miércoles, 26 de junio de 2013

PICASSO Y LA TAUROMAQUIA

Pablo Ruíz Picasso, nace en Málaga el 25 de octubre de 1881. Hijo del también artista José Ruíz Blasco, vasco, pintor y profesor de dibujo, alentó con entusiasmo al joven Picasso en sus sosprendentes comienzos, reconociendo muy pronto que ya no tenía que enseñarle.
Su madre María Picasso, andaluza, era de una personalidad más fuerte que la de su marido y Picasso tuvo siempre hacía ella respeto y ternura.
En 1891, la familia se establece en la Coruña, donce Pablo comienza a pintar.
En 1895, se traslada a Barcelona con su familia, donde el joven pintor se rodeó de un grupo de artistas y literatos, entre los que cabe citar a los pintores Ramón Casas y Santiago Ruiseñol.
Entra en 1895 en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona ( La Lonja ) después de haber ejecutado en un solo día el tema del examen de admisión para el que se otorgaba el plaza de un mes.
En 1896 de instala en su primer taller.
En 1897 pinta la tela " Ciencia y caridad " para la exposición de Bellas Artes en Madrid. Decora con 25 retratos los muros de la taberna " Els 4 Gats ".
En 1898 en Horta de San Juan ( Tarragona ) pinta el cuadro " Costumbres de Aragón ", por el que le conceden una medalla de oro en Málaga.
En 1901 pasa una temporada en Madrid y funda una revista efímera, " Arte joven ". En lugar de  Pablo Ruíz Picasso ", en lo sucesivo firmará sólo con el nombre de Picasso.
En 1904 se establece definitivamente en París, donde habitará durante cinco años, su pintura entró en la étapa " periodo azul ", se establece en las riberas del Sena.
En 1905 comienza la " época rosa ". Viaja a Holanda hasta 1914, el ruso Stchonkine le compra más de 50 cuadros de gran tamaño que exiben en Moscú y Leningrado. Entre 1904 y 1905, graba 16 aguafuertes, con temas como el piquero, tratado con ese esquematismo de contorno y pura línea en el que se complace una buena parte de la obra gráfica de Picasso.
En 1906 comienza el gran cuadro las " Señoritas de Aviñón que termina en 1907.
El ejemplo más extremo es su cuadro cubista de la más característica época, es decir, de 1909, que el tituló El aficionado, humorístico rótulo puesto a una superficie cubierta de atomizados fragmentos de formas esquematizadas, entre cuyos rasgos aparecen las palabras torero y Nimes.
La pasión por las plazas, los toreros y los toros fué una constante en la vida de Picasso y un tema recurrente en su obra a lo largo de toda su carrera.
Con la Tauromaquia en 1965, se consagra, junto con Goya, como el artista español que mejor comprende y expresa el mundo de los toros. Según su amigo y secretario desde 1935, Jaime Sabartés, su afición taurina fué heredara de su padre.
Hélène Parmelin decía del artista : " Hay tantos toros de Picasso, toros en su vida, en su obra, en su cabeza, como para llenar por su cuenta diez mil praderas de la Camargue.... Hay tauromaquias enteras, desde el ruedo vacío hasta la suerte de matar, centenares de banderilleros, de picadores y de espadas, muertes de toros y muertes de hombres, grabadas, pintadas, litografíadas salidas de los hornos en vasijas, platos, bandejas. Hay toros de bronce y cerámicas de cabecitas de toros. Mujeres con mantillas ante el caballo agonizante.... las arenas rojas con caballos derribados, todo lo que puede sucederle al picador, todas las muertes del torero y todas sus victorias.
Sin olvidar el toro de Guernica.....
Picasso compartía esta gran afición por la fiesta taurina, a la que acudia con cierta frecuencia en diferentes ruedos del sur de Francia ( Arlés, Céret, Collioure, Fréjus y Nimes ) y mantuvo amistad con toreros de forma especial con Luis Miguel Dominguín.
A partir de 1951, Picasso contribuye e incluso al establecimiento de una temporada taurina en Vallauris, organizada por el torero madrileño Paco Muñoz, para el que realizó el diseño de su cartelería.
Picasso soñaba con dejar para la posteridad una gran obra que reflejara, tal y como él quería, el mundo del toreo.
En 1953 realiza las decoraciones para " El canto fúnebre de Ignacio Sánchez Mejías ", de Federico García Lorca.
El interés de Picasso por la tauromaquia se produjo como consecuencia de un viaje por España que el artista realizó a finales de agosto de 1934 acompañado por su esposa Olga y su hijo Pablo, acudieron a varias corridas en Madrid, Burgos y San Sebastián.
En los años de la Guerra Civil española, los cuadros con motivos taurinos de Picasso destilan esa mezcla de crueldad y violencia (en las cogidas de los toreros ) y, al mismo tiempo, una gran carga sexual y sensual ( en las figuras femeninas a lomos del toro o desmayadas en brazos del Minotauro ).
De Goya a Picasso va siglo y medio de pintura, y en ese lapso se cumple el más atrevido y sosprendente proceso de la historia de este arte.
Sin embargo, pese a la gran cantidad de cuadros que realizó en torno al mundo de los toros y el toreo, el pintor siempre pensó que no había conseguido reflejar plenamente aquello que deseaba en sus series sobre la tauromaquia.
Era tal la fascinación del artista por la figura del toro y el torero como lo refleja el hecho que en 1890 pinta el cuadro " Pequeño picador amarillo " y se cierra en 1972 ( con los autorretratos toreros de Aviñón ).
Podemos encerrar, como en un paréntesis, el proceso de la pintura de toros de este siglo y medio de arte entre dos nombres españoles : Goya, el aragonés que abrió las puertas del arte moderno, y Picasso, el malagueño cuyo nombre llenará cincuenta años de la historia de la pintura contemporánea.
 




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