martes, 26 de febrero de 2013

EL TORO........ SU ENTORNO



¡ Que espectáculo el del toro en el campo !
Que pena que el aficionado no conozca más al toro en el campo.
A los vaqueros, su disciplina. Al ganadero, su responsabilidad.
Que bonito es el mundo del toro en el campo, donde todo se hace sin prisas, silenciosamente, sin carreras, con el único ánimo de que todo salga perfecto, es entonces cuando se siente el silencio de la dehesa, tan acogedor y tan profundo a la vez y que muchas veces, te invade el alma.
El ver a los vaqueros realizar las faenas de campo como acabo de narrarles, sinceramente es una deliicia.
Todo despacio, en silencio y en paz, todo se entiende con la mirada y los gestos.
Los toros se pelean desde becerros, quizas en la hora del pienso acrecentan sus peleas, pero cuando más lo hacen es al atardecer y al amanecer.
El toro lucha por antipatía, por venganza, por aversión, incluso por otros sentimientos como rencor, el toro sabe " esperar " y vengarse. Los toros " pegones " persiguen siempre a los más cobardes.
Al mandón, al vencedor, con la mirada le ceden el comedero sus compañeros en la comida, quiere mandar en todo, imponer su capricho a los demás.
La sangre solivianta al toro y a la vaca a extremos indescriptibles, al olerla, es tal la excitación que sienten que les provoca pelearse con todo lo que tiene a su alrededor, las peleas son tan duras entre todos los que estén en un cercado que siempre acaban en bajas, por tanto lo primero es borrar los rastros de sangre y alejar de allí las bajas que se hayan producido.
El color rojo molesta a la vista del toro, le fatiga la retina, le ocasiona dolor y quiere librarse del sufrimiento.Otro color que excita mucho al toro es el blanco de los caballos.
La misión de los vaqueros en las ganaderías bravas es dar varias vueltas todos los días del año,a los animales, para comprobar como se encuentran, así los observan y enseguida saben por qué aquel anda alejado del resto. En los repasos minuciosos saben si un toro le han pegado, si anda enfermo, triste. etc.
Tengan en cuenta la gran sensibilidad y conocimiento que tienen los hombres que dedican su vida a la crianza del toro bravo, es sosprendente la memoria de estos hombres, se acuerdan en dónde parió aquella vaca, en que cercado, si era macho o hembra, y sobre todo, ¿ como conocen a los becerros cuando andan por el campo separados de las madres ?
La mirada del toro es larga, fija, intensa.
El toro es miope, bizquea un poco, no ve demasiado bien, mejora mirando de costado.
La mirada del toro en la dehesa difiere mucho de la que clava en el torero en la plaza.
Cuantas veces los toros lloran en plena lidia todos lo hemos presenciado.
El toro tiene muchas querencias naturales, una de ellas, escarbar antes de la embestida, casí todos la consideran como un síntoma de mansedumbre, a veces cabe, otros puede ser buscando la humedad bajo sus pezuñas, al fín y al cabo en el campo lo hacen con frecuencia, por tanto, esa puede ser una querencia natural.
El toro en el campo se siente dueño y señor de la dehesa, y al paso de un jinete, vuelve la cara despacio y lo mira, lo observa un rato, luego continua comiendo hierba, pues sabe que eso forma parte de su universo diario que el conoce a la perfección ; sabe a que hora se apaga el calor de la hierba, la hora que surjen los grillos, la liebre se despega de su cama, tiene memoria, lo demuestran constantemente cuando llega la hora del pienso, si no se les lleva, ellos acuden puntualmente a los comederos y esperan con orden que se lo lleven.. Tienen escogidos sus sitios fijos para echarse, para tomar el sol y donde se resguardan del viento y del frío.
Cuando llega la hora del ataque o pelea ¿ Quién les da la orden de ataque ? ¿ Como lo acuerdan ?
El mugido de guerra que lanzan al emprender la peles se oye a kilómetros, cuando esto ocurre todo el personal de la ganadería acude a la pelea, siempre con la intención de poder llegar a tiempo.
Todos van contra el toro fanfarrón caprichoso, cansados de su presunción a darle la mayor paliza posible, incluso herirlo, matarlo, depende de lo rápido que pueda realizar la huída.
El fanfarrón se conviete en toro abochornado y corre lo que puede con toda la camada persiguiendole, golpeándole, de conseguir la huida hace uso de su prodigiosa memoria y de su sentido de la orientación. Si se sale de la finca comienza un grave peligro y sobre todo si llega a una carretera.
 ¿  Pobre del que tenga la desgracia de encontrarse con un toro abochornado ?
Para recuperarlo a la dehesa, el ganadero se olvidará de la prisa y los nervios, dejara pasar un tiempo para que el toro poco a poco se tranquilice. Todo eso en el caso de que el toro no se escape a una carretera, donde tendría que actuar con la mayor celeridad, si el toro se encuentra en la finca lo mejor es traerle un grupo de vacas, con lo cual remansará el genio, y se le olvidará lo pasado.
La paciencia es una virtud en el ganadero y la tiene que ejercitar y llevar a cabo en estos casos de peligro extremo, una vez más el dicho del " despacio " y " suavemente ", son dos lemas que no puede abandonar nunca el ganadero.
Pero no podemos olvidar, que el toro, a veces mata, de ahí que en la gente del mundo del toro, muchos tengan superticiones, como por ejemplo el número 13.
En algunas ganaderías, como la de Miura, no se usa el número 13 al herrar a los becerros, quizas por estos motivos enumerados. El toro " Islero ", de Miura, que mató a Manolete, en Linares, nació en el Cortijo El Cuarto en la mañana del 13 de enero.
Los toros de Miura siempre gozaron de fatídica fama, hoy olvidada, entonces de 1861 a 1900 se lidiaron en Madrid, 6516 toros, de ellos 516 eran de Miura.
En algunas ganaderías, tras una cogida mortal, matan a la madre del toro, en este caso, don Eduardo Miura, mandó matar a " Isla ", la madre de " Islero ", en un gesto emocional del ganadero.





martes, 19 de febrero de 2013

SE APROXIMAN LAS FALLAS DE VALENCIA



A finales de 1860, los valencianos vieron, por fín, concluida su espléndida plaza de toros, de la calle Xátiva.
Su forma es de un polígono de 48 lados, y el redondel tiene un diámetro de 52 metros.
El edificio tiene una decoración con un orden dórico sencillo, a imitación del circo Flavio Marcelo : esta compuesta de pórticos, colocados unos sobre otros. Los arcos son rebajados en el piso bajo y semicirculares en los tres restantes. Los materiales ladrillos granulados, unidos con cal y arena : piedra labrada y muros mampuestos. Tiene una capacidad de 16850 localidades sin contar la meseta de toril y los palcos de autoridades.
El proyecto fué obra del arquitecto don Sebastián Monleón.
Cuenta con unas dependencias ejemplares, incluso un museo taurino.
Valencia enraizada en lo hispánico y mediterráneo resulta digno de toda consideración el significado y hondo simbolismo que encierran sus fiestas falleras.
Y hablando de la plaza de toros de Valencia y teniendo en la mano el nº 33 de la Revista La Lidia de 1897, les cuento lo siguiente :
El 19 de julio de 1887 se desencajonaron en los corrales de la plaza de toros de Valencia los toros de las tres corridas que se tenían que lidiar, en su famosa feria de San Jaime.
Las reses pertenecían a las ganaderías del Duque de Veragua, Antonio Miura y Eduardo Ybarra, que tenían gran cartel en la afición valenciana.
Este último ganadero, había mandado una preciosa corrida de seis toros, todos ellos negros, zaínos y de bonita lámina, que llamaron la atención de los aficionados, especialmente el llamado " Gitano ", por su magnífica estampa, que prometía una brava pelea.
Aquella noche, en la peña que se reunía en el Café de " España ", los inteligentes y populares taurinos don Vicente Andrés, el Marqués de Campos, don Ramón Patuel, don Vicente Serrulla, el Marqués de Fuente el Sol, don Luis Moroder, los directores de El Mercantil Valenciano y de las Provincias, don Paco Castell y don Teodoro Llorente ; Pepe Lluc " Barrals " y los periodistas taurinos José María Aparici " Teorías ", Juan Bautista Peris " Chopetí " y Salvador Muñoz " Cencerrito ", y de las que también era asiduo concurrente el empresario del coso valenciana aquel año, don Francisco Llausol, no se habló de otra cosa que de la presentación de los toros que habían sido desencajonados por la mañana, y todos estuvieron de acuerdo en que la corrida mejor presentada era la de Ybarra, y de los seis astados el llamado " Gitano "......
La llegada del empresario señor Llausol, fué acogida con felicitaciones. Iba acompañado por Currito Alvear, el mayoral de la ganadería de Ybarra.
Se generalizó la conversación, y el Marqués de Fuente el Sol, que era ganadero y buen buceador del historial de las ganaderías, se interesó por el toro " Gitano ".
Currito Alvear, el mayoral, se la refirió :
- Pué, mire usté, zeñó Marqué, eze toro é hijo de la vaca " Pastora ", legitima sangre Vistahermosa, y del toro " Gitano ", que era un hermoso ejemplá que se lidió en Madrí jase cuatro temporás. Salió   "azúca candé " De beserro, lo tentaron dando muestras de bravura, pero en el campo era un corderillo ; se dejaba rascá y acudía cuando argún gañá lo llamaba......
Yo estoy un poco escamao por eza mansedumbre de buey de carreta : Aunque  confio en la sangre que lleva. Pero er zeñó amo, don Eduardo, como en la tienta dió la nota de superió y tiene eza estampa tan hermosa, lo ha mandao p`acá.....Ademá, que " Gitano " é un bicho de éso que la gente der campo llamamos " goniosos ", porque come con excesiva vorasidad y siempre ertán ansiosos de comé.....
Aquello ya no fué tan del agrado de los oyentes : pero el Marqués de Fuente el Sol díjoles :
- ¡ A pesar de todo, ese toro será de bandera ! Otros con las mismas caracteristicas que " Gitano ", cuando salieron al ruedo demostraron su bravura y fiereza, que acreditaron la divisa de su dueño. Si no, ya lo veréis....
Al día siguiente, el empresario señor Llausol, acompañado de Currito Alvear, el mayoral, bajó a los corrales para ver de cerca a los toros de Ybarra, que se tenían que lidiar en la primera corrida de la feria.
Al notar " Gitano " el ruido, se fijó dónde se había producido, y se encontró con un burladero al lado del cual había un pesebre con abundante pienso
Pausadamente llegó a él, sin extrañarse de la presencia del señor Llausol y de Currito, en el burladero próximo, comenzó a comer....
Esto despertó curiosidad en el empresario, quien, desde el burladero, tocó a la fiera, y ésta siguió quieta. Entonces sacó aquél el brazo junto al pesebre y comenzó a rascar la cabeza al toro, que continuó comiendo sin moverse.
Más confiado el empresario, salió en unión del mayoral, algo del burladero y resacó los costillares de " Gitano ". Este comenzó a restregarse con el brazo del hombre, como correspondiendo a sus caricias, y acabó por echarse al suelo, en medio de la sospresa del señor Llausol y de las palabras que le decía Currito, el mayoral :
- No se lo desía a usté, don Francisco, lo que hasía erte toro......
Don Francisco recelosamente, se acercó a " Gitano ", y siguió acariciándolo, hasta que, confiado y a requerimiento del mayoral, se sento sobre el toro, en cuya actitud estuvo algunos momentos, sin que la res hiciera otra cosa que dar muestras de agrado por aquellas caricias....
Todo esto fué del dominio de los aficionados valencianos, y entre ellos había una gran expectación, por suponer algunos que resultaría manso en la lidia ; pero los que tal pensaban resultaron chasqueados, como luego se verá.
Durante los días que el toro " Gitano " estuvo en los corrales hasta que fué enchiquerado, se dejó tocar y acariciar por el señor Llausol y por Currito, el mayoral, como si se tratara de un inocente corderillo.
Y el 24 de julio, en la primera corrida de feria " Gitano " se lidió en quinto lugar. Era de pelo negro zaíno, muy bien encornado, y estaba señalado con el número 11.
A la salida de la res fué acogida con gran expectación por el público, intrigado por la pelea que haría.....
En el tercio de varas resulto un verdadero ciclón, que arrolló con bravura a los montados trece veces, hirió tres caballos, mató dos y envió a la enfermería a los picadores Joaquín Vizcaya y Rafael Caballero " Matacán "
Rafael Guerra " Guerrita " y Manuel Martínez " Manene " le clavaron cuatro pares de rehiletes superiores y llego a manos de Rafael Molina " Lagartijo ", tan noble y bravo, como había salido del chiquero, por lo que el " Califa " de Córdoba, tras una gran faena de muleta, lo echó a rodar de un magnífico volapié.......
" Lagartijo " obtuvo una ruidosa ovación, y al ser arrastrado tan bravo animal, se le concedieron los honores de la música y los aplausos generales del público.....
Los aficionados valencianos - siempre recordarán al toro " Gitano " de Ybarra.






miércoles, 13 de febrero de 2013

IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS ( CAPÍTULO VIII )



Cuando concluída la temporada 1.920, sus amigos le aconsejaban que descanse, él afirma que no está fatigado que quiere irse a América otra vez. Es la época en que Rodolfo Gaona impresiona de nuevo, con su valentía, a la afición mexicana. Y Sánchez Mejías quiere competir con él allí y hacer ese gran esfuerzo que siempre es su afán, porque a todos los luchadores les llama como un halago hacer esa máxima proeza trabajosa y difícil.
Apasiona en México ver frente a frente a los dos espadas. Y el español siente en su torno esa pasión, que lo alienta y lo estimula y lo hace feliz. En realidad, Gaona y Sánchez Mejías miden su valor al torear juntos. En los tendidos sigue la discusión enfebrecida por uno o por otro matador. Pero lo cierto es que ambos sostienen su nombradía con el mismo pundonor y con idéntico éxito.
En esta estancia en México, Sánchez Mejías tiene varios percances. Y además adquiere unas fiebres gástricas que durante algún tiempo lo tienen alejado de toda actividad. Cuando, ya mejorado, vuelve a España, arde el verano en la tierra andaluza. Se presenta en Málaga el 17 de julio de 1921. Y torea más de cuarenta corridas, algunas de las cuales constituyen triunfos resonantes. Concluida la temporada en España, vuelve a México donde permanece desde noviembre hasta abril de 1.922 y donde sufre nuevos percances. Uno de ellos es una cornada de un toro de Félix Moreno en el muslo derecho. Esa tarde, Ignacio, tiene un rasgo que expresa bien su valor y su afición. Después de curado en la enfermería, aprovecha un descuido de los facultativos que lo asisten y vuelve al redondel para seguir toreando. El público le tributa una ovación imponente. ¡ Y eso que no conoce con exactitud la importancia de la cornada que lleva el torero. !
Vuelve a España. En el mes de junio de 1922. La aureola de matador extraordinariamente valeroso que circunda a Sánchez Mejías hace que el público le exija cada vez más y más arrojo, aun con toros, a veces, de malas condiciones. Además le dice - y es cierto - que este espada cobra a veces honorarios muy superiores a los que han percibido los toreros de más renombre.
Y esta versión contribuye a esa exigencia del público, que algunas tardes se muestra muy severo con Ignacio. Pero éste se impone plenamente en la feria de Valencia, en la que realiza faenas temerarias, y en la que consolida definitivamente un prestigio que se le regateaba mucho, y que sólo a fuerza de decisión puede hacerle robusto y rotundo.
Y cuando, en esta temporada, ha toreado en España cuarenta y dos corridas, anuncia que la cuarenta y tres es la última de su vida torera en España.
En aquel serial de la feria de julio de Valencia, toreó siete tardes seguidas, superando la marca de Granero, que el año anterior había hecho el paseillo en seis, y que en aquel fatídico mayo de 1922 resulto muerto por un toro.
La corrida cuarenta y tres se celebra en Avila el 22 de octubre de 1922, lidiando, él solo, siete toros. Eligio la ciudad amurallada para este primer adiós por residir allí un gran amigo suyo, el marques de San Juan de Piedras Albas, ilustre historiador.
Apartado de los ruedos, resuelto en principio a no volver a ellos, luego vacilante de tornar o no, Sánchez Mejías ve pasar ante sus ojos la vida plácida y serena que convida dulcemente a abrir un libro nuevo cada día.
Lee mucho Ignacio en el invierno que sigue a su retirada. Y también en el del otro año, que es en el que surge la indecisión y en el que algunos amigos del ex matador de toros aseguran que éste trata de volver a los ruedos.
Pero, mientras, el libro y el campo abstraen las horas de Ignacio, leer y montar a caballo son sus aficiones más ejercitadas.
Coincide, en lo uno y en lo otro, con Juan Belmonte, que se ha retirado de los ruedos el mismo año que Ignacio.
Se viste de luces de nuevo en 1923, en Alicante, el 29 de junio. Regresó con más arrestos, consolidó su prestigio en Valencia, en las plazas del norte asombró por sus arrogancias. En Zaragoza realizó verdederas heroicidades, gran triunfo en Barcelona, en Jaén en una de las últimas corridas de la temporada sufre una cornada de un toro de Guadalest, y como hizo en México el herido burla la vigilancia de los médicos, y vuelve al redondel cuando se acaba de ser practicada la primera cura.
Otra vez el rasgo, la afición y el valor, de cara a las palmas de la multitud, banderilleó de modo temerario, e hizo una enorme faena. Ignacio se ha impuesto por su voluntad ferrea y por su valor, de cara a 1925, era el mayor " lujo " de los futuros carteles.
Le esperasba la hostilidad de la Unión de Empresarios, porque Ignacio, al igual que Juan Belmonte, exigía " lo suyo ".
En los carteles de la feria de abril de Sevilla de 1925 fué excluido Ignacio, que era entonces presidente de la Asociación de Matadores de Toros y Novillos.
El empresario de Sevilla señor Salgueiro intentaba que los toreros no pidieran más de siete mil pesetas, cuando Ignacio y Juan Belmonte no se conformaban con esas cifras que tenían que multiplicarse por tres por lo menos.
El señor Salgueiro remachó su enemistad advirtiendo a los amigos del torero :
- En esta plaza, mientras yo sea empresario, no pisará más su lindo albero Ignacio Sánchez Mejías.
Pero el 25 de abril de 1925, Ignacio, de acuerdo con el matador de toros bilbaíno Martín Agüero, espada en el cartel de la cuarta de feria y última corrida del ciclo con toros de Santa Coloma, Ignacio, espectador de la corrida en una barrera saltó al callejón y sin quitarse el sombrero de ala ancha se presentó en el redondel, requiriendo a Martín Agüero que solicitara permiso para participar Ignacio en el tercio de banderillas. Entre el estupor y los aplausos del público ambos diestros llegaron hasta el pie del tendido dos, y conjuntamente solicitaron la venia de la máxima autoridad de la plaza. Acepto el presidente y entre la ovación del respetable allá se fué Ignacio, con la americana abrochada y el cordobés bien encajado dejando sobre el morrillo del toro tres pares de banderillas.
Se escuchó una de las grandes ovaciones registradas en la Maestranza. Luego Agüero brindó la muerte de su enemigo a Ignacio, que volvió, sonriente a su asiento,
Tan pronto el torero bilbaíno acabó con el toro, el público le invitó a dar la vuelta al ruedo junto a Ignacio, en medio de una gran ovación.
Cuando los dos espadas pasaron a la altura del burladero de la empresa, Ignacio se encaró con Salgueiro y le dijo muy cortésmente :
- Lo ve.... usté...... Pisó este ruedo y toreo en la Maestranza de Sevilla cuando me da la gana, don José.......
Y como no se había cometido ninguna infracción, porque Ignacio actuó con el previo permiso del presidente, no hubo sanción para nadie.
( Continuará )







miércoles, 6 de febrero de 2013

LOS TOREROS... Y EL CAMPO



Cuando han nacido las primeras flores y los días se van alargando un poquito, los toreros salen del letargo en que los sumió diciembre, y, venga o no venga a cuento, todos dicen, " me voy al campo ".
Según Rafael " El Gallo ", hay dos meses que no tienen lidia: diciembre y enero. A finales de enero, el planeta de los toros va saliendo, de su letargo invernal.
En estos días los toreros empiezan a pensar en el toro, y en cuanto un torero empieza a pensar en el toro, se marcha al campo. No a buscarlo, no se ha dado jamás el caso de que un torero busque a un toro, ni que un toro busque a un torero. Los toreros se van al campo a hacer piernas. A lo que va al campo - por lo menos en teoría - es a fortalecerse, a prepararse físicamente. Pero sin olvidar " la línea ", el torero si engorda está perdido.
Aparte del saludable ejercicio, la reclusión campestre les beneficia mucho, porque les aparta de los peligros de la ciudad. La ciudad es muy peligrosa para los toreros.
La idea que los toreros tienen del campo es muy singular. Casi todos, la mayoría, no les gusta el campo. En el fondo torean para huir del campo.
Su gran aspiración es afincarse en las grandes ciudades plenamente. Y comprarse buenos coches, buena ropa, y lucirla.
Pero, claro, al público esto no le convence, y si los toreros quieren ganar dinero tienen que torear.
Esa es la dificultad, torear. La verdad que si no hubiera que torear todos seríamos toreros.
Un torero, al decir " me voy al campo ", está completamente seguro de que a los toros, los verá montado a caballo. En el campo le esperan las becerras en los tentaderos, que es el ideal.
En los tentaderos se hartan de hacer locuras, ellos dicen cuando reciben las felicitaciones : " Esta es la cosa : torear ; lo mismo se torean las becerras que a los de cinco años, que salvo que se pasa un poco de más miedo ; casi embiste mejor y más cómodo el cinqueño."
Rafael " El Gallo ", cuando le preguntaban de como se entrenaba contestaba siempre diciendo " ¿ Yo ? fumando puros ".
El irse al campo de los toreros en invierno es un poco parecido con la gente en verano con el veraneo, que lo bueno es poder decir que se marchan y después contarlo al regreso al vecino, al amigo, y a todo el que se encuentra en el camino.
A la mayoría de los chavales que militan en las Escuelas Taurinas y que por tanto aspiran a ser toreros, les falta lo principal, " ambición ".... mucha ambición, sin este requisito se quedan la mayoría en el camino.
¡ Torerillos soñadores : irse al campo de verdad, hartaros a torear becerras y vacas, y si no sacáis más que una temporada al aire libre del campo, lo ganarán los colores de vuestros rostros y la fortaleza de vuestros pulmones.
Y como de " ambición " hemos hablado, eso sí, todos los toreros tienen esa ambición por comprarse un cortijo y un Mercedes para que lo publiquen las revistas y enseñarlos a sus amigos.
Es tan importante para los toreros " la ambición " que si nos acordamos de Juan Belmonte, señor de cortijos, que fracasó rotundamente en sus comienzos como vimos en el blog en su biografía, nada menos que en el ruedo de su Maestranza, pero remontó gracias a su ambición que pudo más ella que todas las adversidades de sus principios, y como todos sabemos tuvo varios cortijos.
Esos días que el torero pasa en las dehesas extremeñas, salmantinas o andaluzas, con el capote y la muleta en la mano, el torero es incansable, infatigable.
Rinde a todas las becerras torea y sueña : " ¡ Ay, si toreara así un toro en Las Ventas " !
Cuando comienza la temporada, si te encuentras con un torero amigo y le preguntas " ¿ Qué hay ? te contesta : " Pues nada que mañana me voy al campo. Y si a los quince días te lo vuelves a encontrar te repite al pie de la letra que se va al campo, si reincides con él en poco tiempo te dirá ; " Llegué ayer del campo " y me vuelvo en unos días. No hay más remedio ; la temporada está encima.
Pero como no hay regla sin excepción, a muchos toreros si les gusta el campo.
Decía Rafael " El Gallo " : "El que era un genio para cuidarse, como en todo, era Joselito, se refugiaba en el campo."
José, en el Corpus de Sevilla, cerraba la puerta de las distracciones y los placeres y ya no volvía a abrir hasta que terminaba, en las fiestas del Pilar, la temporada. Entonces, al llegar al hotel, después de despachar la última corrida del año, le decía al mozo de espadas : " Guarda todo esto bien y ......¡ a Madrid !.
" Todo eso " eran los capotes, los trajes, los estoques...
Los trastos y avíos de torear. Sólo después de haber liquidado las ochenta o noventa corridas que despachaba por temporada aquel coloso, se permitía pensar que en el mundo había otras cosas además de las plazas. Para un hombre que había tenido la fortuna a sus pies. Y al que rondaban todas las tentaciones, por eso José, era Joselito en todo, y a él le gustaba irse al campo siempre que no tenía que torear.