En Madrid donde Belmonte había toreado, con escasa fortuna el 13 de Abril de 1914, no dieron al triunfo de Sevilla el crédito que merecía.
Los eternos descontentos habían decidido que Belmonte era un torero acabado, que no volvería a entusiasmar más a nadie....En esta ocasión se anunció de nuevo el nombre de Juan para torear el 2 de Mayo de 1914, llevando como compañeros de cartel Rafael Gómez " El Gallo " y Joselito.
Era un cartel de categoría, y se dio el caso de que mucha gente pagó ocho o diez duros por unas entradas que en taquilla no valían más que ocho o diez pesetas.
La corrida en una primera parte transcurrió sin pena ni gloria. Pero en el quinto toro Joselito cuajó una faena espléndida y, a la vez completísima. El público se partió las manos aplaudiendo a Joselito y tuvo que dar varias vueltas al ruedo.
Belmonte, mientras su rival era aclamado, se entretenía sentado en el estribo, en arreglarse una media. Nada de pensar en lo que le esperaba. ¿ Para qué ?
Y salió, al fin el sexto toro. Desde el primer momento Belmonte se sintió seguro, y se lo pasó, cuantas veces quiso, rozándole el pecho. ¡Qué triunfo, Señor!
El público y la crítica lo entendieron también así, decía don Modesto al día siguiente, que "no se ha realizado una faena de muleta tan enorme, tan formidable, tan monstruosa, tan.... increíble, como la que realizó ayer, 2 de Mayo de 1914, a las seis y diecinueve minutos, de la tarde", y terminó la crónica así "Lo de Belmonte no tiene precedente en la historia de la tauromaquia".
Fue la faena más grande que se ha hecho desde que el toreo existe. ¿ Cabe mayor elogio ?
La gente salió borracha de emoción y arte de la Plaza de Madrid.
La temporada de 1915 la inició Belmonte toreando en Málaga, mano a mano con Joselito.
Era la primera vez que uno y otro se encontraban solos frente a frente, y el acontecimiento llevó a la bella ciudad mediterránea a numerosos aficionados de toda España. De Sevilla y Madrid llegaron trenes especiales.
Y de Barcelona, Palma de Mallorca y Marruecos, barcos fletados exclusivamente para tal solemnidad.
Sin embargo el resultado artístico de este primer encuentro fue desastroso.
Los toros eran chicos y ni Belmonte ni Joselito hicieron nada digno de mención.
En la feria de Sevilla de aquel año, se repitió el cartel dos tardes seguidas. Pero la apoteosis de Belmonte se produjo en la quinta corrida, en la de los Miuras.
Aquel mismo año se apuntó otro gran triunfo en la corrida de Beneficencia madrileña. "Yo no recuerdo, escribía un cronista, otra faena que la haya superado, ni igualado siquiera."
Cuando Belmonte dio aquel año por terminada la temporada había matado ciento setenta y un toros. En total, había firmado ciento diez corridas ; pero por causas diversas había perdido veinticinco. De las ochenta y cinco que toreó, en setenta y ocho tuvo como rival a Joselito.
Como puede apreciarse, ni uno ni otro rehuía el encuentro.
El año 1916 fue para Belmonte un año fatal...
El 16 de Julio, toreando en La Línea, con Freg y Joselito, un toro de Salas le empitonó. Al principio pareció que aquello era un puntazo sin importancia ; pero cuando Juan quiso reaparecer un mes después en San Sebastián se dio cuenta de que la cogida le había dejado casi inválido. Aquel año no pudo torear más. Por esa causa, aquella temporada actuó tan solo en cuarenta y cuatro corridas.
Cuando en 1917 volvió Juan a los toros curado, a pesar de que hubo quien creyó que no volvería a vestir más el traje de luces, los públicos advirtieron que el trianero atravesaba una grave crisis.
Belmonte, sin que el mismo pudiera explicar la razón, se mostraba cada vez más apático y frío. Entonces tuvo Juan una idea salvadora.
Se fue a Sevilla y decidió comenzar " por el principio ".
Una noche como en sus años de aprendizaje, apareció Belmonte, con su antigua pandilla por las dehesas de Tablada.
Allí recobró el entusiasmo que había perdido. Fue tan estimulante el contacto con sus viejos amigos, que las consecuencias no se hicieron esperar.
El 27 de Abril de 1917 en Sevilla la multitud volvía a aclamarle como en sus primeros tiempos.
Aquella tarde salió en hombros por la Puerta del Príncipe.
El 21 de Junio en la corrida del Montepío, se anunció el nombre de Belmonte al lado de Joselito y Gaona.
El inmenso gentío que llenaba la plaza madrileña acogió a Juan con manifiesta hostilidad. La lidia fue una sucesión ininterrumpida de aplausos para Gaona y para José. Hubo quien a voz en grito le pidió a Belmonte que se fuera. Belmonte lloró de rabia al borde de la barrera.
En tal estado de ánimo sonó el clarín anunciando la salida del sexto toro. En un cuarto de hora cambió totalmente el panorama, salió un toro de Concha y Sierra que había sido desechado el año anterior por falta de trapío.
"Nunca le vi, escribió don Gregorio Corrochano comentando la corrida, tan cerca del fracaso ni subir con más aceleración la cumbre del éxito" " Hizo la faena justa, precisa, como la soñaron los grandes maestros". "Nunca vi más arte puro, más valentía, más dominio, más estética. "
La corrida del Montepío fue la cifra de la recuperación de Juan. Aquel año pasó a la historia del toreo como el año de Belmonte.
López Barbadillo pidió desde El Imparcial en nombre de "Su Majestad el público", que Juan Belmonte fuera declarado " monumento nacional ".
El 21 de Octubre de 1917 se despidió Belmonte del público español toreando en Barcelona con Gaona y Torquito, ganado de Pérez de la Concha.
En total aquella temporada había actuado en noventa y siete corridas y el número de toros estoqueados se elevaba a doscientos seis.
Pocos días después embarcaba en Santander, camino de América, entre otras cosas, que no pensaba casarse......
Belmonte le había dicho a don Criterio, en las declaraciones ya citadas que no pensaba casarse ; pero lo cierto es que cuando regresó a España casi un año después traía del brazo a su mujer.
Juan se había casado en Lima.
Mejor dicho, la boda, celebrada por poderes, se había efectuado estando Juan en Panamá y su esposa doña Julia Cossío, en Lima.
En España la noticia sorprendió a todo el mundillo taurino, porque llegó a la vez otra que anunciaba la retirada de Juan. ( Continuará... )
Les sigo mostrando fotografías de los Cursos de Aficionados Prácticos celebrados en Encina Hermosa.
1914. " Los eternos descontentos habían decidido que Belmonte era un torero acabado, que no volvería a entusiasmar más a nadie..... "
ResponderEliminarEse mismo día la crónica así "Lo de Belmonte no tiene precedente en la historia de la tauromaquia". Fue la faena más grande que se ha hecho desde que el toreo existe.
Año 2011. Los descontentos siguen existiendo. Son eternos.
Ya existían antes de 1914 y en el año 2011 siguen igual.
Son infelices, sufridores y pertinaces.
A veces casi llego a dudar de su afición. Parece que no supieran lo grande que es la fiesta. Que sigue teniendo la misma energía.
La necesaria para esperanzar a alguien lo suficiente como para tenerle eternamente descontento, convencido de que los toros y los toreros son mucho más de lo que se ha visto hasta ahora.
Sin embargo cinco minutos bastan para cambiarlo todo, para transformar el descontento en plenitud, en felicidad completa. ¡Qué cosas tienen los toros!
Y esto es lo que me gusta y a veces me subleva que haya quien no lo entiende, y quien se suma al grupo de los eternos descontentos.(no hay más que leer muchas de las crónicas de los blog que nos enlazas).
Yo no me sumo a los descontentos, porque se que esos cinco minutos llegan. Los he vivido muchas veces.
Yo me sumo a los que se ilusionan cada vez que van a ir a los toros, porque todos los días podemos vivir un momento extraordinario.
Nota: Mariano. Me gusta mucho la serie de Juan Belmonte. Un abrazo.