miércoles, 21 de diciembre de 2016

INVIERNO 2016



Llegó otra vez Diciembre, hoy comienza el invierno.
Las grullas nos visitan de nuevo, las nieves de Gredos se dejan ver, pero el invierno es suave en la dehesa, pero algunos días el viento silba canciones entre los alcornoques en Monfragüe.
Las cigüeñas - ya sin exilio. Se quedan con nosotros.
Hoy, un día, revuelto, lluvioso y frío, donde los caminos parecen ríos y los regatos bajan zumbando, me refugio en la chimenea de Encina Hermosa, y mirando el fuego, el invierno se convierte en el sueño de la vida. Sumergido en ese sueño, comienzo el debate sobre la bravura del toro de lidia.
El toro bravo es un animal excitable, irritable al máximo, al que el hombre ha llenado de ira y se la ha sacado a flor de piel, como se saca una escultura de una piedra. El toro necesita almacenar, fabricar ira antes de saltar. El toro no es el que pega primero ; necesita que le peguen, que le molesten para responder. Entonces cuando esto ocurre, salta, pero no por instinto de defensa, sino porque hemos dado tiempo a que la ira fabrique su carga explosiva.
En la salida al ruedo desde los chiqueros ya podemos apreciar una serie de signos que nos hablan de bravura o mansedumbre. Tanto unos como otros pueden establecerse de forma positiva porque existan o de forma negativa por no estar presentes.
Cuando el animal sale al ruedo, espacio amplio del que no ha disfrutado desde su salida de la dehesa en que fue encajonado y posteriormente metido en los corrales poco amplios, siente la alegría de recobrar su albedrío, corre con ímpetu, todo su ser se conmociona y se arranca con viveza a los estímulos que se le ofrecen. Éste es un signo positivo de bravura. Por el contrario cuando sale del chiquero y corretea de forma intermitente sin arrancarse de forma definida y clara a los estímulos que se le presentan, es signo de mansedumbre.
El toro no sufre o sufre poco durante la lidia, si ésta se hace armoniosa continúa y no se deja enfriar al animal. La cólera actúa de analgésico del dolor y el toro es un polvorín de cólera concentrada. Sólo al final, cuando la hermosa hoguera de la ira se agota y sólo queda un rescoldo encendido, el toro empieza a sufrir, esto lo sabemos todos los que hemos toreado. Sin embargo, todavía embiste por oleadas porque la cólera final llega como los vómitos. He presenciado muchos toros que apuntillados, en el último segundo de la vida, embestir al aire.
Me viene a la memoria, El Espartero, el Tato, Cayetano Sanz y muchos más que no enumero, que fueron cogidos con toros moribundos, con la estocada dada.
Porque eso sí, estas montañas de ira al explotar, embisten mientras les queda una gota de sangre :
" Ciegos de ira " de rabia.
En cierta ocasión, presencié una escena en la que un toro perseguía a un vaquero descabalgado, que afortunadamente pudo subir a una encina, fue tal el golpe del testuz del toro sobre la misma que la hizo temblar.
Fortuno, que fue un semental de Villagodio, berrendo en negro, arrojó al callejón al caballo y picador, como si fueran gatos.
Bolero en 1973, echó abajo 16 metros de barrera al rematar en tablas.
Cada toro es distinto, diferente, y, de ahí, las dificultades del torero, que ha de comprenderlo, darle sus medidas, y aun su ritmo y su tiempo.
Por eso criar toros bravos es oficio costoso y lento.
En una corrida la bravura del toro equivale a la salsa en los caracoles.
El caracol sin el aliño de la salsa, es insípido, una corrida de toros sin bravura no tiene gracia, no tiene aliño, no es apetecible, cansa e indigesta. La bravura es ese punto de picante que tiene la salsa de los caracoles, como se moja en la bravura capotes y muletas. Lo difícil es dar con ese punto a la salsa y sobre todo dar punto a la bravura.
El toro se define en la suerte de varas, en las veces que va al caballo, cómo va, desde dónde va, qué hace en el caballo al sentir el castigo, cómo sale, cómo se queda, cómo toma los sucesivos puyazos, si se crece, si se duele, etc ; una serie de matices de que se compone la bravura que ha de calificarle.
Considero muy difícil verlo como se hace la suerte de varas actual al uso no sólo por los picadores, sino por los propios matadores que se abandonan en el tercio de varas, se desentienden de su participación directiva como si no tuviera importancia nada de lo que se haga con los toros hasta que ellos cogen la muleta.
¡ Que recuerdos aquellos ! : Cuando la empresa de Madrid iba a Salamanca a comprar toros para el abono. En la cocina de la ganadería - no donde se guisa, sino donde se esta - se quemaba leña de encina. A los lados sillones de cuero y tachuelas, una romana y un macho de perdiz enjaulado y dormido. Decoraban las paredes garrochas, como armas del escudo del ganadero que acosa y conduce toros. De un clavo colgaban espuelas relucientes. Se hablaba de toros, que era el tema preferido en estas cocinas. La conversación se enriquecía de voces campesinas con la llegada del conocedor, que entraba sombrero en mano, rayando con las espuelas las losas del suelo. Comentaba las novedades del día al ganadero, la vaca " Pañera " ha tenido un macho mu guapo.
Al salir el conocedor con el ruido de las espuelas, se despierta el macho de perdiz y picotea en los alambres de la jaula.
En cualquiera de aquellas cocinas de Graciliano, de Antonio o de Argimiro, la empresa de Madrid compraba toros para el abono : ¡ Que recuerdos !
¿ Y qué es la bravura ? ¿ Qué es un toro bravo ?
Un toro bravo es un hermoso y orgulloso animal que ataca siempre, sin el menor resquicio de miedo. Un toro bravo arranca pronto, embiste por derecho, galopando, seguro de su fuerza, de su poder, sin temores.
Es un gladiador que los ganaderos preparan y fortalecen en la soledad de la dehesa, cuatro años largos, para una lucha de quince minutos.
Pero la bravura en sí hay que desmenuzarla y así se conocen mejor los distintos matices que encierra.
Los ganaderos de bravo tienen que conocer a fondo esos matices, saber mezclar los positivos con los negativos, de forma que ganen aquéllos, ya que factores positivos completos es muy difícil que se encuentren en un solo animal, por muy bueno que sea.
El toreo moderno y el público actual exige, un toro con embestida recta, recorrido largo ; embestida reglada, pastosa, tranquila, como un factor esencial de la bravura.
El ganadero no debe sucumbir a la tentación de la palabra mágica - " suavidad " - en becerras que debían de ser desechadas porque no acudieron de muy buena gana al caballo. " ¿ Pero fueron tan buenas para la muleta ? "
Se dice frecuentemente que el toro actual ha perdido la raza, pero ni ello es verdad, ni es lógico, puesto que el ganadero podrá haber dejado de madre una vaca no muy brava para el caballo, pero nunca habrá eliminado ninguna que para la faena de muleta haya tenido muchos pases y muchos pases son muchas embestidas, y para hacerlas ha de tener raza.
Un toro puede ser a la vez bravo y encastado ; o manso y encastado, o bravo y noble. Antiguamente el toro salía huyendo y había matado varios caballos. El romaneo contra el peto actual es lo que hace daño al toro y antes no existía.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la concepción actual de la bravura queda sintetizada en un toro que después de la suerte de varas continué la embestida sin intermitencias hasta el final de la lidia : tenga fijeza que permita confiar al torero y posea la capacidad de lucha hasta la muerte.
En realidad todos los toros de lidia son bravos por condición y varía en ellos la intensidad de su bravura. En todos los casos el carácter bravura está presente con mayor o menor intensidad y reaccionan con arreglo al temperamento que llevan dentro.
" Bravura es la que se manifiesta en el toro que no se duele a nada que repite sus embestidas que no recorta los terrenos que no se rebosa en la muleta y que se fija en ella como único enemigo, que tiene fondo, fuelle y que todo lo que hace de frente que no usa los pitones ".
Pero de existir " ese toro " " Nada fácil ", sera un toro con bravura y con aquello de lo que en este momento carece la fiesta " emoción ".
El ganadero tiene en cuenta una serie de dimensiones para medir la bravura de los animales de su ganadería que se pueden englobar en ocho.
( 1, Fijeza ) Mantener un nivel de actividad constante pero sometida a unos ritmos y pausas.
( 2, Movilidad ) Distinguiendo entre la acometividad y la embestida.
( 3, Acometividad ) La arrancada, es decir la primera parte de la embestida.
( 4, Embestida en el caballo )
( 5, Embestida en los engaños ) Se mide el vigor, robustez y resistencia, sin caerse durante la lidia.
( 6, Fuerza ) Embestidas rectas embebidas en los engaños con claridad, franqueza y poder.
( 7, Nobleza ) Combatividad, el ímpetu y la codicia.
( 8, Fiereza ) Que trasmita " emoción " a los tendidos sin ella nuestra fiesta al restarle " riesgo " - pierde lo fundamental del espectáculo la autenticidad del mismo.





4 comentarios:

  1. Buenas tardes don Mariano. Que bonito y que bien explicado le ha quedado el escrito.
    Un saludo.
    Kaparra

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    Respuestas
    1. Kaparra :
      Muchas gracias por su cordial comentario que le agradezco.
      Le deseo unas Felices Fiestas. Saludos.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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