martes, 13 de diciembre de 2011

JOSELITO "EL GALLO" (CAPÍTULO VIII)


De cara a la temporada taurina de 1914, Pineda muestra a José los contratos ya firmados.
Son 102, cifra inaudita en aquellos tiempos en que no había grandes expresos, ni "haigas" ni aviones a reacción.
Pero cuando más se entrenaba, le atacan aquellas fiebres que no lo dejarían en su vida y que periódicamente le postraban una temporada en el lecho.
Se avisa a los doctores Blanco y Ruíz, y José les pregunta :¿ " E argo " grave doctor ?.
No, hombre, no, ni mucho menos. Total unos días en cama y a seguir entrenándote.
Pero esos días se prolongan demasiado y la fiebre alta hace presa en José.
La " señá " Gabriela y sus niñas, Gabriela, Trini y Dolores, cuidan al enfermo y le dan ánimos quitándole importancia a la afección.
Fuera de la alcoba, la preocupación se refleja en sus agitanados semblantes, mientras sus labios murmuran oraciones a la Macarena.
Por fin, la enfermedad hace crisis y la fiebre comienza a descender. José deja el lecho. Está francamente desmejorado.
Ha perdido muchos kilos. Pero se muestra optimista, a pesar de la debilidad que invade su cuerpo.
El día 15 de Marzo de 1914 ha de torear en Barcelona.
En cuanto sus piernas se lo permiten, allá que se va a los cortijos de Pablo Romero.
Parece mentira que un hombre que había estado al borde de la muerte durante varios días y que se salía por el cuello de su torera camisa, pudiera sacar tantas fuerzas y luchar así con las vacas.


Ya está bastante recuperado. Para Semana Santa va a Sevilla y acompaña en el desfile procesional a la Virgen de la Esperanza " La Macarena " de cuya cofradía es hermano y protector.
La " señá " Gabriela va, como siempre hizo hasta su muerte detrás de la Macarena.
Termina Semana Santa y José vuelve al campo a dar los últimos toques a su puesta a punto.
Y llega el 15 de Marzo en Barcelona torea con Juan Belmonte.
Ésta va a ser la primera vez que los dos fenómenos se enfrentan como matadores de toros.
Y la expectación que ha despertado la corrida por este motivo es indescriptible. Completa la terna " Cocherito de Bilbao " y los toros de Moreno Santamaría y Contreras. Las localidades se han agotado, y las disputas suben de punto. Ha comenzado " la edad de oro del toreo ".
Por la anécdota siguiente se prueba el grado de pasión que existía en aquella época taurina, de la que no estuvo ausente ni el clero.
" Cuando el señor cura párroco ha conseguido echarlos y les da con las puertas en las narices, les suelta a boca de jarro :¡ " Insensatos " ! Quererse llevar las andas de la Virgen para colocar en ellas a Belmonte. ¡ Si se hubiese tratado de Joselito !
Esto es lo que ha necesitado y necesitará la Fiesta siempre. Sal, pimienta y pasión, tres ingredientes insustituibles para alentar a nuestra querida Fiesta.
Cuando José se entera del apoteósico recibimiento tributado a Belmonte a su llegada a Sevilla al regresar de México, comenta : "Eso está muy bien. Me empieza a gustar la cosa."
Le gustaba el comienzo de una reñida lucha, pues entonces Juan y José no eran todavía los íntimos amigos que fueron hasta la muerte de Joselito.
La ciudad condal hierve de emoción ante el acontecimiento. ¡ Joselito y Belmonte juntos por primera vez !
La corrida no defrauda a nadie. José ha estado extraordinario, sobre todo en el primero que cortó la oreja.
Belmonte en el último a pesar de necesitar varios viajes para acabar con su enemigo, pero lo que ha realizado ha sido tan grande que a hombros se lo llevan en manifestación popular.
La chispa está encendida. ¡ Y Sevilla prepara su Feria de Abril a base de los dos fenómenos!.
Antes de Sevilla Belmonte torea en Murcia y uno de sus toros le propino una soberana paliza. La noticia cae en Sevilla como una bomba. Se dice que Juan no va a poder torear en Sevilla. El Pasmo de Triana deja pasar las corridas fáciles pero se apunta a la de Miura en contra de la prescripción facultativa.
El cartel Miura, Gaona, Joselito y Belmonte.
La tarde de los Miuras, es para Juan, que, en el sexto " Rabicano " de nombre, después de una faena de locura, le coge el pitón al miureño.
Don Eduardo Miura, no ha ido a la corrida por estar achacoso; pero aguardaba en su casa de la Plaza de la Encarnación el resultado de la corrida. Anochece. Entra en el despacho de don Eduardo el mayoral y el ganadero le interroga con la mirada. el criado conmovido, dice : " Zeñorito, Belmonte ha cogido un cuerno al berrendo ". ¡ Falso ! Es verdad, zeñorito, ¿ lo viste tú ? Yo lo he visto, zeñorito.
don Eduardo trémulo, sale del despacho tropezando con un mueble. ¡ La leyenda había sufrido aquella tarde el golpe más rudo !
Al día siguiente en Sevilla, Joselito vuelve a la plaza por sus fueros en la corrida de Gregorio Campos.
Al toro " Palillitos " tercero de la tarde, le realizó una gran faena.
( Continuará... )


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