Con motivo del centenario de la alternativa en la Maestranza, de Sevilla, de Manuel Jiménez Moreno ( Chicuelo ), les traigo al blog, su biografía.
Manuel Jiménez Moreno, nació en la casa nº 11 de la calle Betis, del barrio de Triana, de la ciudad de Sevilla, el 15 de abril de 1902. Hijo del matador de toros del mismo nombre y apodo, quedó huérfano en su más tierna infancia, pues su padre murió el 18 de noviembre de 1907. Su tío el banderillero Eduardo Borrego ( Zocato ), recogió al niño y a una hermanita suya de aproximada edad, cuidándoles y educándoles con el mismo esmero y cariño que si de hijos suyos se tratara, que el matrimonio Zocato carecía de ellos. En el hogar modesto del banderillero no oyó el niño Manuel hablar más que de toros y de cuanto se relaciona con la fiesta. En aquella casa, entroncada por diversas ramas, con artistas del toreo, no había otra preocupación. Su tía ( la mujer de Zocato era hermana de la madre de Manuel ) hablaba con mucha persistencia de las ventajas que en la vida alcanzaba el que llegaba a ser matador destacado. Así, sin duda, se incubó la afición del niño, que llevaba en sus venas la sangre y la vida de su progenitor, que fue un buen artista, malogrado, en gran parte, por la dolencia que acabó con su vida joven. Y el niño Chicuelo no pensó más que en ser torero. Zocato, en la modestia de sus disponibilidades, le dio una instrucción primaria muy completa, y ya alternando en sus estudios con la lidia, de algunos becerros, se inició Chicuelo en el toreo. Pronto acudió a tentaderos y a faenas, siempre acompañado de su tío, que no perdonaba medio para que el chiquillo fuese invitado a los tentaderos y a torear en cuantas becerradas y oportunidades se lo permitían. Y pronto fue conocida la gracia y el arte del niño en los cortijos y en el ambiente taurino sevillano, en el que su tío contaba con grandes amistades y simpatías. En las inmediaciones de Sevilla existían entonces dos placitas, en las que toreaban con frecuencia señoritos aficionados y toreros que así se entrenaban. Era una de ellas la de la " Huerta del Lavadero ", propiedad de " Los Gallos ", que gustosamente se la cedían.
Era la otra la de la " Venta taurina ", en manos de un modesto industrial. En las dos plazas era muy conocido el niño Chicuelo. En otra placita en Dos Hermanas el gran aficionado don Antonio Pickman, gran protector del niño, allí mató su primer becerro en abril de 1912, cuando cumplía los diez años.
En 1913, en el mes de octubre, La Escuela Taurina de Sevilla, en la que era Chicuelo discípulo predilecto y destacado, organiza una becerrada en la " Venta taurina " y Manolo figuraba como matador.
Chicuelín toreó a su becerro de manera asombrosa, así con el capote como con la muleta. La gente se entusiasma viendo las hazañas del niño y cortó las primeras orejas.
Por aquel tiempo se traslada a Salamanca, donde alterna en tentaderos y becerradas con otros tres aspirantes a torero : Juan Luis de la Rosa, Granero y Eladio Amorós. Allí pronto se significa como un torero fácil, de enorme finura y calidad.
En 1918, mata ya novillos y torea en once novilladas, casí seguidas en Barcelona. El 1º de septiembre torea por primera vez en Zaragoza mano a mano con Antonio Márquez y novillos de Terrones.
Se presentó en Madrid el 8 de agosto de 1919, con García Reyes y Joselito Martín y novillos del duque de Braganza.
A los diecisiete años le llaman en la Real Maestranza de Sevilla " el Principe heredero del toreo ".
Toma la alternativa en la Maestranza en la Feria de San Miguel el 28 de septiembre de 1919, se la dió Juan Belmonte actuando de testigo Manuel Belmonte, con toros del Conde de Santa Coloma, el de la alternativa " Vidriero " cárdeno.
Confirmó en Madrid testigo Rafael " El Gallo ", con Juan Belmonte y Fortuna de testigo, en la corrida de la Prensa celebrada el 19 de junio de 1920. El toro de la confirmación " Volandero ", jabonero del duque de Veragüa.
Chicuelo, a quien alguien lo definió como el arquitecto del toreo moderno, por su gran toreo con la mano izquierda y su gran ligazón de los muletazos.
Pero su mayor importancia estriba ante todo en su fertilidad y capacidad de sugerencia para crear nuevas suertes y nuevas maneras de interpretar las antiguas.
Aunque otros diestros estén mejor en una corrida, el público sale hablando de Chicuelo. Puede ser que los demás salgan en hombros y él no. Pero representa una concepción del toreo marcada por el arte, las chispas, " el ángel ".
Manuel Jiménez aporta la mayoría de eso que hoy se llama " escuela sevillana " ; lances a pies juntos, " Chicuelinas " ( altas, bajas, girando, inmóviles, graciosas, solemnes ). En suma, buena, muy buena parte del toreo de filigrana y orfebrería, creaba lances y muletazos en cada corrida que no le salían igual en la siguiente.
Había bebido las más puras esencias del clasicismo de José y Juan, las adaptó a su espíritu ( inconstante y voluble) y a su cuerpo menudo, de trazos cortos. De ahí la belleza estatuaria de las verónicas y naturales, aunque le salieran más breves que a José y Juan. A cambio de acortar los pases les dió ligazón - suprema virtud del toreo moderno - y armoniosa perfección. Limpió de rudeza el toreo de la " Edad de Plata " donde aún persistían vestigios del toreo antiguo.
El 24 de mayo de 1928, frente a " Corchaíto " realiza en Madrid la primera faena de la época post-, belmontina, encadenando naturales en redondo como el maestro mismo nunca lo había hecho. Dos orejas y rabo. El público pide también la vuelta al ruedo para el noble toro de Graciliano que traen del desolladero para recibir el homenaje. " El público decía no haber asistido a una faena parecida ". El crítico del Heraldo de Madrid lo narraba espléndidamente en su crónica : Los Gracilianos forman parte de los toros más bravos de la época. No parpadean antes de embestir, el ganadero les había imprimido a sus toros un estilo propio.
La temporada de 1928 le colocó en el primero de los artistas excelsos. Aquella faena cumbre con treinta pases y dieciséis naturales y de pecho, da la pauta de lo que había cambiado en poco tiempo el toreo.
Fue tan grande la faena al toro " Corchaíto " que se habló de ella durante toda la temporada.
Aquella tarde hizo que subiera su cotización, faena de muleta que llenó paginas de periódicos y revistas.
Al finalizar la temporada de 1927 contrajo matrimonio con la artista Dolores Castro Ruíz "Dora la Cordobesita ", que era un emblema de la belleza de la mujer cordobesa, posó en varias ocasiones para el pintor Julio Romero de Torres.
En 1928 toreó 81 corridas. Sus mayores triunfos los obtiene en 1939.
Chicuelo es uno de los toreros de su época, de más acusada personalidad. Ni imitó a nadie, ni pudo imitarle nadie.. Era, o es, innata su gracia, sin parecido con ninguna.
La suerte de la " chicuelina ", la ejecutan todos los toreros quizá con tanta perfección como el mismo; pero con su gracia, con su donaire, con su salero,nadie ; en esto Chicuelo es inimitable, incopiable.
Vistió por última vez el traje de luces en Utrera ( Sevilla ) el 1º de noviembre de 1951, en una corrida con toros de Concha y Sierra en la que dio la alternativa a Juan Doblado y a Juan Pareja Obregón.
Falleció en Sevilla el 31 de octubre de 1967.
Hombre de baja estatura y de brazos cortos, si con el capote y la muleta hizo verdaderas maravillas, lo mejor de todo su toreo fue la gracia primorosa con que lo adobó.
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