En Tauromaquia no hay conceptos puros, todo depende de la interpretación de cada artista.
Se habla del toreo de verdad, pero la única verdad en el toreo es que hay dos vidas en juego, la del torero y la del toro. Como lógica se da, que triunfe la del torero, pero esta lógica a veces se rompe y triunfa la del toro.
De ahí que no haya tauromaquia perfecta : el célebre Pepe Hillo, escribe las primeras reglas del toreo por el año 1796 ; más que reglas, son advertencias para mantener la integridad física del torero ante el toro, y miren por donde el toro " Barbudo " acaba con su vida, cuando su arte estaba cargado de experiencias, vividas delante de los toros.
Bastantes años más tarde aparece Joselito ; practica una tauromaquia tan perfecta, que le llaman Joselito " El Sabio " ; conocía el comportamiento de los toros como nadie ; su dominio, absoluto y pleno, tanto es así, que su madre la señora Gabriela, llegaría a decir : " Para que un toro lo hiera, le ha de tirar un cuerno ".
También esta sabia experiencia de saber lidiar los toros la rompera " Bailador ", la tarde del 16 de mayo de 1920, en Talavera de la Reina, cuando los mismos subalternos de su cuadrilla exclaman : Si a José le ha " matado " un toro, que va a ser de nosotros.
Parecía imposible, que el menor de los " Gallos " lo matara un toro, pero así fue.
En cambio cuando aparece Juan Belmonte, sucede todo lo contrario ; dolía la vista de verle torear ; se llega a decir : " Así no se puede torear ". " El Pasmo de Trina " , rompe todos los moldes que se creían necesarios para mantener la integridad física delante del toro ; del toreo de piernas, que era el que se practicaba, lo cambia al toreo de brazos, además lo implanta, demostrando que así se puede torear.
En una ocasión unos amigos le dicen : " Juan, el toro es como el tren, si te pones en la vía y no te quitas cuando viene, te arrolla, a lo que Juan contestó : " También se puede hacer que descarrile y se salga de la vía, y tanto que descarriló el tren y lo sacó de su vía ; Ya no era el toro el que movía al torero, sino el torero al toro.
Al que había que darse prisa para poderle ver torear, como diría el Guerra, no lo mató un toro, además de permitirse el lujo de hacerle sombra al coloso Joselito.
¿ Quién tuvo la verdad del toreo Joselito o Belmonte ?
Para mí, los dos ; el uno era completamente diferente al otro, y por tanto, cada uno tenía su verdad.
Por tanto, se puede sacar la conclusión de que en tauromaquia, nunca se sabe, si lo que se dice, lo que se hace delante del toro, es la verdad suprema del toreo, lo interprete quien lo interprete.
Tan solo el artista que logra la atención de los públicos, va camino de su verdad ; en el toreo una de las mejores verdades y de mayor impacto, es interpretarlo como no lo interpretaron sus antepasados y crear una luz propia que destaque sobre las demás.
Las grandes figuras del toreo, lo fueron precisamente, porque aportaron aires nuevos a la fiesta, mejores, o peores, pero desde luego nuevos.
En el caso concreto de Manolete, su verdad era esa personalidad y nuevo estilo que aportó al toreo, también supo despertar esa exigencia tan necesaria para llegar a ser número uno.
Se le exigía porque el público, consciente, o inconscientemente sabia que era algo nuevo lo que estaba viendo, y quería llegar al límite de sus posibilidades. Precisamente, no suelen llegar a ser figuras del toreo, aquellos que no despiertan en los públicos el espíritu de la exigencia.
Todas las grandes figuras del toreo han estado criticadas y se les ha exigido más que el resto de sus compañeros, ahí está la historia cargada de ejemplos, el del Guerra, es claro y contundente, primerísima figura del toreo, llegó a decir : " No me voy, me echan ". Es el tributo fijo que se ha de pagar del liderazgo.
Manolete soporto algo peor que la exigencia, y fue que se desconfiaba si aquello era la verdad, o lo fingido.
Tanto quiso demostrar en sus últimos tiempos, que aquello que él realizaba en las plazas, era la verdad de su toreo, que muchos cronistas de su época, comentarían, que Manolete se dejo matar, sus últimas actuaciones fueron de una entrega tal, que rozaba el desprecio de la propia vida.
Don Gregorio Corrochano, manifestaría en una ocasión :
" Libreme Dios de llamar truco barato a nada de lo que se haga o se intente hacer con un toro, me guste o no me guste, porque en el solo intento de la suerte del toreo, está el valor y la vida de un hombre ".
Manolete no necesitaba estudiar los toros, para darle a cada uno la lidia que sus características exigía, todo lo contrario, revoluciona los términos y lleva su poderío al extremo de imponer a todos los toros una misma faena : La suya.
Siempre al mandar en el toro como consecuencia legítima viene el mandar en el toreo, como así sucedió también.
Saldrán toreros nuevos, valientes, técnicos, dominadores y con estilo que igualen su toreo, incluso lo superen, pero la imagen que dio Manolete dentro y fuera de la plaza, no la volverá nadie a dar.
La personalidad es intransferible, y en Manolete, " su personalidad " era el todo de su arte.
Como sería de grande la personalidad de Manolete, que nadie se atrevió a remeter contra ella, muchas, muchisimas cosas se han dicho en contra de Manolete, a su personalidad sus detractores le dieron de lado y siempre se vieron incapaces de censurarla.
Manolete en cualquier época hubiera sido el que fue, porque cuando el arte se lleva dentro producto de una personalidad, el tiempo en que se produce es lo que menos cuenta, cuando este arte irrumpe causa la admiración y coloca a su intérprete en el lugar de los elegidos aparezca en el tiempo que aparezca, la época en que se produce el acontecimiento es sólo un accidente.
Que bien le viene a Manolete aquel refrán que dice :
" La personalidad es al hombre, lo que el perfume a la flor ".
La seriedad senequista de Manolete iniciaba ya su instalación de clásico. Córdoba ha sido siempre una tierra con vocación de verdad....
El Campo Santo se llama " Campo de la Verdad ".
Manolete tenía perfil de estatua.
Para Manolete el rito empezaba antes de las cinco de la tarde, todavía en el Hotel.
Guillermo, su mozo de espadas, le sujeta las vendas que solía ponerse en los pies, el traje de seda y oro y la montera, a su derecha, dispuestos a ser enfundados, todo en orden, sin bullicios ni prisas.
Su apoderado, don José Flores Camará, tendría la exclusiva de apretarle todas las tardes, los machos antes de partír a la plaza.
La seriedad de Manolete era el reflejo de un gran dosis de responsabilidad ante el público.
El miercoles 4 de julio de 1917, a la una y media de la madrugada, en la calle cordobesa Conde de Torres Cabrera, número 2-A, nace un niño que días más tarde, concretamente el 9 de julio, en la iglesia de San Miguel, se le imponen los nombres de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez apadrinan al recien nacido, Francisco Rodríguez Sánchez, tío, y Dolores Molina Sánchez, hermana del neófito.
( Continuará )
Oléeee Mariano, su verdad era el TODO para él en ls calle y en la Plaza!!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Juan Hidalgo Muñoz :
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tu comentario Juan, espero te gusten los próximos capítulos. Un abrazo.
Mis respetos Don Mariano,buenas letras. Saludos cordiales ��
ResponderEliminarMis respetos Don Mariano,buenas letras. Saludos cordiales 🎨
ResponderEliminarMuchas gracias Francisco Älvarez por su cordial comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarMagnifico comentario y muy bien explicado ,desde Rota mi total enhorabuena deseando leer el siguiente
ResponderEliminarAnónimo :
ResponderEliminarMuchas gracias por su amable comentario desde Rota, Un abrazo.