Cuando don Eduardo debuta en Madrid el 25 de junio de 1893, la Fiesta atraviesa una época de transición.
Frascuelo va a retirarse, Mazzantini intenta plantearle batalla a la nueva generación y Guerrita se perfila como el sucesor designado de Lagartijo, quien se encuentra en las postrimerías de su carrera. En ese contexto surge en Sevilla " El Espartero ", cuyas legiones de partidarios esperan que ponga fin a la hegemonía, de los cordobeses.
Su valentía es tal que parece que ningún toro puede ganarle la pelea. Como esos miuras que lidió en Sevilla el 20 de abril de 1894, con los cuales triunfa de manera clamorosa.
Pero el destino de " El Espartero " estaba escrito. En Madrid camino de la plaza un gato negro cruza la calle delante del carruaje. El banderillero Antolín se persigna, pero el maestro afortunadamente no es superticioso.
El toro " Perdigón ", de Miura, considerado demasiado chico para ser lidiado en Madrid, la temporada anterior permaneció casí un año entero en la dehesa de don Faustino Udaeta, ganadero de Manzanares, quien le pidió a su amigo son Eduardo Miura el poderlo usar como semental para un número restringido de vacas. Es un toro colorado, ojo de perdiz, listón, muy astifino, cornidelantero, corto de cuello y enmorillado, una característica rara en los toros de Miura. En Sevilla en la Plaza de la Encarnación, en el domicilio de don Eduardo, a la criada se le ha olvidado encender las velas que, desde los inicios de la ganadería arden en la capilla familiar cuando se lidian sus toros. Cuando don Eduardo se da cuenta, la bronca es terrible. Los cirios se prenden a toda prisa, pero ya son las cinco, la corrida de Madrid empieza a las cuatro y media. Al tirarse a matar " El Espartero " a " Perdigón " que le avisó varias veces se fija en sus pies y en vez de meter la cabeza en el engaño, lo espera y lo lanza a volar a dos metros hacia arriba, Cae de cabeza, en lugar de dirigirse a la barrera para reponerse, el sevillano vuelve al toro. Le da otros siete derechazos y se vuelca sobre el morrillo para asestarle una estocada rabiosa. Una temeridad inútil. Incapar de pasar es presa fácil. " Perdigón " sólo tiene que alargar su corto cuello para coger al torero. Lo tira al suelo y le embiste de nuevo. La cornada en el vientre es espeluznante. Al mismo tiempo que se llevan al torero inconsciente, dobla el toro.
" El Espartero " muere veinte minutos después sin haber recobrado el conocimiento. Una vez más como ocurrió con Curro Guillén y Pepete, un toro de Miura mata a un torero en la cumbre de su popularidad.
Nace la maldición lanzada por Fernando Villalón : Malhaya sea " Perdigón ", el torillo traicionero.
Don Eduardo lleva la ganadería apenas un año. La muerte de " El Espartero " conmociona a España entera. Ya terrible, el nombre de Miura se vuelve sinónimo de peligro mortal para los toreros. Tan es así, que dos meses más tarde. el 15 de julio de 1894. la Maestranza es el escenario de una nueva tragedia. No se trata ni de una gran corrida, sino de un simple festejo con vacas toreadas para los aficionados. Y para el que don Eduardo ha mandado animales de desecho. Uno de los aficionados, no pudo matar a " Beata ". Un banderillero la llama a la tronera de un burladero para apuntillarla a buen resguardo.
Armado su brazo con el cachete, aguarda el momento oportuno mientras uno de sus compañeros toca a la vaca. Con un ojo fijo en el capote que agita a su lado la vaca vigila con el rabillo del ojo la figura que adivina muy cerca de ella. En dos ocasiones la mano se acerca a su cerviz, pero dos veces hace que retroceda. El puntillero está convencido de que a la tercera será la vencida : " Beata " le da la espalda. Arriesgándose el puntillero sale a medias del burladero y prepara el golpe, pero la vaca es más veloz y le asesta una cornada mortal en el bajo vientre. Un rumor se propaga, acusando a don Eduardo de mejorar la puntería de sus toros acostumbrándolos a cornear unos monigotes rellenos de paja.... La leyenda negra de los toros de Miura acaba de escalar otro peldaño. Se les empieza a llamar " los toros de la muerte ".
Don Eduardo no va a ser el único en aprovecharse del entusiasmo algo mórboso suscitado por sus toros. Para las empresas, una corrida de Miura equivale a un lleno seguro.
Para los toreros, si los miuras son unos adversarios más temibles que todos los demás, los triunfos que puedan cosechar enfrentándolos dan riqueza y gloria.
Aunque la ganadería de Miura no es ni por asomo una de las favoritas de Guerrita, mató 139 miuras en doce años.
Pero a principios del siglo XX, Miura sigue siendo fiel a su leyenda, la cual se nutre tanto de triunfos como de tragedias.
El 16 de octubre de 1902 sale en Madrid " Catalán ", el toro más bravo y más noble lidiado en esa plaza, como titula la prensa del momento.
Al día siguiente, la prensa es unánime :
" Catalan " merecía el indulto.
Una semana antes, sin embargo, el nombre de Miura fue sinónimo de tragedia cuando el 7 de octubre de 1902 en Barcelona, " Desertor " sosprende al modesto matador madrileño Domingo del Campo que muere en la plaza.
La leyenda de Miura sigue creciendo. Para verlos lidiar, de todos los pueblos de Andalucia salen trenes llenos de campesinos que han ahorrado durante varias semanas para pagar el precio de una entrada. Y en esos trenes la leyenda se enriquece.
Circulan los rumores más descabellados, algunos de los cuales tiene cierto fundamento. Unos explican el poder de los toros de don Eduardo atribuyéndolo a una poción mágica que éste les suministra cada día. Poción que había obtenido de un curandero muy viejo al que su hermano don Antonio había dado asilo hace mucho tiempo en su cortijo.
Esa poción secreta se mezcla con el pienso, mientras que para otros se diluye en el agua en los puntos donde beben los toros.
Otros dicen que esa poción se distribuye todos los días después de que los toros han hecho "gimnasia" ( lo que viene a confirmar el hecho de que Juan Pedro Domecq " inventará su tauródromo, don Eduardo siguiendo la costumbre de su hermano, hacía correr diariamente a sus toros ). Los campesinos vecinos del cortijo " El Cuarto " son abrumados con preguntas, y en el lento avance de los trenes en la campiña andaluza, algunos toros se vuelven célebres aun antes de salir al ruedo. Este porque ha matado a tres o cuatro de sus compañeros, otro porque se ha escapado, y que a don Eduardo y sus cabestros con sus vaqueros les ha llevado dos semanas reintegrarlo a la manada.
Otros como " Azafran ", mandado a Valencia, donde todo el mundo se dio cuenta de que estaba loco cuando le vieron matar a dos cabestros apenas salido del cajón, después se mató dando golpes contra las paredes de su chiquero.
" Berberino ", chorreado en verdugo y ojo de perdiz, lidiado en Madrid el primero de octubre de 1900, dande mató cinco caballos antes de coger a Mazzantini.
" Aguilillo ", lo tuvieron que matar a tiros en el barco que lo conducía a Marsella, después de que destrozó su cajón y sembró el pánico.
( Continuará )
Oleo de Adolfo Durá representando la cogida mortal de " El Espartero ", por el toro " Perdigón " de Miura.
como siempre, perfecto. gracias senor cifuentes!
ResponderEliminarel Chulo :
EliminarMuchas gracias a usted por su cordial comentario que le agradezco.
Saludos.