Enero es un mes muy propicio para realizar los herraderos del ganado bravo y manso con la única diferencia que en el bravo hay que cuidar que el becerro no aprenda nada, para que vaya virgen, a las plazas.
El herradero es una jornada de mucho trabajo, pero a la vez alegre y oficiosa que casí siempre se realiza en invierno.
Lo normal es que los animales presentes en el herradero oscilen entre los ocho meses que son los que nacieron en el mes de Abril y los de quince meses que lo hicieron en Septiembre.
Hace años no era obligatorio crotalizar al nacer el becerro, y por tanto la única forma de saber el número de la madre una vez numerados en el herradero era soltarlos de nuevo con las madres y a caballo el ganadero, el mayoral y el veterinario, ír anotando el becerro 20 es hijo de la 280, el 17 de la 310, etc, así uno a uno hasta completar la lista de lo herrado.
Hoy los crotales evitan esa operación, pues al entrar un becerro en el cajón de herrar el veterinario y el ganadero conocen de antemano toda su identificación y pueden rellenar todas las fichas al efecto.
Yo los puse voluntariamente, entonces no era obligatorio, el segundo año de ser ganadero, pues me dí cuenta el trabajo que ahorraba el no repetír en 24 horas dos veces el ahijado.
Les cuento hoy una operación normal de " destete " , es una operación anterior al herradero.
Los sonidos eran cada vez más cercanos, una enorme polvareda lo acreditaba, traidos por el viento, cada vez más cerca ; cencerros de los cabestros, voces de hombres y trote de caballos.
Los becerros corrían tras las madres, sin saber lo que éstos o los extraños olores significaban.
De pronto toda la manada paró en seco y permaneció esperando cerca de la plaza de tientas, el silencio se hizó patente y la polvareda desapareció.
Las vacas madres estaban muy nerviosas sobre todo las de más edad.
El ruido de los cerrojos anunciaban la apertura de las puertas que daban acceso al recinto donde se realizaría el " destete ".
Un vaquero montó en su caballo y se dirigió hacía la manada pendiente de la situación de los cabestros, al fondo otros vaqueros aguardaban sujetando a la manada.
Las vacas se sentían seguras mientras que los vaqueros no se acercaran demasiado, mientras que la manada pudiera moverse libremente, así permanecerían juntas sin peligro de arrancarse a los caballos.
Los cabestros comenzaron a moverse empujados por las órdenes de los vaqueros en dirección a las puertas recien abiertas arropando lo más posible a la manada.
En pocos minutos se introducían en el recinto con los gritos de los vaqueros y los cabestros que estaban rezagados entraron en último lugar.
Pero en un instante una vaca salió disparada de la manada a galope tendido, seguida por su becerro, tratando de huír de aquel escenario, pero un vaquero que adivinó la maniobra les seguía muy de cerca, el becerro asustado cayó al suelo ; pasó el caballista por su lado como un verdadero relámpago, persiguiendo a la vaca que había tomado otra dirección tratando de despistarle, pero cada vez le ganaba más terreno hasta que se colocó en su flanco, obligándola a volver al recinto pues el becerro ya estaba dentro.
Pero no contenta la vaca cuando estaban llegando se arrancó de pronto al caballo y el vaquero aprovechó esta circunstancia para dejar que se colocará a la cola de su caballo y así entre una nube de polvo penetraron en el recinto el caballo y pegada a la misma cola " Pañera " que no era la primera vez que realizaba este numerito.
Enseguida divisó a su becerro y se unieron moviendo el hocico y las orejas.
Una vaca " Española " de nombre, que se le murió el becerro y que por tanto andaba sola, se movía entre las demás enganchando sus cuernos en los flancos de las otras vacas, a una le golpeó muy fuerte ; se oyó un bajo mugido de " Vistahermosa " nº 312, que le embistió hacía adelante y la pelea duró un buen rato, saliendo vencedora " Española " que al estar " machorra ", y por tanto más fuerte incluso le propinó un buen pitonazo que le hacía sangrar a " Vistahermosa ".
Una utrera bramaba y bramaba al no encontrar a su becerro, caminaba entre todas atropelladamente y una vaca vieja que tenía la acidez de los años, " Pañofino ", le golpeó tan fuerte con los cuernos que la utrera perdió el equilibrio y con el movimiento de cuerpos cayó al suelo y " Bailadora " que la vió tendida en el suelo aprovechó para cornearla cerca de la ubre, un vaquero que pasaba por allí en ese momento entró a todo galope agitando entre las vacas su sombrero y consiguió detener la pelea.
Por fín apareció el becerro de la utrera " Petaquilla " de nombre, y lo primero que hizo fué buscar la ubre de su madre con el hocico, sacudió la cabeza y estornudó, intentado echar la sangre que le había entrado por la nariz.
Una vez que la manada pasó a un corral muy grande se tranquilizaron las vacas, los vaqueros apartaron a las dos vacas heridas para curarlas, pues de no hacerlo enseguida con el olor de la sangre las vacas se ponen como locas y se pelean mucho.
Las vacas viejas sabían que el final se acercaba y una vez más perderían a sus becerros.
Un vaquero se subió a una tapia desde allí con una cuerda manejaba la puerta y podía ír dando salida a las vacas que venían corriendo hacia la puerta buscando la libertad, los otros vaqueron cortaban con los caballos a los becerros y los conducían a la manada.
Y así fueron seperando a las vacas de los becerros, operación de varias horas, pues las vacas se arrancan a los caballos y no abandonan el recinto sin su becerro por nada del mundo.
Las vacas pasaron a la libertad de la dehesa y la siguiente operación sería apartar los machos de las hembras.
Esta operación se realizó en los chiqueros y fué más rápida, los machos llevaban los crotales colocados de forma distinta a las hembras y eso les hacía a los vaqueros adelantar la operación.
Y con el sol puesto terminó el " destete " de doscientos ocho becerros.
A los quince días para dar tiempo a que se repusieran se produciría el herradero de machos, un día, y al siguiente el de hembras.
El herradero para el ganadero es uno de los signos de posesión definitivos de su ganadería.
Al igual que decimos con frecuencia que el ojo del amo engorda el caballo, el sello de su ganadería sobre su becerro le hace sentir al ganadero como garantiza la casta, la verdad que solo momentáneamente, pues todos sabemos que en la plaza es donde tiene que demostrarlo y acreditarlo.
El veterinario durante el herradero tiene que rellenar muchos impresos que al final del mismo firman el ganadero y el veterinario que es la llamada acta del herradero.
Una vez separados los machos de las hembras no se vuelven a juntar, pues las hembras pueden ser progenitoras a partír de los dieciseis meses, y con ese tiempo el macho también engendra.
Para terminar, el herradero es una operación de gran importancia, mediante el mismo los becerros pasan a formar parte de la ganadería, hasta hoy, día del herradero, eran una cosa que iban detrás de la madre.
Con su número a fuego adquieren identidad propia en la misma.
Don Mariano una vez mas le doy las gracias por contarnos sus experiencias al mismo tiempo que leo su articulo da la impresion que este a su lado en el campo
ResponderEliminarPor cierto anoche vi un video de tierra de toros que era del herradero de su finca que iva usted montado a caballo
no deje de ilustrarnos con sus vivienzas Saludos
Garridet :
ResponderEliminarMuchas gracias por su gratificante comentario que me sirve de gran apoyo para seguir publicando en el blog.
Recuerdo el reportaje del Canal Extremadura precisamente era un día de herradero. Cordiales saludos.