Cuando a la temporada 2014 le faltan unos escasos 30 días los aficionados sentimos añoranza del pasado por varias razones. Nos falta competencia y rivalidad real en los ruedos y nos falta litúrgia taurina que se unía al sentido trágico y a esa emoción que se le imprimía a las corridas de toros de entonces.
Ese sentido ceremonial del que durante siglos sentiamos en algunas formas teatrales, sólo se encontraba ya en los toros.
Antes la tragedia en los ruedos no se actuaba, se vivía. Aquello era la teatralidad, no como fingimiento, sino como escenificación litúrgica. Le dijo Rafael " El Gallo " al célebre actor Morano, cuando le brindaba un toro : " Y sepa usted que aquí se muere de verdad, no como en los escenarios.
Nos sobran a los aficionados es este 2014 las corridas mixtas, por su falta de rivalidad y por el tamaño del toro, tan importante siempre y hoy aún más por el crítico y precario momento por el que atraviesa la Fiesta.
Los recelos de las grandes figuras a las exigencias de Madrid no es nada nuevo, pero entonces comparecían más que en la actualidad. El Guerra dijo : " En Madrid que atoree San Isidro ". Y cuando Joselito, un día antes de su muerte, escuchó el acre y bárbaro grito de los tendidos " ojalá te mate un toro mañana en Talavera ".
Si examinamos las distintas tauromaquias que se han escrito, desde la primera a la última observamos que sus reglas son tan genéricas como las del ajedrez ; conviene conocerlas a fondo para evitarnos que nos den el mate de Pastor o nos coja el toro en el primer enfrentamiento.
Torear de salón es una manifestación coreográfica que permite entrenarse y adquirir agilidad en los brazos para jugar el capote y la muleta, y lograr músculo en las piernas para clavarlas en el suelo sin moverse, y también para identificarse con los instrumentos empleados en la lidia.
Contaba José Ignacio Sánchez Mejías que su tio Rafael " El Gallo " todas las tardes, después de haber tomado café, copa y puro - como se decía entonces -, cogía la muleta y el estoque y decía : " Me voy a entrená ".
Y, sin prisas lo hacía por el pasillo de la casa de su hermana Lola, con la que vivía.
De una forma u otra, es necesario un aprendizaje, y después entrenar a diario, el capote y la muleta, por su peso, conviene manejarlos el mayor tiempo posible.
Tanto Fernando " El Gallo ", como su hijo Rafael " El Gallo " no fueron toreros competitivos :
Tuvo que surgir Machaquito para que la competencia se produzca con Bombita.
Entonces se hablaba de torero largo y torero corto.
El primero tiene más recursos para dominar al toro en los tres tercios y una mayor variedad en el manejo de capa y muleta, mata con facilidad.
En cuanto a toreros cortos digamos existen dos tipos : los que se caracterizan por si irregularidad, ahora se les llama torero artista.
Hay otro tipo que, se caracterizan por ser cortos en expresión estética, al que suele calificarsede bastos, poniendo al descubierto su mediocridad con los toros muy bravos.
Joselito " El Gallo " representó la síntesis del mejor toreo anterior, y casí seguro que no hubiera tenido rival, como sucedió con Guerrita, si no hubiera surgido Belmonte.
Su paso por los ruedos fue muy breve tenía tan sólo veinticinco años el día trágico de Talavera de la Reina, pero de una gran intensidad por el número de toros que mató y por la rapidez con la que asimiló el cambio radical que supuso la nueva forma de concebir el toreo, qué apuntó Juan Belmonte.
La comptetencia entre José y Juan nace con una característica peculiar :es la única que no se entabla entre un torero y un matador de toros, La direfencia es más radical : Joselito, a pesar de su juventud, es un clásico ; y Belmonte, un revolucionario.
José es el continuador de toda una tradición taurina sevillana, que se conjuga con el conocimiento y dominio de los toros .Es un torero completo que ejecuta todas las suertes con arte, con gracia, capaz de vencer cualquier dificultad que le presente su enemigo.
Belmonte es un torero que trata de imponer una nueva concepción del toreo. Condicionado por sus facultades físicas, intuye que la única forma de imponerse es quedarse quieto, y que solo podrá conseguirlo invadiendo los terrenos del toro. La forma clásica de torear es conseguir que el toreo abandone su propio terreno y hacerle entrar en lo que se denomina jurisdicción del torero.
Juan, en sus comienzos, como todo revolucionario, es incomprendido, nadie sabe lo que en realidad pretende. Se le califica lo que ahora se define como torero tremendista, y su nombre se asocia a Terremoto, Cataclismo. Aseguran que no tardará mucho en matarle un toro, porque torea en su terreno en el que todos piensan que es imposible torear.
Joselito sigue la linea de los grandes continuadores, que perfeccionan el toreo de los que le precedieron, dentro del respeto a las normas clásicas. Belmonte rompe con ellas y vuelve a los inicios del toreo. Sus primeros pasos los da a ciegas, intuitivamente, y no pueden ser más toscos y primitivos.
Los primeros contactos de Belmonte con los toros los tiene en el auténtico terreno del toro, la dehesa, cuando cruza el rio de noche, para luchar con ellos clandestinamente ; y digo luchar porque va nada menos que a reinventar el toreo partiendo de cero. Sus escasas facultades físicas le condicionaron en extremo. No puede competir con el toro en movilidad y recurre a la proximidad y a la quietud. Casi todos le auguran un final trágico. Sólo algunos, que impresionaron al público por la emoción de ver a un hombre moverse entre los cuernos de un toro.
Joselito y Belmonte acabaron con los demas toreros. Los públicos se cansaron de los viejos modos, cuya transformación era patente, y a la quw no podían adaptarse los ya antiguos. Sólo Rafael " El Gallo " pudo sostenerse, y aún intentó la retirada, de cuyo acuerdo volvió repetidas veces.
Belmonte comenzó a quitárse la montera en su segundo toro, por comodidad.
El genial torero de Triana consideró que podía arrimarse a los toros y leer Cervantes y soñar con Chopín y las literaturas rusas y francesas.
Pero torear es templar y templar es tener valor para no inmutarse ante la acometida del toro.
Pero la evolución estaba en marcha............
Para entender la Tauromaquia de nuestro tiempo, y la del futuro, es preciso conocer la Historia del Toreo, al menos desde los Romero, y sobre todo las llamadas " Edad de Oro " y " Edad de Plata ".
En la próxima entrada hablaremos de un gran torero de la " Edad de Plata " de Manolo Bienvenida, en aquella época nunca llegó a existir un " Número Uno ", ni una pareja que mandase en el cotarro.
Contaba Alfredo Corrochano, otro buen torero de la " Edad de Plata ", que toreando en Las Ventas con Juan Belmonte y Marcial Lalanda, le susurró al oído Marcial : " Alfredito ven y siéntate a mi lado en el estribo para que la gente nos vea, porque hasta ahora sólo están mirando a Belmonte,
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