El toro y la vaca de lidia, son animales de tipo defensivo; su alimentación es herbívora, y por tanto no tienen que luchar para vivir; los vegetales no se mueven. Por eso carecen de garras, de colmillos, piezas para sujetar las presas como los carnívoros y fieras cuya vida exige matar.
Las sensaciones que reciben los animales dominan toda su vida; los dolores, los placeres proceden de los sentidos, faltos de reflexión, ignoran el pasado el cuanto no es recuerdo material.
El ganado de lidia cuenta con cinco sentidos.
El ojo, el globo ocular es relativamente pequeño menor que el del caballo y comparando el volumen del ojo con el peso del cuerpo, resultan que estan en el último lugar de los animales domésticos. El ojo del toro tiene de 28 a 35 centímetros cúbicos de volumen y el de la vaca de 25 a 34.
Los reproductores son cortos de vista, en algunos ejemplares, por defecto de esfericidad, la miopía es más intensa, son los llamados burriciegos, como el toro que mató a Joselito en Talavera de la Reina.
En el toro la anchura del cráneo, distancia mucho los ojos, posición favorable para crear un vicio de refracción. Los toreros que se arriman saben que el toro acude mejor al engaño en las distancias cortas, en cambio toreando a distancia, aumenta el peligro y es mayor la exposición a las cornadas. El toro animal miope, acercándole la muleta acorta la distancia focal, lo que favorece la buena percepción de los objetos por encontrarse situado de manera que podemos decir que ha enfocado el objeto en su retina.
Es animal de vista baja, ve muy bien el suelo y cuanto se mueve al nivel de la tierra y para mirar por alto ha de levantar la cabeza forzando el cuello. Normalmente ve a la altura de su línea horizontal y por debajo.
Los receptores olfatorios residen en las fosas nasales. Estas fosas están constituidas por los cornetes nasales y la mucosa, la cual, en su tercio superior, se encuentra la región olfatoria.
Las partículas olorosas llegan a la región olfatoria por dos vías distintas: por los orificios nasales en el acto de la inspiracion, es decir, ejecutando movimientos respiratorios cortos y reiterados, o por vía faringea en el momento de la espiración, como ocurre en la ingestión de los alimentos.
El umbral de excitación, es decir, la cantidad mínima precisa para provocar la sensación varía para cada olor. Destaca en el olfato la facilidad con que se fatiga, sólo lo hace con el olor en cuestión y no con lo demás.
El sentido del olfato le permite al animal detectar el olor de que están provistas todas las cosas que le rodean. El aire que respira está impegnado de partículas en suspensión que le producen al animal las correspondientes sensaciones de olor.
Es por tanto y gracias al sentido del olfato lo que le permite elegir los alimentos en el campo, y así observando a los animales podemos ver cómo acepta unos y rechaza otros.
El animal ventea levantando la cabeza y aumentando el número de inspiraciones, haciendo pasar mayor cantidad de aire, y a mayor velocidad, para incrementar la sensación.
El olfato en los sementales tiene un papel importante en la reproducción pues descubren a las hembras en sus periodos de celo olfateando el aire.
Por la noches las reses en el campo, si se acercan a ellos personas o animales sienten necesidad de olfatear el medio en busca de información olfativa precisa en esos momentos para ajustar a ella sus reacciones de defensa.
Los toros ven poco de noche y siguen al resto por el sonido de los cencerros, cuya tonalidad conserva en su memoria.
Comen en abanico, nunca de frente, al tener las pupilas horizontal y ve a los lados y abajo más que de frente, esto le permite pacer con tranquilidad y moverse buscando el pasto diario.
Los párpados defienden el globo ocular contra la invasión de cuerpos extraños y facilitan la excreción y difusión de las lágrimas.
Para la correcta formación de las imágenes es necesario que se den en el ojo dos circunstancias: primero que el objeto lo tenga enfocado y segundo que se halle en la dirección del mismo.
El ojo normal, aprecia los objetos situados lejos sin acomodarse, como los situados en sus cercanías.
Les traigo una foto presente en el Museo, para ver si alguien acierta en nombre del matador.
"La arrucina". El torero Bernadó
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