La primera decisión de la Marquesa no deja lugar a dudas : Tomás llevaba apenas pocos días muerto cuando el Conde de Mayalde, Alcalde de Madrid y presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidía le llamó : Perdona que te pregunte esto en un momento así, pero ¿ a nombre de quién van a lidiarse ahora los toros ?
Sin dudar ni un segundo : ¡ Tomás Prieto de la Cal ha muerto. Tomás Prieto de la Cal vive !
El cometido que le esperaba al nuevo ganadero era aplastante : " la ganadería era entonces bastante larga.
Entre los toros que no habían sido vendidos y las vacas sin tentar, los animales se hacinaban en la Ruiza.
El primer año tentaron vacas utreras, de cuatro, cinco, seis y siete años, sin tentar.
A petición de la Marquesa, Antonio Bienvenida fue a dirigir los tentaderos. La única solución era eliminar todo lo malo. En los dos años anteriores a su muerte el antiguo mayoral Pepe Doblado vino a La Ruiza para ayudarles en los tentaderos ; sabía ver y conocía todas las familias.
De doscientas vacas las dejaron reducidas a cincuenta el mínimo que exigía la Unión para permanecer inscrito.
Si para el padre de Tomás la ganadería había sido un pasatiempo costosa, ahora debería ser autónoma para poder sobrevivir.
Después se pusieron a buscar sementales. Diez años de un trabajo sordo de 1976 a 1986, un proceso largo durante el cual los resultados en las plazas eran muy malos, ya que los tentaderos eran malísimos.
En 1983, encontraron el semental que buscaban " Luchador " el cual les dio otros tres hijos que también fueron sementales.
Los Veraguas habían perdido raza, eran complicados, no embestían ya.
Toros bajos de raza, sin motor, distraidos, sin fijeza, malos para el caballo, imposibles en la muleta. Era como para renunciar.
Los frutos de " Luchador " crecían,, cada año las tientas eran mejores. De lo desastroso pasaron a simplemente malo, después a lo aceptable, hasta llegar a lo bueno.
A partir de 1985, los resultados aparecieron. El trabajo comenzaba a dar dividendos. Como la ganadería era pura y los últimos consejos de Pepe Doblado, fueron factores determinantes.
Con diecinueve años Tomás contaba con la afición más fuerte. Por encima de todo, quería perpetuar lo que había recibido.
Para superar todos los sacrificios que esto trae consigo, hay que tener mucha afición. Tomás ha consagrado su vida a los veraguas.
La aportación de un semental de veragua puro, cedido por don Álvaro Domecq a principio de los años noventa, no condujo a nada...... salvo quizá a restaurar la confianza por parte de los toreros.
Francia jugó un papel muy importante.
Con una camada corta los avances son más lentos.
Y además en el mundillo actual, el que tus toros salgan buenos no es un factor decisivo. Los toreros no quieren toros que les den problemas. Y los de Prieto de la Cal eran muy exigentes. Aunque salgan nobles, hay que ser buen torero. A partir de ahí, más le vale a Tomás no tener camadas largas.
Rafael, el mayoral que aprendió el oficio al lado de Pepe Doblado, y quien nunca se marchó de La Ruiza ; rinde un informe sobre las actividades realizadas, ni cojos, ni heridos. El ganadero recibe con filosofía el parte de guerra : " Cada día estoy preparado para perder uno o varios toros, son imprevisibles y cuando deciden matarse, nada ni nadie puede impedirlo.
El ganadero vive en Sevilla debido a las obligaciones escolares, y pasan en La Ruiza los fines de semana y todas las vacaciones.
En los años 1980, nadie quería saber nada de esos toros. La transición fue muy difícil admite Tomás. Todo el mundo mataba los veraguas y de repente ya no.
En 1988, se empieza a notar el trabajo de restauracióbn de la ganadería. Marco Girón le corta el rabo a " Hocicón " en Cantillana.
En aquel entonces, se alternan en el ruedo novillos que hacen soplar un viento de pánico y otros que resultan excelentes. El 6 de agosto de 1989, Juan Carlos García le corta el rabo a " Lucero ".
En 1990, los seis novillos lidiados en Alés, por Domingo Valderrama, Juan Carlos Beca Belmonte y Tino López salen excelentes.
Alfonso Ordóñez, el benjamín de la dinastía, oficiaba entonces como representante de la ganadería. Por amistad, y también en recuerdo del trabajo efectuado en La Ruiza por su hermano mayor Cayetano Ordóñez.
Cuando consideró que el joven ganadero ya sabía lo que quería, se fue retirando poco a poco. La línea de la ganadería estaba ya muy clara con una connotación torista que satisface al ganadero.
Sevilla abre las puertas a los antiguos veraguas el 1º de julio de 1993, Luis de Pauloba corta una oreja.
En 1997, la leyenda trágica de los veraguas se enriquece con un nuevo episodio sangriento, la empresa Canorea ha contratado a seis toreros sevillanos necesitados de contratos.
Jesús Cardeño, natural de Triana y con 44 años, regresaba a la Maestranza, se va a porta gayola, pero " Hocicón " sale distraido de toriles y le toca, pero muy tarde para desviar la embestida del bólido, cuyo pitón le arranca la mitad de la cara. Tiene el paladar perforado, la mandibula inferior fracturada y una docena de dientes rotos, pero el torero, al que se llevan con la cabeza colgando y la herida abierta, ¡ está vivo de milagro ! En madio del pánico general y de los gritos de terror, " Hocicón " persigue al banderillero Antonio Tavira que ha venido al quite, le arranca el capote de las manos, lo alcanza en el momento que entraba en la tronera del burladero y le pega una cornada grave en el muslo.
Algunas semanas más tarde, la tragedia se olvida cuando Luis de Pauloba obtiene el indulto de "Vinatero " en Constantina.
Después de 20 años los veraguas de Prieto de la Cal regresan a las Ventas. Dos de ellos son aplaudidos en el arrastre.
En julio de 2003, la tragedia vuelve a Las Ventas.
Reyes Mendoza, quien, confirma alternativa frente a un cinqueño los espectadores ven cómo se eleva por los aires recibiendo una cornada grave en el muslo, mientras que un banderillero recupera el testículo del matador de debajo del estribo.
El 11 de junio de 2005 en Ayamonte el último novillo se le concede la vuelta al ruedo.
Tomás sabe que la vida que ha sido la suya difícilmente podrá ser vivida por sus hijos. Como para tantos otros terratenientes que quisieron perpetuar el orden de las cosas, se acerca la hora de las rupturas dolorosas. Aquellos que supieron prever y tienen otra profesión cuyo salario les permite trabajar sus tierras sin percibir beneficios pueden durar, más aquellos para quienes la ganadería es su único ingreso comienzan a preguntarse hasta cuándo podrán aguantar....... la única salida está en agotar toda la producción y por ende, amoldarse a la realidad del sistema. Podría vender el cortijo y la ganadería.
Pero Tomás, dice : ¡ Eso jamás ! Si me llevan al límite mandaré todo al matadero. Tomás invoca, como su último recurso el deseo de los verdaderos aficionados con los franceses en primera fila. Para Tomás, todavía hay esperanza, seguirá luchando para seguir viendo a sus veraguas en los carteles.
( Continuará )
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