evolución taurina. Poco a poco, su superior toreabilidad desplazará a los toros vazqueños que, un siglo después de la muerte de don Vicente, pasaron a manos de la familia Domecq, que se interesan por el hierro de don Vicente.
En 1932, al renunciar los albaceas nombrados por don Vicente, el Capitán General de Andalucía actuando como Intendente Honorario vende la parte más importante de la ganadería de Vázquez al Rey Fernando VII. Más de 700 cabezas salidas de Casaluenga parten hacía las fincas de Dehesa Nueva del Rey, en Aranjuez y los montes del Pardo. Fernando VII ofrece enseguida 50 vacas de desecho a su sobrino don Miguel, Rey de Portugal, que anuncia su ganadería a nombre del Duque de Braganza, después se incrementó con más ganado de Veragua, cruzado con sementales de Eduardo Ibarra, pasando en 1913 a Antonio Flores Íñiguez.
En esta época fueron cruzadas con otras de raza jijona, de Gaviria y Julián Fuentes, con lo que la mezcla se incrementó.
A la muerte de Fernando VII la ganadería pasó a su cuarta esposa, doña María Cristina de Nápoles, con la denominación de Real Vacada de Su Majestad la Reina Gobernadora, hasta el año 1835, que fué vendida a los duques de Osuna y Veragua. Además de Veragua, habían adquirido en 1832 importantes efectivos de esta vacada fundacional don Francisco Taviel de Andrade y don José María Benjumea.
De los Veraguas no se hizo más que un cuce, con un número reducido de vacas, con un semental de Miura, en los noventa y cinco años en que la ganadería estuvo en manos del duque.
Los sucesivos duques de Veragua XIII, XIV, XV, hasta que en 1931 la adquirió Juan Pedro Domecq a don Mariano Martín Alonso, que, a su vez la había adquirido a don Cristóbal Colón Aguilera, XV duque de Veragua, en 1928. Don Juan Pedro Domecq renovó su ganadería introduciendo la casta Vistahermosa.
En 1883, Jacinto Trespalacios, de Trujillo, compra un lote de vacas que une con un semental murubeño " Roñoso ". Posteriormente vende a su sobrino, el Conde de Trespalacios, que se presenta en Madrid en 1909, antes de ceder su ganadería a Matías Sánchez Cobaleda en 1914. En 1884, Fernando Pérez-Tabernero compra vacas de Veragua y un semental de Miura.
En 1892, Villagodio compra también reses de Veragua. En 1908, lo hace Victoriano Angoso. En 1910, Pepe Vega compra vacas de Veragua y las cruza con sementalers de Santa Coloma. Y en 1931, Martín Alonso, que ha comprado la ganadería entera y el hierro de Veragua, lo cede todo a Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio. En 1938, José Enrique Calderón compra la parte de los veraguas que corresponde a uno de los hijos de aquel, y vende la mayor parte a Prieto de la Cal, mientras que el duque de Osuna, se lleva otro pico ; un hato, vendido a los pocos años, que ha dado mucho que hablar hace poco.
Al fallecer en 1929 don Matías Sánchez Cobaleda se hacen cinco lotes de su ganadería.
Herederos de Ignacio Sánchez y Sánchez, Arturo Sánchez y Sánchez, Marqués de Albaserrada, Arturo Gallego y Martín Peñato.
Otro hierro vinculado a " los trespalacios " es el de Ernesto Louro Fernández de Castro, un portugués que adquirió el de Victoriano  Avellar Froes en 1899.

Un caso más de eliminación del encaste " vazqueño " ya que Avellar cruzó con Ibarra y lo de Louro está hoy formado por reses de Atanasio Fernández.
En 1937 fallece don Juan Pedro Domecq y Núñez de  Villavicencio y la linea Vázquez - Veragua - Domecq, se hace cargo de la ganadería su hijo Juan Pedro Domecq y Díez ( Padre de los actuales ganaderos Domecq  Solís ) desde 1931 lo veragueño empezo a ser paulatinamente eliminado y adquirieron al Conde de la Corte los sementales " Llorón ", " Carabello ", " Chucero ", " Bodeguero " y " Chavetero " así como lotes de hembras..
Hasta la aparición de la Edad de Oro del Toreo, y con la aparición de Joselito y Belmonte, los toros vazqueños coparon todas las ferias a través de sus multiples ramas, Veragua, que es la ganadería más importante de estos años, pero de Vázquez también proceden, en todo o en parte, las ganaderías de González Nandín. Arribas y Valladares, que se mezclaron tanto en Villamarta como en Rincón, y luego Núñez. De Vázquez igualmente, a traves de los sementales cedidos al canónigo Diego Hidalgo - Barquero, procede el cruce que éste hace con vacas de Vistahermosa. De este cruce, con el cual debuta en Madrid en 1841, saldrá lo de Romero Balmaseda, una de los componentes de Pablo Romero, así como Guadalest y Medina Garvey. Sale así mismo la ganadería de José Domecq y Núñez de Villavicencio, el hermano mayor de Juan Pedro, que debuta en Madrid el 10 de septiembre de 1916, antes de añadir a su hato de sementales de su amigo Tamarón ( un León extraordinario, familia del que Manuel Rincón le compró a Parladé ), así como vacas vazqueñas de Surga, José Benitez Cubero compra esta ganadería el 15 de agosto de 1939. Un siglo antes, en 1832 José María Benjumea también le compró reses a la testamentaría de Vicente José Vázquez, quedándose además con el arrendamiento del cortijo Casaluenga, en la Rinconada, al que añade 1400 hectáreas más. Sus hijos Diego y Pablo Benjumea y Pérez Seoane heredan en 1852 y, aprovechando la desamortización de Madoz, compran tierras en la sierra norte, por Constantina y Castiblanco. En 1919, después de que Joselito haya comprado y aniquilado una parte, esta ganadería será vendida a Goyzueta, que la compra a los Gamero Cívico.
Estos acaban de conseguir lo de Parladé, Goyzueta vende las Benjumeas que han sido cubiertas por sementales de Parladé a Andrés López Chaves, de Ledesma, quien lo vende poco después a Lorenzo Rodríguez de Espioja.
( Continuará )




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