Los toros en el campo siempre están rodeados de pájaros : milanos, grajillas, águilas, buitres, golondrinas, jilgueros, cigüeñas, espulgabueyes, etc.
Los espulgabueyes es el pájaro que tiene más contacto con los toros. Estas garcillas blancas se posan en su cabeza y lomo andando junto a ellos y buscan con sus agudos ojos los insectos que posados en los lomos de los toros, incluso las moscas y las garrapatas.
Si divisan una garrapata o una mosca las garcillas de forma hipnótica ondean la cabeza y de forma rápida disparan el pico, atrapando al pequeño chupador.
Los toros aceptan a los pájaros como espulgadores y vigías. Al menor movimiento sospechoso en el cercado, las garcillas se marchan con rapidez.
Incluso a veces se posan en los pitones de los toros cuando están adormilados.
Admiten a los vaqueros en sus caballos que los visitan varias veces al día y conocen sus voces, incluso al caballo que monta y, si cambia de montura, se recelan del cambio de caballo y lo encuentran sospechoso y empiezan a estar desconfiados.
Sin embargo un toro enfurecido ( por salír perdedor de una pelea ) embestirá al caballo del vaquero sin ningún tipo de contemplaciones con tanta saña que si lo alcanza lo puede rajar de arriba a abajo.
Los toros se pelean todo el año pero en primavera lo hacen con mucha más frecuencia ; la hierba fresca y abundante los pone fuertes y más excitables.
Además de las peleas por el liderazgo del grupo, los toros pelean también para defender territorios. La mayoria de los toros tienen terrenos individuales o querencias, áreas del cercado en las que se sienten más seguros. Cuando están dentro de los límites de sus querencias, les aumenta la confianza en sí mismos, la fuerza y el peligro. Si un toro echa de su querencia a otro en una pelea, una vez que llegan arrastrandose a terreno neutral, la riña parece estar más igualada.
Si varios toros comparten un cercado, los más débiles se amotinan a menudo contra el toro más fuerte, más grande, desposeyéndole de los previlegios de cabecilla. Si un toro protesta, incluso en su propio terreno, independientemente de su fuerza y tamaño, no tiene posibilidades contra dos o más toros, uno le bloquea los pitones y recula, el otro le ataca por el costado o por detras. El toro atacado no tiene otra alternativa que la huída.
A un toro desterrado el contacto con los otros animales se le hace pesado y desagradable.
Todos parecen incómodos con su presencia, lo echan de la comida, lo echan del agua, y le fuerzan a levantarse si se encuentra echado.
Le recuerdan constantemente que, aunque en una ocasión mandó, ya no gobierna.
Le echan al desterrado de su querencia y, mientras éste está parado a cierta distancia, lo desafian abiertamente escarbando en su terreno y revolcándose en su polvo.
Me viene a la memoria una mañana calurosa de primavera con una suave brisa que azotaba las ramas de las encinas y alcornoques en Encina Hermosa.
Estuve observando toda la mañana e incluso la tarde el comportamiento de los toros de un cercado sobre un toro desterrado que estaba con ellos y como lo presencié se lo cuento :
En la manada estaba un toro desterrado " Pañero ", de nombre, anteriormente había sido el líder de la misma, se encontraba en su querencia aislado del resto y cerca de la pared de piedra del cercado, en cuanto alguno se acercaba empezaba a gruñir, golpeando el suelo y clavando sus pitones salvajemente en la alta hierba, arrancándola y lanzándola por el aire.
El desterrado, levantó la cabeza y comenzó a llamar. Su llamada era el largo, alto y repetido bramido que, más que otra cosa, era la forma de decirles que él era antes el amo del cercado.
Le contestó el actual líder " Percalero ", de nombre, negro con un lucero en la frente, con unos gruñidos ásperos y entrecortados.
La manada avanzó hacía el agua con su líder en cabeza, el sol en todo lo alto calentaba de lo lindo.
Bebieron, algunos se restregaban por las orillas de la pared de piedra contigua a la laguna, cuando la mayoría de los toros había bebido se marcharon pastando al otro extremo.
De pronto " Percalero " entró en el terreno de " Pañero " el desterrado. Con mirada desafiante avanzaba " Percalero ", despacio muy despacio con gruñido bajo y el desterrado se envaró ; sus musculos se flexionaron y estirarón, y sus patas se apoyaron rigidas en el suelo.
" Percalero " a sólo un par de metros de " Pañero ", que se envaró más aún en su ya forzada postura.
Estaban tan tensos que parecía que iban a saltar en pedazos.
" Percalero ", se revolvió contra el desterrado y comenzó la pelea. Golpeándose los cuernos, con los musculos en total tensión, se cubrieron de una nube de polvo que se levantaba de sus cascos. Otros toros se acercaban corriendo y berreando hacia la blanca nube polvorienta.
Rodearon a " Pañero " cuatro o cinco toros, intentando engancharlo échandole a la otra punta del cercado.
Al caer la tarde en plena puesta de sol el desterrado se encontraba de nuevo en su terreno. Mugía de nuevo y golpeaba el suelo con las patas llamando la atención del resto de los toros, de nuevo " Percalero " apareció y " Pañero ", permaneció inmovil, observando.
Se fué a beber agua " Percalero " y bebió tranquilamente sin quitar su mirada sobre " Pañero ". Tenía el hocico chorreando y brillaba con los últimos rayos de sol de la tarde.
De pronto resopló aire y agua por la nariz y comenzó a andar despacio hasta su enemigo.
Otra vez los dos toros estaban en posición estirada indicando el comienzo de la pelea.
" Pañero " con la cabeza levantada empezó a berrear.
Un grupo de toros vinieron corriendo como avisados por " Percalero " y antes que llegaran " Pañero " tuvo que correr lo suyo perseguido por el pelotón al llegar al otro extremo levantó la cabeza desafiante.
El sol empezó a ponerse y la manada aprovechando el frecor de la noche empezó a pastar.
" Pañero ", aislado los miraba con rabia y rencor agitando los cuernos y golpeando el suelo con sus pezuñas a la luz del crepúsculo, pero al rato de nuevo se encontraba en su " terreno " su querencia.
Esa maniobra la realizaron muchas veces al cabo del día, pero el resultado siempre fué el mismo ; " Pañero " en cuanto podía volvía a su " terreno " su querencia.
Siempre interesante el campo bravo y sus secretos...
ResponderEliminarAnónimo :
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario y celebro le gusten los secretos del campo bravo y el toro. Cordiales saludos.