sábado, 22 de mayo de 2010

TENTADEROS (4)




Una vez vista la becerra en el caballo, se torea de muleta, prueba actualmente muy valorada por los públicos. El Ganadero tiene que observar la becerra en la muleta, el recorrido que tiene, si no se cansa de seguir la muleta, si lo hace por derecho, sin brusquedad, con suavidad sin perder casta ni fiereza. Antiguamente una becerra buena en el caballo y mala en la muleta, se aprobaba, ahora se miran ambas cosas, sobre todo si en la muleta tiene duración, antes los toros tomaban varios puyazos y después se arrinconaban en tablas.
Otros detalles a tener en cuenta al animal en la muleta, si cambia la embestida de mejor a peor o viceversa, se vuelve brusca o incierta, el problema del ganadero, es tener que decidir en tan corto espacio de tiempo si una becerra sirve o no sirve para vaca de la ganadería.

El recorrido es como se desplaza, más allá de la distancia que le marca el torero, si lo hace humillando durante todo el pase y repite sin vacilación y sin cambiar la calidad de su embestida. Si con estos requisitos "dura" tiempo yendo a más, estaremos ante una vaca que en su vida en la ganadería nos dará muchas alegrías con su descendencia.

La acometividad es un carácter que se trasmite por herencia y afecta al sistema nervioso y muscular. Tenemos que el animal bravo embiste cualquiera que sea su fortaleza muscular, se perfecciona con la edad, pero no se adquiere nada más nacer. Un becerro acomete como lo pueda hacer un utrero, la técnica después se va depurando. Una becerra brava con poder será calificada siempre mucho más, que si la misma becerra sin poder, que pasará desapercibida.
Los reproductores en la ganadería, vaca y semental, semental y vaca, son los que trasmiten los caracteres deseados y el semental que los posee se le llama "encastador".
Tenemos muchos buenos ejemplos de encastadores, el semental DIANO, de la ganadería de Ibarra, que murió a los diecinueve años de edad y ejerció desde los cuatro años hasta poco antes de morir, con resultados inmejorables en la ganadería de D. Vicente Martínez, de Colmenar Viejo.
En la de D. Graciliano Pérez Tabernero, puedo citar a MESONERO que en los dieciocho años dejó 1.150 hijos.
Dos sementales "Algabeto" y "Ratón", con 150 vacas de Urquijo dieron lugar a la famosa ganadería de Contreras, por desgracia hoy, muy extinguida.

Un factor que ha contribuido a la raza de lidia es la consanguinidad, que concentra en una población animal el mayor número de caracteres favorables que se buscan, en este caso el carácter bravura.
La intuición de los viejos ganaderos, que tuvieron el acierto de combinar la prueba de la tienta y la consanguinidad debidamente dosificada y obtuvieron el toro que entonces buscaban y que para ellos era el toro deseado.

La casta es el conjunto de características propias de una ganadería, transmisibles a su descendencia en función a su ascendencia. Se dice casta vazqueña, casta vistahermosa donde se encuadran la mayoría de las ganaderías actuales, a través de todas las lineas Murube- Urquijo con sus derivaciones de Ibarra - Parladé e Ibarra - Santa Coloma.
La casta vazqueña representada por Concha y Sierra creada en 1.882 y la de Prieto de la Cal, en 1.919 línea Veragua.
Otra casta la de Gallardo-Cabrera, con dos importante ganaderías Pablo Romero y Miura.
Dice Filibero Mira "que del manantial de la casta Vistahermosa surgen como dos grandes ríos, el uno  sigue la corriente de el Barbero-Arias, Saavedra-Murube desembocando en la ganadería de Carlos Urquijo. La otra arranca de Picavea- Lesaca y da sangre "asaltillada".
El encaste de Ibarra y Saltillo confluyen con la bravísima ganadería del Conde de Santa Coloma, antecesora de la contemporánea de Buendía.


Les muestro cuatro fotografías de los Alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, en distintos momentos, en su paso por Encina Hermosa, en los tentaderos de días pasados.








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