Entonces compró 80 vacas de los Bayones y quince novillos, erales y utreros para tentar. Le salieron 2 sementales muy buenos. Lo echo todo en otra finca aparte, lo llevó a corridas, fueron buenos en general. Por eso lo dejó en pureza. Pero era tan distinta la ganadería de la suya, que no pudo aprobar muchas vacas : en once años que la tuvo, de 80 vacas que compró, se quedó con 46. Lo vendió todo eran muy frías. Corrían, saltaban, no le gustaban. Es un encaste muy difícil de llevar.
La primera lección que inculcó Victoriano a sus hijos Ricardo y Pablo, es que la ganadería debe considerarse una pasión, nunca un oficio. Es decir, si hace falta, hay que invertir en ella lo que se gana en otra profesión, pero nunca esperar vivir de la ganadería.
Victoriano une en su ganadería las dos ramas principales salidas del Conde de la Corte : la andaluza y la salmantina.
Al comprar lo de los Bayones, Victoriano entendía que eran dos encastes muy parecidos, al tener también aquel un goterón de Domecq. Se refería a la mezcla ideada por el gran Lisardo Sánchez, quien en los cercados extremeños de Botoa, mezcló lo de Atanasio con Urquijo y algo de Juan Pedro, aunque siempre dijo que esta segunda aportación no le dió lo esperado. Parte de esta ganadería llegó a El Viti, que se la vendió a los hermanos Hernández, ganaderos de Los Bayones, que a su vez le cedieron a Victoriano vacas y machos. En el Palomar quedan dos hierros para dos herederos Ricardo y Pablo, por orden de antigüedad, los cuales estan muy preparados y decididos a seguir con la obra mayor de su padre, y perpetuar la saga ganadera familiar, iniciada por el tatarabuelo de Victoriano, Atanasio Rodríguez, y continuada por Vicente Cortés y Gregoria Cortés, el abuelo y la madre de Victoriano del Río.
Victoriano mantiene en el Palomar la mitad de las vacas, la otra parte vive cerca de Aranda de Duero. Victoriano siempre trató las técnicas más modernas para conseguir el triunfo. Para explotar su filón bravo, Victoriano no dudó, desde hace mucho tiempo, en utilizar todas las técnicas de reproducción. Pero gracias a los avances tecnólogicos siguen padreando muchos toros después de irse de esta vida. Aldeano, obviamente, que sigue teniendo hijos directos : Alcalde, y unos pocos más entre los cuales Beato al que, apenas muerto, Victoriano le cortó los testículos para llevárselos en una bolsa de hielo hasta el laboratorio donde le suelen extraer las pajuelas. De esta forma, muchos de los grandes toros de Victoriano siguen teniendo descendencia sin haber conocido una vaca en vida.
Las ansias de Victoriano por llegar a tiempo y salvar las pajuelas son tales que, alguna vez, le han causado un disgusto : " Un año, saliendo de Dax con unos testículos a toda velocidad por ir a 160 por hora en una carretera de 100, le quitaron el carné y no le detuvieron de casualidad . Todo, es que, para salvar las pajuelas, no hay que perder tiempo, y aun así no siempre se consigue.
Victoriano intentó llevar acabo su aventura científica más atrevida en 1996, cuando escuchó que en Inglaterra habían clonado a la oveja Dolly.
Intentó algo similar con Aldeano a través de una empresa canadiense. Pero el precio era desorbitado para la época : 150 millones de pesetas. El tiempo pasó, y Victoriano siguió de lejos los adelantos en materia de clonación animal. Y en 2008, durante la celebración del Congreso Mundial de Criadores de Toros de Lidia en Aguascalientes, una ponencia llevada a cabo por la empresa ViaGen, líder del sector en Estados Unidos, le convenció. ViaGen había logrado grandes éxitos al conseguir clones idénticos de toros para rodeo, caballos ingleses y americanos, entre otros, y Victoriano pidió precio para llevar a cabo este proceso con su mejor semental, Alcalde, hijo de Aldeano con hechuras de Jandilla, que ya tenía 16 años. El precio había bajado, y Victoriano no dudó en invertir para conservar su filón.
Desafortunadamente para Victoriano, las cosas se torcieron por culpa de la burocracia y el proceso se eternizó, hasta que tuvo que desistir : por cuestiones sanitarias, la legislación europea no autorizaba la importación de sus clones creados en Texas ( Estados Unidos ).
Decía Victoriano que en la ganadería siempre hay que buscar la bravura, porque de lo bravo se puede ir hacia más nobleza, pero de la nobleza no se llega a la bravura. En el tentadero de hoy - añade el ganadero - se han tentado vacas, buenas, buenas, vacas difíciles, vacas buenas muy bravas. Las figuras saben que aquí está el toro de triunfo grande en Madrid. Es un toro que te pide un esfuerzo grande, pero te lo agradece.
Un día Morante de la Puebla le llamó a Victoriano una tarde, para pedirle vacas para tentar por la mañana del día siguiente. Llevaba varias corridas de toros, y decía que había perdido el sitio. Quedaron a las once, y apareció a la una y media con un minibús detrás de su coche, lleno de admiradores y entre ellos, Diego El Cigala.
La primera vaca no le valió, pero la segunda fue buena y la cuajó. Le dijo a Victoriano : No quiero torear más porque me he encontrado muy bien y, si esta tarde tengo estas sensaciones, en la plaza puedo cortar trofeos. Eran las dos y media. Le dijo que no quería comer nada porque tenía que descansar antes de la corrida y así se fue. Y esa misma tarde cortó una oreja en la Beneficencia de Madrid.
El toro del indulto en Dax, fue un indulto envuelto en polémica pues el toro había recibido un puyazo, pero Desgarbado tuvo mucha calidad, fue un repetidor incansable, boyante, obediente, pronto y noble. El público pidió de forma unánime el indulto, y el ganadero pidió a gritos poder llevarse a casa ese tesoro de toreabilidad brava, mientras que la presidencia resistió largo rato, al considerar que a un toro que sólo había tomado un puyazo. Pero al final, para evitar un disturbio público, tuvo que concederlo.
Desgarbado padreó al máximo durante años, y aportó lo que había mostrado en el ruedo.
En la década de 2006 a 2017, los toros de Victoriano del Río han posibilitado en Madrid once Puertas Grandes.
Otro torero amigo de Victoriano es César Rincón. Lo conoció en el año 90 y se lo presentaron los hermanos Lozano.
Después Victoriano intervino en la compra de la ganadería de El Torreón por César Rincón.
Para 2017, Victoriano sigue ilusionado y hasta los aficionados más exigentes le reconocen su mérito,
Victoriano del Río dejó pajuelas de Aldeano a Juan José Rueda y Luisa Parache Hernández propietarios de la Ganadería de Sotillo Gutiérrez, que en estos momentos tienen guardados en Talavera, los óvulos de las vacas y el semen de los sementales congelados para su ganadería de Domecq, anteriormente eliminaron lo anterior que tenían durante muchos años.
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