viernes, 7 de octubre de 2011

LA ESCUELA DE TAUROMAQUIA DE MADRID


La Escuela de Tauromaquia de Madrid, ubicada desde el año 1982 en la Casa de Campo y después en la famosa Venta del Batan, también en la Casa de Campo.
Su director D. Felipe Díaz Murillo.
El cuadro de profesores lo componen los maestros Joaquín Bernardo, Juan Antonio Alcoba " Macareno ", Faustino Inchausti " Tinín " y José Luis Bote.
Gracias a las escuelas taurinas, desaparecieron los  "maletillas", que saltaban a las plazas de espontáneos en busca de una oportunidad y acudían a los tentaderos con su famoso atillo donde guardaban capote y muleta, a sentarse a la tapia de la plaza de tientas a la espera de que el ganadero después de torear los invitados, les dejaran dar algún muletazo a una becerra.
Como recuerdo a los " maletillas " les traigo unos versos de la poesía de D. Juan Arias, El Maletilla y la Luna :

La luna asombrada mira
desde lo alto del cielo,
y pinta el campo de plata
para no perderse el duelo,
que van a tener un toro
y un aprendiz de torero,
que sueña vestir de oro
por amarillos alberos.

¡ Hehe toro ! ¡ toro hehe !
El toro se arranca fiero,
le adelanta el pie derecho,
y quedándose muy quieto,
lo embarca en su muleta
en derechazos de ensueños,
y sigue con naturales
que liga con el de pecho,
y ni la Luna se cree
lo que ella misma esta viendo.

Se dice, que se nace torero y se muere torero, es cierto, pero por mucho que se lleve en la sangre, el oficio hay que aprenderlo, para después poder torear presuponiendo que el aspirante tenga valor suficiente y una excelente forma física.
Existe un lema en las escuelas : " Para torear bien, primero hay que saber embestir bien ".
Saber hacer bien de toro cuando se torea de salón, es muy importante, de ahí el dicho.
En la Venta del Batan, con su plaza recién remozada, frente al Parque de Atracciones, en todo el centro de la Casa de Campo. El mundo del toreo se vive intensamente, allí rodeados de cientos de hectáreas, los alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, aprenden a torear y a ser hombres.
La Escuela es posible gracias a las subvenciones del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid. Algunos alumnos están mucho tiempo en la misma y otros se marchan, en cuanto descubren lo duro de esta profesión y en la que, literalmente, te tienes que jugar la vida en cada actuación.
Los que permanecen en la misma, tienen que compaginar el curso con la lluvia, la nieve, el viento y hasta con el sol abrasador, eso sí la escuela está dotada de una extensa nave cubierta donde realizan los entrenamientos en los días que no es posible hacerlo en la plaza de toros.
Los alumnos tienen que luchar y esforzarse por pasar de un grupo a otro superior que lo consiguen siempre que el esfuerzo sea notable, por el contrario los que se duermen en los laureles bajan a otro inferior.
Comparten las clases prácticas de salón con los tentaderos en el campo asistiendo a las Fincas ganaderas.
La Empresa que en cada momento regenta la Plaza de las Ventas en el pliego de condiciones ofrece el número de vacas para la escuela así como unos 50 becerros para las clases prácticas que se celebran en distintos pueblos de la Comunidad de Madrid.
Los alumnos más aventajados se enfrentan en las clases prácticas a un becerro cada uno en las fiestas locales de distintos ayuntamientos, de su resultado artístico dependerá el que lo repitan en la siguiente clase práctica.
También reciben los alumnos enseñanza de banderillear, cuentan con el profesor D. Antonio Pollán " Faiki ", que les adiestra debidamente y que después ponen en práctica en los festejos que actúan.
Insisto que el toreo de salón es importantísimo dominarlo, sin hacerlo si se intenta torear se estará siempre a merced de la res, por no tener conocimientos suficientes para burlarla. Por tanto, los profesores tienen que inculcarles el toreo de salón en toda su extensión, no todos los alumnos asimilan de la misma forma, ni con el mismo interés, incluso con las mismas ganas, indispensables al fin y sin ese requisito es totalmente imposible triunfar en el toreo.
La Escuela de Tauromaquia de Madrid, cuenta con un ciento de matadores de toros salidos de sus aulas, desde los Principes del Toreo, Yiyo, Julián Maestro y Lucio Sandín a Joselito, Fundi y Bote, Miguel Abellán, El Juli, César Jiménez, Cristina Sánchez, entre otros.
Se necesita una enorme dosis de afición para poder sobreponerse a las clases de toreo de salón, tentaderos, becerradas, novilladas, novilladas con caballos y llegar a tomar la alternativa, el sueño de todos los que empiezan, y conseguir vivir del toro. Por eso la escuela insiste mucho en que mientras están en la misma sigan estudiando para si no llegan a la meta, poder ejercer una carrera, un oficio del que abrirse paso en la vida, de lo contrario se ven a cierta edad sin oficio ni beneficio.
Así mismo cuenta la escuela con un buen número de buenos subalternos alumnos de la misma que cambiaron a tiempo el oro por la plata y que figuran en muchas cuadrillas de los matadores de elite.
La escuela de Madrid, realiza intercambios con los alumnos de otras escuelas en los distintos festejos que organizan : Escuela de Jerez, Córdoba, Sevilla, Ecija, Jaén, Alcalá de Guadaira, Algeciras, Camas, San Fernando, Almería, Chiclana, Ronda, Guillena, Granada, Baeza, Málaga, Campo de Gibraltar, Sevilla-Amate, Carmona, Espartinas, Valencia, Cataluña, Salamanca, Albacete, Alicante, Nimes, Arlés, Villafranca de Xira, entre otras.

Los Coquillas de Cifuentes, desde el año 1987, hemos tenido siempre una estrecha colaboración con la Escuela de Tauromaquia de Madrid, tanto en tentaderos en finca, tentaderos en la Venta del Batán, muchísimas clases prácticas. Estos últimos años se han celebrado hasta 7 clases de 6 becerros cada una por año, novilladas sin picadores, finales en la Plaza de Toros de las Ventas y en la Venta del Batán, final del 1º trofeo Canal Plus, Castro Urdialeá, etc. etc.
Les deseamos desde aquí a la Escuela de Tauromaquia de Madrid que sigan obteniendo éxitos cada año y sigan sacando matadores de toros para el escalafón.

Les muestro unas fotografías de las últimas clases prácticas.











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