lunes, 29 de febrero de 2016

OSBORNE ( Capítulo II )




Por su pelo y su corta pero rematada estatura, se puede suponer que tenía bastante sangre veragüeña, heredada de su origen de Pedro Domecq.
Lo único cierto es que la leyenda de " Atrevido " le aportó un aura especial a la ganadería de Osborne durante los años siguientes, particularmente a sus ensabanados bocinegros y calceteros.
Sin embargo, José Luis Osborne tuvo que esperar 18 años para cumplir uno de sus sueños el lidiar una corrida completa de ensabanados en la plaza de El Puerto. A pesar de que ese pelo se asociaba mucho a la ganadería, tampoco era mayoritario en sus camadas. La corrida de los ensabanados en El Puerto fue nocturna. Eran los empresarios Canorea con Barrilaro.
Esa corrida, organizada el 21 de agosto de 1982, la lidiaron Manolo Vázquez, José Luis Galloso y Paco Ojeda, quien cortó las dos orejas y el rabo al tercero de la noche, confirmando su triunfo en Madrid el 25 de julio con el toro " Canastillo " de Cortijoliva. Ese mismo día, desde El Puerto, Ojeda empezó a subir hacia la cumbre, como Antoñete había hecho 18 años antes con " Atrevido ".
Comentaba de don José Luis su sobrino Emilio : " Mi tio regalaba mecheros con el toro ensabanado a todo el mundo. Buscaba muchas ideas. Fue quien planeó lidiar una corrida de colorados en el 91, que la torearon Joselito,Litri y Finito. " La camada no daba ya para seis ensabanados ". Seia años antes, "Campesino ", otro toro de Osborne, había propiciado un triunfo importante de Luis Francisco Esplá en Pamplona, citando al toro desde veinte metros para matarlo a recibir.
En 1995 Emilio González de San Román se hizo cargo de la ganadería, los Osborne se mudaron de la finca Bolaños, cerca de la Cartuja y de Jerez, hasta la sierra del Castillo de las Guardas. Emilio es hijo de Rosario Osborne Domecq, la mayor de los diez hermanos, casada con uno de los hermanos San Roman, quien tenía la Dehesa de Puerto Acebuche.
Cuando Bolaños y las otras fincas de la familia se repartieron entre los herederos, se decidió traer los toros a su actual ubicación.
La finca Montecillo la compró Emilio hace diez años. Tenía las alambradas y la plaza de tientas estaban ya. Tenía un nombre bonito Porte Los Llanos, pero le pusieron el nombre de su vino Montecillo. Tiene 300 hectáreas para 150 vacas. De los tres hierros que habían manejado los hermanos Osborne, Cuvillo compró el de Jaime Osborne Domecq, la O y la V de Osborne Vázquez, sin los sementales que se quedaron en Bolaños. A cambio, Cuvillo se llevó vacas extraordinarias ya que, en lo de Jaime, se dejaban las cinco o seis mejores vacas que se tentaban cada año por una sencilla razón ; como a los toreros no les hacia mucha gracia lo de Jaime, se pretendía así mejorar la calidad de la ganadería. Jaime Osborne lo pasó mal. Era muy aficionado, pero tuvo que vender al marcharle mal los negocios. Era el más joven de todos los hermanos. Y cuando vio que Cuvillo empenzaba a funcionar muy bien con lo suyo, lo paso peor. No era que fuera celoso, pero tenía mucha afición y veía que los esfuerzos de los años anteriores habían dado sus frutos. Hay que decir que el éxito de Cuvillo tembién se debió a que añadió sementales de otras ganaderías, del Marques, de Sayalero o Juan Pedro Domecq, puesto que Jaime Osborne no le vendió ninguno. Así le dio más poder a sus Osborne, sin perder su clase.
Además estos sementales aportaron un punto más de trapió para corresponder a lo que se pedía en Jerez o Sevilla en ese momento.
Comentaba Emilio : quien sabía mucho de todo esto era mi abuelo. Su hermano llevó la bodega hasta 1972, Y despues su hermano Antonio. El abuelo de Emilio era más de campo. Era campeón de España de tiro de pichón. Compró lo de Pedro Domecq en el 52, pero también al hermano del Marqués de Domecq, José Manuel Domecq, a su vez hermano de su abuela materna. Mis tíos, los hermanos de mi madre, eran una piña. Eran muy jovenes, se casaron con veinte años, pero todos funcionaban muy bien : José Luis era el número uno con los periodistas. Hacía propaganda con sus mecheros con el toro de Osborne ensabanado.
Tío Javier era muy de campo. Entendía mucho de sementales. Le gustaban mucho los ambientes taurinos. Nunca se separaron. Eran complementarios. Mi abuelo, era quien organizaba todo. Hacian muchos negocios, unos bien y otros menos.
Pero cuando se quedaron solos, ya no fue lo mismo. Su tío José Luis en realidad, llevaba  los tres hierros de la familia : el de su padre, José Luis Osborne, y los de Jaime y Javier.
Tomás Osborne Faber, que colaboró en la construcción de la plaza de El Puerto, tenía una hermana que se casó con el primer Marqués de Saltillo ganadero. El segundo Marqués que se casó con una hermana de Pablo Romero, se llamaba Rafael Rueda Osborne. Este segundo marqués tuvo que esperar a que muriera su madre, la señora Osborne, para poder vender ejemplares de la ganadería en México.
Emilio tiene lo mejor de la ganadería de Osborne, como se comprueba en los libros, pero todo esto degenera.
Se ha comprobado con el salto que ha pegado Cuvillo cuando refrescó lo de su tío Jaime. Con lo cual Emilio también ha intentado mejorar a traves de los sementales de fuera. Le ayuda José Luis Galloso. Al final, han metido dos sementales de Lola Domecq para buscar lo que les falta a ellos.
Emilio tuvo un mayoral que era vaquero de Juan Pedro Domecq y estuvo toda la vida en Jandilla. Le decía a Emilio : Tú tienes lo de Juan Pedro Domecq antiguo, pero claro, ellos han ido hacia otra dirección, echando sementales de otra cosa para conseguir más caja, más raza...... lo que pide el toreo actual.
Al mayoral de Lola lo conoce desde chico y sabe que no le engaña. De hecho, han tentado ya algunas crías de esos dos toros : se quieren comer al caballo y tienen más poder. Una vaca, la Flamenca, quien la toreó, no pudo con ella. Desde hace un par de temporadas lo de Lola Domecq está de moda en el mundo ganadero.
De lo del El Torero, donde sale lo de Lola, siempre le gustó. En Jandilla tuvo a Emilio su mayoral, un día entero. Más de 10 horas. Le demostró que conocía al pie de la letra todas las reatas.
Morante, por ejemplo, le exige mucho más al toro porque le baja la mano y lo castiga mucho...... A él le hace falta un toro con poder.
En el cercado de los sementales no hay ensabanados. Hay descendientes y siguen trasmitiendo ese pelo. Los problemas de fuerza se han resuelto al cambiar de finca. Montecillo es más sana que Bolaños.
En otra dehesa que tiene Emilio Puerto Acebuche, es mejor finca que la de Montecillo y allí cría sus machos y tienta sus becerras.
Tras diversificar sus negocios - en manos de los primos de Emilio -, el Grupo Osborne tuvo que hacer frente a un dilema en 2009 : la imagen del toro, demasiado potente, hacía sombra a otros productos de la marca, como Solan de Cabras, los jamones Sánchez Romero Carvajal, Anís del Mono, el vino Montecillo, Magno..... Se planteo entonces la posibilidad de eliminar el toro Afortunadamente en el logotipo Osborne bajo esta explicación : Es una alegoría, como si el toro mirara al futuro a través de una ventana. Sin suda, se trataba de una coincidencia, pero el toro negro de Osborne se achicó poco después de que los últimos ensabanados viajasen de Bolaños hasta Montecillo.
A nivel comercial, la fuerza de este nuevo concepto fue tal, que en 2011, Osborne abrió una nueva linea de negocio mediante la explotación  de la marca de El Toro de Osborne. Surgió entonces una serie de tiendas en régimes de franquicias para vender sus productos : camisas, jerséis, corbatas..... Todos con el toro estampado, que logró tanto éxito.
Emilio González de San Román persigue para los ensabanados que cría con nostalgia y mucha pasión conseguir el éxito de antaño para su ganadería.








viernes, 12 de febrero de 2016

OSBORNE ( Capítulo I )



En la última cumbre familiar convocada en Jerez, aparecieron algo más de 200 Osbornes. Según los archivos de la firma, Thomas Osborne, procedente de Exeter ( Devon, Inglaterra ), quien se asentó en Cádiz a finales del siglo XVIII, constituyó una agencia exportadora de vino de Jerez. Este Thomas, con H, era el octavo señor de Yalbourne. Habia nacido hacia 1761 y viajó a España en la decada de los ochenta, muy joven aún, atraído como muchos ingleses y franceses por la calidad de sus vinos.
Trabajó primero para los banqueros y exportadores de vino Lonergan y White, entablando amistad con el cónsul britanico y con su socio, Willian Gordon. Ambos le propusieron exportar los vinos de sus bodegas y, en un suspiro, abrió un mercado importante tanto en Inglatera como en Estados Unidos. Reforzado por este éxito y por la fortuna que empezaba a acumular, Thomas se asoció con Duff Gordon para abrir sus propias bodegas en Jerez y El Puerto de Santa María. En 1825, este inglés, ya medio andaluz, contrajo matrimonio con Aurora Böhl de Faber, hija del cónsul de Alemania en Cádiz y apoderado de la firma Duff Gordon. El matrimonio se trasladó a El Puerto de Santa María, fusionando todas las bodegas bajo una única marca : Osborne.
A la vez que llevaban las bodegas y construían un imperio, los herederos de Thomas Osborne se aproximaron al mundo del toro. En 1880, su hijo Tomas Osborne Faber colaboró en la construcción de la plaza de toros de El Puerto de Santa María, mientras que su hermana se casó con el primer Marqués de Saltillo ganadero. A principios del siglo XX, Fernando y Rafael Osborne Guezala hicieron sus pinitos como ganaderos de bravo, y desde 1905 a 1918, su primo Rafael Rueda Osborne, el segundo Marqués de Saltillo ganadero, extendió su encaste, en exclusiva, por todo México. Sin embargo, los descendientes de Sir Thomas esperaron varias generaciones antes de asociar la imagen de sus vinos y alcoholes a las del toro.
Los Domecq, con quienes los Osborne mantienen multiples lazos familiares, lo habían hecho ya, pero la genialidad de los Osborne consistió en instalar la silueta del toro por todas las carreteras de España con el fin de promover su marca. El primero se colocó en Cabanillas  de la Sierra, en 1957, cinco años después de que José Luis Osborne Vázquez comprara la ganadería de Pedro Domecq, la cual sigue en manos de su hija Rosario y su nieto Emilio González de San Román.
Los primeros toros que invadieron las carreteras españolas estaban hechos de madera. Su poca resistencia a las inclemencias meteorológicas hizo que se cambiaran por vallas metálicas de 4000 kilos, con una altura de 4 metros. En poco tiempo, el Toro de Osborne se convirtió en una seña de identidad inconfundible, no sólo de la marca, sino del país. Para todos los turistas, era como un faro que mostraba la buena dirección, la llegada a buen puerto. Desde 1962, el departamento de marketing de Osborne se encargó de instalar cerca de 500 toros por todas las carreteras de España. Este crecimiento coincidió, curiosamente, con la fama, bien ganada, de los toros ensabanados de Osborne, sobre todo en los cosos andaluces.
Cuando poco a poco la popularidad de los ensabanados se esfumó, los negros de la carretera también disminuyeron lentamente. Si los primeros decayeron por razones taurinas, los segundos fueron víctimas del acoso. Los 90 toros de Osborne que quedan se han salvado de la quema, aunque no siempre del vandalismo, a pesar de estar inscritos en el Patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España.
En 1988, cuando la Ley General de Carreteras ordenó la eliminación de cualquier elemento publicitario " fuera de los tramos urbanos ", Osborne optó por eliminar la rotulación publicitaria Osborne, sorteando así la ley para mantener la silueta negra del toro. Cuando en 1994 una nueva publicación del Reglamento de Carreteras volvió a la carga, fue la unión de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas la que acudió al rescate, promoviendo la campaña " Salvemos al toro " la cual permitió convertir al Toro de Osborne en Bien Cultural.
Finalmente, en 1997, El Tribunal Supremo declaró que la silueta de Osborne iba más allá "superando su sentido publicitario e integrándose en el paisaje ". Dicha sentencia no impidió que varios de ellos sufrieran el vandalismo de grupos quienes, a pesar de sus esfuerzos, no han conseguido que el toro deje de ser un elemento identificador de España.
Los " años soberanos " de los toros de Osborne llegaron de la mano de José Luis Osborne Vázquez, quien en 1952 compró la ganadería de Pedro Domecq y Díez - un hermanos de don Álvaro, don Juan Pedro y don Salvador -.
La parte de Pedro Domecq fue vendida en 1946 a José Luis de la Calle ; en 1948, a Antonio Jiménez, y de él paso a José Luis Osborne.
Contaban sobre Pedro Domecq que " sentia el toro " mejor que todos sus hermanos. Sin lugar a dudas era el más original. Por tanto, es probable que José Luis Osborne comprara casi a ciegas una mezcla de Veragua y Tamarón, donde quedarían dos puntas puras de cada procedencia. Sea como fuera, el hato que se trasladó hasta el cortijo jerezano de Bolaños, cerca de la Cartuja y lindando con el de Villamarta, adquirió allí una dimensión propia.  Más fino que el de Domecq en aquellos años, más enclasado también, cortito de tamaño pero de gran trapío merced a sus generosas y astifinas arboladuras, el toro de Osborne se alejo del modelo original para adquirir su personalidad propia. En las tertulias camperas dicen que esta clase procedía de algunos sementales imprevistos de Villamarta, que saltaban las vallas de la finca y visitaban a las vacas de Bolaños. En aquella época, dichos Villamarta saltarines poseían en su sangre un alto grado de herencia asaltillada. Aseguran que, por eso, el toro de Osborne heredó su perfil peculiar..... De hecho, los cornipasos siguen saliendo hoy en varias de las ganaderías que mantienen este origen, como Nuñez del Cuvillo, La Palmosilla y, obviamente, los Osborne que cria Emilio González San Román. Fue en el sur donde los toros forjaron su leyenda. El mismo año de la compra, José Luis Osborne debutó en Sevilla con una novillada, cuyos ejemplares dieron nota de mucha nobleza. Dicha característica definió a la primera camada, cuyos ejemplares se lidiaron en El Puerto de Santa María y Barcelona. A lo largo de los años, los éxitos se repitieron en Vista Alegre, pasando por Madrid, con otra novillada, el 19 de marzo de 1959.
El primer gran triunfo significativo fue, sin embargo, el de Fusilero, toreado por Julio Aparicio, ganando el Catavino de Oro el 8 de septiembre de 1962 en la corrida concurso de Jerez. A los dos años, el 13 de septiembre de 1964, la ganadería de Osborne repitió triunfo y lo amplió con el indulto, en el mismo escenario, del bravisimo Regatillo, toreado por El Jerezano. Gracias a Regatillo, la ganadería debutó al año siguiente en San Isidro. Ese 2 de mayo de 1965, el gran Jineto fue premiado con una vuelta al ruedo, mientras que el resto eran ovacionados en el arrastre. Pero fue en San Isidro de 1966, el 27 de mayo cuando entró a formar parte de la leyenda de la Fiesta gracias al magnifico Atrevido frente al cual Antoñete se encumbró. Atrevido el famoso ensabanado de Osborne, no embistió de forma espectacular, pero si con enorme profundidad y entrega. Antoñete, por su parte, orquesto una sinfonía de naturales, y su triunfo fue ampliado por un afortunado azar : por primera vez en la Historia, esta corrida fue televisada en todo el territorio español, haciendo de Antoñete y Atrevido dos mitos.
¿ De donde provenía exactamente Atrevido ?
( Continuará )