miércoles, 6 de noviembre de 2019

VALVERDE




La ganadería del Cura de Valverde procedía de su padre. Juan Sánchez Rodríguez, comprándole en el año 1941 vacas y sementales a Vicente Charro. Todas de origen Lorenzo Rodríguez ( Espioja ) que a su vez se había quedado con una parte de la ganadería de José Gamero Cívico, puro Parladé ,cuando ésta se dividió entre Domingo Ortega, Llamamié de Clairac y Samuel Flores. Bajo el mando de Lorenzo Rodríguez, todo un genio de la crianza del bravo, los " Espiojas " adquirieron muy pronto fama de bravos y fueron utilizados de cimientos por varios ganaderos, Vicente Charro entre otros.
Don Juan Sánchez Rodríguez debutó con sus Espiojas de Charro en 1944, matándole su primera corrida el propio Manolete junto a Carlos Arruza en Cieza. Tres toros destacaron sobre manera por su bravura y calidad : " Colegial ", al que el " monstruo " le cortó el rabo y fue premiado con la vuelta al ruedo, " Velonero " y " Flamenco ". Después de esta primera compra, Juan Sánchez añadió vacas y sementales de de su vecino el Conde de la Corte a traves de Juan Cobaleda, el cuñado de Atanasio Fernández, es decir primos hermanos de los Gamero Cívico de Espioja. Con ellos debutó en Madrid con una novillada, dentro de la cual destacaron los novillos " Estudiante " y " Currito ".
Convencido don Juan de que la fuente  Condesa era imprescindible para alcanzar el nivel más alto, remató la obra comprando dos sementales al Conde en 1948 para enlazar las dos ramas de la misma familia. En 1951 murió don Juan, y por este motivo no tuvo tiempo de comprobar los resultados de su esfuerzo. Dos años más tarde, en 1953, la ganadería se dividió entre los nueve hijos de don Juan : (Don Casimiro, Don Esteban, Don Juan, Doña Consolación, Doña Sinforosa, Doña Emilia, Doña Cruz y Doña Carmen ) vendieron después su parte a distintos ganaderos como Alejandro Vázquez, Alejandro García, Litri, Bernardino Píriz, Venancia Hernández Pla, González San Román, o Martín Aparicio, y así se da fe de la buena fama de los Espiojas- Condesos de don Juan. El único de los nueve hijos que decidió seguir con la ganadería paterna fue el mayor de los hermanos, Don Cesáreo Sánchez Martín, conocido desde entonces como el " Cura de Valverde ", al que le habían tocado ochenta vacas con sus sementales, el hierro y la divisa.
Un largo periodo de purgatorio empezó para el joven cura. Intuía que, cualquier día, el vigor de su selección y su búsqueda de bravura impoluta tendría su recompensa. Pero el tiempo pasaba y los toros del cura se reían marginados en el circuito poco agradecido de las plazas de segunda, tuvo que esperar treinta años para tener la posibilidad de destacar en cosos más importantes. Primero destacó " Delgadote " en Avila en 1983. Al año siguiente una corrida completa lidiada en Peñaranda de Bracamonte confirmó que la huella condesa no se limitaba a los Domecq que empezaba a copar el mercado. Estos éxitos le valieron al cura para ver salir varios toros de sobreros en plazas de primera de la mano de la casa Chopera, tal como Bilbao donde Julio Robles se topó con uno. El denominador común entre los toros lidiados de sobreros fue su seriedad y su bravura no exenta de calidad.
En 1990 una comisión taurina de Alés visitó la finca del cura y una vez vistos los cercados anotaron todo lo que les gustaba, todos cinqueños y con un trapío digno de Madrid o Bilbao, el cura tiró una profunda calada a su faria, miró el reloj de su cocina charra y les dijo, muy serio. Habéis escogido lo mayor de cada cercado. Ahora voy a decir la misa, y después hablaremos del precio. Todos se miraron de reojo pero ninguno hizo ninguna objeción, siguieron al cura hasta la capilla dentro del caserío. Una hora más tarde, apretados alrededor de la mesa camilla donde los cuerpos calentaban los cuerpos enfriados en la capilla, los aficionados de Alés recibieron el mazazo del cura con aparente dignidad : " La corrida vale para Madrid, les dijo, por lo tanto vale lo mismo que la de Madrid. Ninguno se atrevió a decirle al cura que no lidiaba en Madrid desde hace décadas, y después de mirarse otra vez unos a otros, el portavoz aceptó el precio poniendo una condición : los toros tenían que llegar a Alés tan astifinos como los habían vistos en los cercados, lo cual no era un problema para el ganadero. Después de bendecir a estos clientes que le mandaba la providencia, el cura se despidió de ellos y les prometió mandar la mejor corrida que jamás hubiesen visto.
La prensa francesa se hizo eco de lo sucedido y la leyenda campera del " Cura ganadero " se hizo famosa en Francia antes de lidiar un solo pitón. El cartel lo formaron : José Luis Galloso, José Antonio Campuzano y Paco Alcalde.
Cuando la comisión de Alés volvieron a Valverde para embarcar la corrida después de haber transferido al cura el importe de la misma comprobaron que el ganadero era un hombre de palabra. La corrida era todo un espectáculo, con sus caras astifinas y su trapío imponente. Todos esperaban a que el camión arrancase. Sabedores de la picaresca taurina, estaban convencidos que algún comando de toreros esperaba poder asaltar al camión en cualquier momento. Para evitarlo tenían la firme intención de no despegarse del camión hasta llegar a Alés, 1.300 kilómetros.
Una vez los toros embarcados, mientras que el mayoral iba a por su maleta, el coche salió por delante para echar gasolina en Alba de Tormes. Depósito lleno, pasaron el Tormes en Salamanca y esperaron al camión. Pero el transportista, cogió a la derecha en Alba de Tormes para cruzar por Medina del Campo y ahorrarse así un puñado de kilómetros. Después de media hora de espera la comisión de Alés se convencieron de que los habían engañado y que estaban arreglando los toros. Volvieron a Valverde, comprobaron que el camión había salido poco después que ellos, y se lanzaron en su busca, de nuevo a Salamanca, en aquella época poca gente disponía de un móvil.
Llamaron a la Junquera para detener al camión hasta que ellos llegasen. Sin comer la comisión atravesaba España de un tirón y llegaron a la Junquera donde les esperaba el camión. Sin mediar palabra con el conductor se subieron encima de las jaulas, abrieron las trampillas y comprobaron que los pitones eran tan astifinos como al embarcarlos en Valverde, y siguieron al camión y tragaron el humo del camión y fueron recibidos en Alés con vitola de héroes.
El día de la corrida amaneció en Alés, con nubarrones cargados de tormenta. Se sorteó a mediodía y a la hora de comer empezó a llover y en tres horas cayeron sesenta litros, el ruedo era más bien una charca.
El papel vendido totalmente y el empresario por miedo que el seguro no le pagara el importe de la taquilla acondicionó el ruedo y con algo de retraso se celebró la corrida.
Los toros del cura no defraudaron. Bravos con mucho poder en los caballos de Bonijol que aquella tarde debutaba tuvieron casta y movilidad a más no poder. Fue de esas tardes que crean afición de la buena y se sigue hablando de ella. Campuzano cumbre, Galloso inmenso, Paco Alcalde pegó la espantada más grande de su carrera, venía de cortar orejas en San Isidro.
La leyenda urbana que precedía a los toros del cura de Valverde se hizo realidad y los empresarios neófitos de Alés consiguieron algo que ni los taurinos de vieja cuña más pícaros soñaron jamas : recaudar el 175% de la taquilla : 100% en concepto de seguro y 75% por los aficionados que acudieron a presenciar el festejo. Un milagro del que todavía se habla.
El milagro del cura es que un cuarto de siglo después de esa corrida sus toros siguen embistiendo. Se debe en gran parte al empeño que puso su actual propietario Jean-Luc Conturier en rescatar esta ganadería que, después del fallecimiento de don Cesáreo en 1994, desapareció poco a poco de los radares del sistema.
En 2012, compró las 80 vacas que quedaban, sus crías, dos sementales que se mataron nada más llegar a Francia y los machos de tres camadas.
De los cercados pelados de Valverde recuerda Jean-Luc, a la alfalfa de Haute Costa, el cambio de vida fue radical. Los sobrinos del cura que le habían vendido la ganadería le dijeron que había que tentar todo, pues ellos hacía años que no lo hacían.
Eliminó un 40% de las vacas del cura y se quedó solo con las muy bravas. Compró 12 machos a Salvador Domecq, los tentó y se quedó con cuatro que echo a las vacas de cura, acto seguido compró 30 vacas muy abiertas de linea y preñadas del Conde de la Corte para volver a la fuente del cura. Les sacó sementales y ahora lleva dos líneas con 19 sementales : las vacas del Conde con sus sementales y las de Valverde con sementales de Salvador Domecq o del Conde.
Desde el blog, le deseamos a Jean-Luc muchos éxitos con sus dos hierros el de Valverde y el de Concha y Sierra que adquirió anteriormente.





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