jueves, 27 de abril de 2017

VICTORIANO DEL RÍO ( Capítulo I )



En 1967, comenzó Victoriano del Río su ascensión hacia la cumbre explotando unas minas de cuarzo y mica cerca de Aranda de Duero ( Burgos ). Así empezó a hacer dinero como promotor minero. Cuando España empezó a crecer, las fábricas producían menos de lo que podían vender, y los empleados que tenían en esta empresa minera no daban abasto de lo que ella podía fabricar y vender. Sacaban de la mina piedra cristalina para fabricar vidrio. Si podían vender 100 toneladas, el personal solo sacaban 40. Los dueños para cumplir con sus pedidos tenían que comprar fuera, más caro. Entonces les ofrecieron a sus mineros pagarles el cuarzo a 40 céntimos el kilo. Y estos dijeron que no. Como Victoriano trabajaba aquí una mina de granito, le ofrecieron encargarse de la de cuarzo.
Fue a verla, estudió el tema  y vio que allí había dinero a ganar. Se quedó con ello. Los mineros se reían de él, diciendo que como pensaba ganar dinero en esas condiciones.
Ellos no tenían experiencia, sacaban el cuarzo pegando tiros, metiendo dinamita en un barreño sin haber estudiado el tema.
Victoriano tenía el carné de dinamitador. Y sabía que, para arrancar el cuarzo, tenía que dinamitarlo en distintos tiempos.
Llevó una máquina fenomenal y dando unos tiros penetrantes, si al frente tenía quince metros utilizaba detonadores eléctricos, que era algo más moderno, explotaba primero el cero, luego el uno, el dos..... y de esa forma, la detonación, en vez de arrancar, rompía.
La vibración del primer detonador chocaba y el segundo lo volcaba, Antes de llegar Victoriano gastaban 20 kilos de dinamita por pega, Victoriano mil.
Se escuchaba el booooooom por todos los pueblos de alrededor.
Ellos cuando daban la pega, sacaban uno o dos camiones y Victoriano sacaba 30. Además ellos cargaban a mano, y Victoriano compró una pala. Y así desde el primer día entregó a la empresa seis camiones diarios, luego nueve......
El primer mes consiguió Victoriano 175.000 pesetas cuando un piso en la calle Alcalá valía 200.000.
Estuvo unos años trabajando pero en 1974, por cambios en el accionariado de la empresa que compraba el cuarzo, quisieron revisar el contrato y bajarle los precios. Como no le interesó lo dejó, pagandole una indemnización que estaba prevista en el contrato de 400.000 pesetas un capital en aquellos años. Y menos mal, porque, a los dos años, aquella empresa estuvo en quiebra total.
Al año de empezar con la mina en 1968, Victoriano empezó a construir en Guadalix de la Sierra (Madrid), en una finca, de su familia. Y no había forma de vender los chalet. Vendió el primer chalet a un hombre que tenía seis hijos y un sueldo muy humilde.
Cuando se enteró el alcalde, que también era constructor, le dijo que como podía vender una casa de casi medio millón de pesetas a una familia que no la iba a poder pagar.....
Dos días antes, había visto el alcalde a la mujer del comprador ir a la tienda de comestibles a comprar fiado.
Apenas tenían para comer hasta cobrar el sueldo. Pero Victoriano tenía que empezar a vender y, puesto que el banco no le daba ningún crédito, Victoriano le hizo letras a veinte años.
Pero al empezar los chalet, tenía unos dos millones de pesetas ahorrados gracias a la mina de cuarzo, se le acababa el dinero y no había vendido nada, tenía 14 chalet construidos se los hacía un amigo suyo de Colmenar Viejo, y le dijo que tenía que parar porque se le acababan los cuartos. Y el amigo le contestó : Mira Victoriano, vamos a hacer dos más, y ya me los pagarás cuando puedas. Y ese mismo año empezó a vender y pudo pagar todo. Era el año 1969, en el pueblo pensaban que se iba a arruinar.
En Manzanares hizo 450 viviendas, y en Guadalix de la Sierra 800 y en Miraflores de la Sierra 800.
Cuando en 1934, el abuelo de Victoriano se muere, su madre hereda la finca El Palomar y la ganadería. En el 1936, su padre tenía vendidas dos corridas de toros, una para San Sebastián y otra para Huesca. Se las mataron en la finca y no quedó ninguna vaca durante la guerra. Se lo comieron todo. Una vez finalizada la misma, como el padre de Victoriano era de Vegados ( Asturias ) y tenía en Madrid una tienda de muebles y una joyería, le gustaba el campo, pero con vacas mansas y ovejas.
Del 40 al 60 más o menos, veinte años sin ganado bravo, después de haberlo tenido casi un siglo.
Volvieron los toros al Palomar cuando Victoriano del Río compró a Manuel García Ibáñez, una parte de lo que tenía de Andrea Escudero, una rama de Albaserrada. Era igual de puro que lo que compró Victorino Martín en el mismo momento de las otras ramas de los Escudero. Le salían muy bravos y, dentro de las posibilidades, llegó con ellos a ser alguien en los pueblos.
Vendía los novillos en los pueblos a 250.000 pesetas. Pero era costumbre en los pueblos de Guadalajara la vispera del festejo venían a la finca para embarcarlos ochenta o cien personas.
Un día, le dice un concejal de un Ayuntamiento que iban a embarcar una novillada : ¡ Ése es manso ! Y como el novillo estaba muy tranquilo entre los cabestros, le dice a Victoriano el Alcalde . ¿ Es manso ? y le dijo no, para nada..... Pero las cien personas se pusieron a favor del concejal diciendo que era manso, entonces Victoriano se calienta y le dice : ¿ Usted dice que es manso ? Seguro, le contesta. Y siguió Victoriano : Pues mira, lo vamos a meter en la plaza y si es manso, yo se lo regalo a ustedes y se lo comen con patatas. Pero si es bravo, usted me lo va a pagar al mismo precio que me lo iba a pagar el Ayuntamiento.
Sale el novillo a la plaza y sale Victoriano del Río con un capote, estaban con él dos de sus hijos, uno con dos años y el otro con cuatro.
Victoriano con cuarenta años solo con el novillo y cien personal alrededor. Le dio un lance lo toma perfecto, vuelve y le dió varios. Era extraordinario.
¡ Vale, vale, vale !, grita el alcalde. ¿ es bravo ! Pero Victoriano se vino arriba y le dio unos cuantos más.
Se fue al concejal y le dice : ¡ 250.000 ! Y le responde : Mire usted, yo soy muy pobre, sólo tengo ovejas y las tendría que vender todas para pagarle a usted.
Victoriano, muy firme : ¡ Mire, yo me he jugado la vida y me tiene que pagar lo dicho. El concejal lloraba, y le dice el alcalde : ¡ Si usted lo lleva al juzgado, yo voy a declarar que tiene razón usted !
Y de la misma forma que los cien acompañantes decían que el novillo era manso, ahora estaban a favor del ganadero y le abandonaron y tuvo que volver a dedo el concejal hasta su pueblo de Guadalajara.
Al quedarse solo Victoriano, pensando en lo bruto e inconsciente que había sido al asumir el gran riesgo de torear al novillo, le perdonó al concejal y decidió que se acababan los pueblos.
Vendió las cincuenta vacas, los erales, los añojos, todo muy barato a un tratante.
Para empezar de nuevo, Victoriano tenía que hacerse con un hierro de la Unión. Le compra a Francisco Gallego un hierro con 25 vacas viejas de Juan Pedro Domecq y un semental de Algarra. El hierro había sido de Pepe Luis Vázquez que se lo había comprado a Guardiola Ese hierro era uno de los tres " Y " que los Gamero Civico habían creado a partir del origen de Ybarra. En este lote se encontró con un semental muy bueno y una vaca muy buena, puros Juan Pedro Domecq y Díez, marcados con el hierro de la " V "
( Continuará )




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