domingo, 18 de junio de 2017

VICTORINO






Cuando no se encienden sus pulsaciones guerreras, el toro es un animal más bien filósofo que se adapta sin muchos problemas a un nuevo hábitat por poco que encuentre en él todo lo que necesita : comer,beber y algo de compañía para vaguear o pelearse.
Es un Séneca que sabe apañarse con lo que hay y no pretende otra cosa que disfrutar de la Naturaleza. La mayor parte del tiempo se conforma con lo que tiene, y cuando no, se enfada y lucha a muerte con algún compañero para templar sus nervios. La habilidad de los hombres que cuidan de él consiste en no llegar a este punto de no retorno, cuando la casta se despierta y se acaba la tranquilidad.
En la ganadería de Victorino ya no ponen las fundas. Probaron un año, pero al final, tuvieron las mismas pérdidas con fundas que sin fundas. Entonces renunciaron a ellas.
Es un gran tema de discusión en los distintos blogs taurinos, el tema de las fundas, en Victorino son ya cosa del pasado, lo que le permite a los ganaderos ofrecer un espectáculo incomparable, y poco frecuente, con los toros majestuosos en Las Tiesas de Santa María, donde Victorino cría sus Albaserradas, pero también a sus Encinas, sus Barciales y sus Urcolas.
Si no fuera por las obras del gran viaducto ferroviario que se construye a lo lejos para salvar al Tajo, el reino de Cobradiezmos parecería el Paraíso.
Que Cobradiezmos, con su harén de veintiséis concubinas, disfruta de un lugar que permitiría alojar a miles de humanos sobre la grandeza de los valores ecológicos de la ganadería brava y sobre su capacidad para conservar la Naturaleza en su estado original. Apenas percibe el toro el vehículo que se adentra en su territorio, Cobradiezmos toca a llamada y sus hembras y él se alejan.
" Cuando volvió de Sevilla después de ser indultado " - cuenta Javi Majada Barrio que lleva cinco años en la ganadería de Victorino -, que todo el mundo que pasaba por las Tiesas quiso fotografiarle. Estaba en un cercado más pequeño durante su convalecencia, donde resultaba más sencillo acercarse. Pero toda esta agitación le cabreo mucho : todos los medios de comunicación, todas las teles, querían imágenes de él. No paraban. Y como tiene carácter, dos coches lo sufrieron.
Desde que está en el cercado más grande, las visitas se complican y resultan menos frecuentes. Hay un barranco que corta en dos su territorio, y se ha dado cuenta que los coches nos pueden cruzarlo. Los caballos sí, pero advierte Javi, que no vienen todos los días, sabemos que es un semental concienzudo y les basta con verificar de lejos y si todo va bien, dándole su pienso diario.
Cuando nota alguna visita Cobradiezmos reúne a su hato al otro lado del barranco, espera a las más retrasadas y luego corre hacia arriba del cercado, lo más lejos posible de la entrada, antes de hundirse entre los altos helechos que el sol de poniente ilumina con reflejos dorados que alegran el verde sombrío de la hierba y el gris de los peñascos, Cobradiezmos mide una vez más a los intrusos, hincha su pecho frente el viento y emite un bramido terrible que parece significar que, si bien tolera de lejos a los intrusos, tampoco se debe abusar si no se quiere despertar su cólera. Luego desaparece acompañado de sus vacas que saben que su existencia sólo tiene sentido al amparo del macho dominante.
En los días buenos, cuando el sol calienta el campo, Victorino padre disfruta dando un paseo por los cercados en el 4 x 4 que conduce su hijo. Sin duda, la visión de sus albaserradas lo tranquiliza : siguen igual que el primer día, cuando se empeñó en rescatar, uno a uno, los dispersos lotes que iban a acabar en el matadero.
Posiblemente, en su imaginación. el fantasma de Belador frecuenta Las Tiesas, el primer toro de Victorino indultado, en Madrid. En el recuerdo del ganadero veterano, este indulto representa una de las cumbres de su existencia, Belador quedó lejos de poseer la calidad de su descendiente, Cobradiezmos, modelo ideal del toro moderno que todos los aficionados reclaman. Un modelo elaborado pacientemente, al cabo de una refundación de la ganadería por motivos sanitarios, llevada a cabo por Victorino hijo quien, gracias a este toro, impuso su legitimidad en la persecución de la aventura familiar.
Así como para el padre hubo un antes y un después con Belador, para el hijo  también se abre un antes y un después con Cobradiezmos, aunque todavía no se sabe si transmitirá sus cualidades ; porque Belador, en su papel de semental, resultó muy decepcionante con respecto a su vertiente guerrera, y prácticamente no dejó ningún descendiente óptimo. ¿ Lo hará Cobradiezmos ? Dentro de dos años, quizás un poco menos, la duda será resuelta, cuando sus primeros hijos sean tentados.
Al final de la mesa y después de una comida, la silla del patriarca se encuentra vacía. El sitio del padre se respeta, a pesar de que el Brujo de Galapagar no se acomoda ahí desde que se hizo mayor.
Aparece en público de tarde en tarde, cuando los homenajes que se le rinden requieren su presencia, pero ya no toma la palabra. Tampoco acude ya a las plazas porque los disgustos ocasionados por los lejanos desplazamientos son mayores que el placer de vivir retirado. Un mundo se vuelca dulcemente, arrastrando con él medio siglo de historia, la de uno de los más grandes ganaderos de todos los tiempos, uno de los pocos, todo sea dicho, que ha hecho de la ganadería brava un negocio rentable. Otra generación toma el relevo, acompañado por la siguiente, con el ojo fijo en todo aquello que Victorino ha enseñado.
Victorino tiene a Félix que empezó de vaquero en 1999, y ahora es el mayoral jefe. Félix tomá el relevo de Modesto Baile cuando éste se jubiló después de haber entrado en el cargo cuando Julio Presumido hizo lo mismo.
Tres mayorales a lo largo de medio siglo, siendo Félix el de Victorino hijo. Él y Javi representan las dos piedras singulares de Las Tiesas. Dos rocas duras que cuesta trabajo distinguir desde que Javi adelgazó un poco. El tercer miembro de este comando campero se llama Yor. A Félix, en 2013, un toro de Monteviejo estuvo a punto de matarlo al volverse en la manga cuando lo encerraban para lidiarse en Portugal. Mató a su caballo Bolero y a Félix le partió varias costillas causándole un neumotórax que lo tuvo alejado del trabajo varios meses, durante los cuales Javi viajó con las corridas.
En los tentaderos dice Félix las vacas tienen que sangrar, y pensar de otra manera es engañarse a uno mismo. Varios picadores que vienen aquí se sosprenden con la puya que usamos. Pero el toreo siempre ha sido verdad. Aquí los medimos de verdad.
En Las Tiesas, los veedores no andan a sus anchas por los cercados para hacer y deshacer los lotes a su antojo. Desde siempre, aquí, manda el ganadero, Victorino Martín Andrés, primero, y ahora Victorino Martín García, quien gracias al gran Cobradiezmos, acalló todas las críticas encubiertas sobre el declive de los Albaserradas, puesto que el toro indultado en Sevilla es obra suya ; su padre no interviene desde hace años en la selección.





No hay comentarios:

Publicar un comentario