domingo, 27 de octubre de 2013

RONDA....... Y SUS TOREROS ( CAPÍTULO IV )



Sesenta y cinco años después de la muerte de Pedro Romero nace en Ronda el 4 de enero de 1904 Cayetano Ordóñez Aguilera y comienza otra famosa dinastía torera en Ronda la de los " Ordóñez ".
Juan Ordóñez y Ana Aguilera, eran propietarios de la zapatería La Palma instalada en la Plaza de Alarcón hoy llamada de Carmen Abela.
Sin antecedentes taurinos en la familia, Juan Ordóñez había sido carabinero y, retirado ya, se dedicó al negocio de la zapatería para sacar adelante a su familia compuesta por nueve hijos entre ellos siete varones.
En realidad el sobrenombre de Niño de la Palma en lo taurino lo empezó a utilizar su " malogrado hermano Antonio ".
Quería ser torero. A consecuencia de los golpes que le propinó una vaca murió más tarde. Al desaparecer Antonio que era el hijo mayor de Juan el apodo de Niño de la Palma lo hereda Cayetano.
Cuando cuenta con trece años de edad, la familia se traslada a la Línea de la Concepción, año 1.917, no funcionaba bien el negocio de la zapatería.
Cayetano alterna su trabajo en el Café Cinco Minutos, que es propiedad de su padre, con el de panadero y ayudante de cocina en el Café el Duque. Asimismo comienza a ír de maletilla por las ganaderías de la zona.
Con diecinueve años decide arrojarse al ruedo, como espontáneo, en una novillada celebrada en Ceuta.
Trata de retirarlo la fuerza pública, que con el chico se comportó más como fuerza que como pública. Termina en el hospital asistido de una herida contusa.- producida por un culetazo, que le interesa la piel en la región parietal.
El traje de luces lo viste por primera vez en La Línea de la Concepción, en una charlotada y un enano formaba parte de la cuadrilla, por mucho empeño que puso Cayetano, la gente se rie con ganas del enano de su cuadrilla.
El 30 de abril de 1.922, después de muchas vicisitudes se presenta como novillero en Algeciras. Tiene que despachar los cuatro novillos. El irlandés Trimbi, con el que alternaba se asusta y se niega a matar su lote.
En la temporada siguiente torea ya con picadores, en San Fernando, en la provincia de Málaga, en la de Cádiz, Jerez y Baza con buenos resultados.
En 1.924, acepta lidiar en Málaga una novillada de Miura. Su éxito es clamoroso. Se presenta en Sevilla prueba de fuego, el 5 de octubre de 1.924 despertando un gran interés.
Estando en el café de su padre, en La Línea, entró un día Juan Belmonte con unos amigos. Cayetano, se quedó mirando a Belmonte, casí no le salían las palabras, para preguntarle qué era lo que deseaba tomar, - ¿ En qué estás pensando, mocito ? - le preguntó, en tono paternalista, el pasmo de Triana.
El chiquillo de repente y atropellando las palabras dijo :
- Pienso, maestro, que usted me dará la alternativa algún día.
- ¿ Eres torero, le pregunta Belmonte ?
- Quiero ser torero.
- Me gustaría verte. Avísame y si puedo te facilitaré algún tentadero.
Se fué Cayetano por los cafés y casí se le caen las tazas de la bandeja.
Después del éxito de Sevilla, torea en Córdoba, Logroño, Alicante, Granada, Castellón, Melilla.
En 1.925 el 1º de marzo se presenta en Barcelona. Resulta cogido en el muslo y decide reaparecer el 22 de marzo en Valencia, sin tener la herida bien cicatrizada, tiene que entrar en la enfermería porque se le abre la herida.
El 28 de mayo se presenta en Madrid, la plaza se llena hasta la bandera y a ello contribuye el artículo de Corrochano : " Es de Ronda y se llama Cayetano. Sin embargo la actuación pasa sin " pena ni gloria ". En total toreó 25 novilladas en la temporada de 1.925 y tomó la alternativa, en la Maestranza , de Sevilla, el 11 de junio de 1925 de manos de Juan Belmonte y testigo " El Algabeño ".
Se cumplía así el deseo de aquel camarerito de La Línea, al atender en el café de su padre nada menos
que a Juan Belmonte..
Se lleno la Maestranza por dos motivos : la reaparición de Juan Belmonte y por el buen recuerdo que guardaban los aficionados del rondeño de novillero. Cayetano cortó una oreja en el último toro y su triunfo trascendió a toda España deseosa de un torero que renovase el panorama.
Confirma alternativa en Madrid, 16 de julio de 1.926, corrida a beneficio de la Asociación de la Prensa.
Cartel Luis Freig, Nicanor Villalta y Cayetano, que formó un lio en un toro de Vicente Martínez que le cortó una oreja y José María de Cossio le hizo una gran crónica
El 8 de noviembre marcha a México, donde actuó en 10 corridas.
En la temporada de 1.925 coincidiendo con la reaparición de Juan Belmonte conoce el Niño de la Palma a Ernest Hemingway, su mujer la pianista Hadley Richardson, con la que se había casado en Chicago en 1.921.
Se hospedaban en el Hotel Quintana, de la Plaza del Castillo, que era el lugar habitual de la residencia de los toreros más importantes en su paso por el coso de Pamplona.
Aquel año Hemingway escribe " Fiesta ".
A Cayetano Ordóñez lo convierte en Pedro Romero.
En la temporada de 1.926 el Niño de la Palma pega un petardo en San Isidro, es la primera corrida en la que interviene Cayetano que tiene que protegerle la fuerza pública para que salga indemne de la plaza. El día 7 de julio quedó grabado en la memoria de los aficionados que le habían aplaudido hasta el delirio la temporada anterior.
Su situación se agravará el día 9 de julio. Es recibido de uñas por el público pamplonés. El toro marcha al corral con los tres avisos reglamentarios. La presidencia hizo que subiese al palco. Nunca se vió tal despliegue de guardias de seguridad Cayetano llegó al Hotel Quintana seguido de un tumulto de espectadores y uno de estos le arrojó una botella que fué a estrellarse en las columnas de un porche. Varios mozos penetraron en el hotel. Juan Quintana el dueño mandó cerrar las puertas del hotel, hizo llamar a un taxi para que se situase en la travesía de Espoz y Mina y por la puerta de servicio que da a esta calle pudo salir el Niño de la Palma, enfundado en una gabardina que Juan Quintana le dió. Cayetano se cambió de traje en la estación de Alsasua. En esa estación cogió el tren que le conduciría a Madrid, en donde toreaba al día siguiente.
( Continuará )





miércoles, 16 de octubre de 2013

100 AÑOS DE LA ALTERNATIVA DE JUAN BELMONTE



Hoy 16 de octubre de 2013 se cumplen 100 años de la alternativa de Juan Belmonte, en Madrid.
Era un jueves con la plaza llena y los precios de las entradas por las nubes.
La corrida al desechar la anunciada del Marqués de Guadalest fué sustituida por una de Prudencia Bañuelos, vecina de Colmenar Viejo.
En el paseillo la gente chillaba y aplaudía. Los gritos para Belmonte. Las palmas para Machaquito.
El cartel estaba compuesto por Machaquito, Rafael " El Gallo " y Juan Belmonte que tomaba la alternativa.
Empezó la corrida a las tres en punto de la tarde, bajo la presidencia del edil madrileño don Pedro Plaza Carranque, sin sospechar que aquella corrida, por mucho que él se imaginase, iba a ser de tanto escandalo.
Sale el primer Bañuelos, recula, pega un salto y sale a la estampida, el público se alza de sus asientos y protesta al presidente que accede al cambio, el toro era insignificante.
El segundo se asusta de los capotes y hasta de su sombra. La bronca es de órdago a lo grande. El pañuelo verde otra vez.
El tercer toro que sigue siendo el primero, surge a la arena, era de Bañuelos, sale sin divisa y los gritos no cesan, el presidente al ser tan manso ordena foguear, pero en realidad quien echaba fuego era el público por aquella tomadura de pelo.
El viejo coso amenazaba hundirse por la indignación popular.
Belmonte le da unas verónicas muy buenas pero de nada sirve la gente sigue enfadada y así continua durante todo el tercio de varas. Belmonte brinda el toro de su alternativa al público entre un gran abucheo. Su faena de muleta francamente buena, naturales, de pecho, molinetes.
Dos veces entra a matar descabella a la primera.
Cuando se retira a la barrera se oyen algunos pitos.
Salieron aquella tarde once toros.
El segundo de Belmonte que haría el número ¡ once ! era de los desechados de Guadalest, con muy poca presencia, el público cansado de tanto gritar, agotadas sus fuerzas y temiendo que el sustituto fuera peor aún, aminoró el griterio y más cuando vio lancear a Belmonte con ceñidas verónicas, y de pie ovacionaron a Belmonte.
Belmonte que vestía de salmón y oro, inició una faena de muleta corta y con el estoque anduvo mal y desacertado, dando pinchazos en cualquier parte y hasta se pinchó el mismo en una mano teniendo que pasar a la enfermería y rematar el toro Machaquito.
Los otros dos espadas anduvieron por la tarde sin pena ni gloria.
El crítico " Don Gonzalo " contaba la corrida como " Una alternativa de Escándalo " y comentaba lo del dicho popular de Corrida de expectación, corrida de desilusión.
Machaquito anunciaba cinco días después el 21 de octubre de 1913 su decisión de cortarse la coleta.
Los periódicos decían que Juan Belmonte resucita el pase natural, completamente olvidado torea siempre muy cerca embebiendo en el trapo al enemigo.
Belmonte es un innovador, le cogen los toros todas las tardes, pero eso es Belmonte.
Ya era Juan Belmonte matador de toros.
Y como de México le habían ofrecido un buen contrato, hizo las maletas y en unión de don Daniel Herrera y de un hijo de don Natalio Rivas, tomó el tren camino de París.
Y allí embarcó en el trasatlántico alemán imperator con rumbo a Nueva York.
El término " temple " no estaba codificado en las viejas tauromaquias, y por tanto fué de nuevo cuño. Quien lo introdujo por primera vez en la terminología taurina fue Juan Belmonte, cuando dijo :
" Toda la visión de mi obra se condensa en una palabra : temple.
Rafael " El Gallo ", decía de su hermano José :
¿ Demasiada casta para torear bien ? Porque, como era su obsesión dominar y tenía tan enorme poderío, a los cuatro pases ya estaban rotos sus toros, con los lomos y el cuello hechos trizas ; él se desesperaba al verse sin enemigo y no poder desarrollar su enorme capacidad torera ; pero yo le replicaba siempre : " José, tú tienes la culpa ; porque para torear bien hay que acariciar.
Y Joselito le decía a Juan Belmonte.
- Aquí quien ganó la partía fuiste tú. Juan : yo dominaba a los toros luchando y doblándome con ellos, y tú lo conseguías de una forma que nunca logré asimilar : parando y templando. ¡ Menúo arte el tuyo, Juan !
Eran dos formas distintas de enfocar el toreo.
Pero de no haber sido por lo de Talavera, quién sabe si Joselito hubiera templao mejor que nadie.
Le decía Belmonte a José :
- Ya me diste un buen toque en Madrí con aquellos naturales. Todavía se habla de ellos......
- Puras especulaciones, Juan.
- Tu fuiste quien removió de no sé dónde las reglas eternas de la tauromaquia, Juan : las únicas : Por eso te he dicho que ahí me ganaste la partía.








viernes, 11 de octubre de 2013

LA VIDA ÍNTIMA DEL TORO EN LA DEHESA



Los toros en el campo siempre están rodeados de pájaros : milanos, grajillas, águilas, buitres, golondrinas, jilgueros, cigüeñas, espulgabueyes, etc.
Los espulgabueyes es el pájaro que tiene más contacto con los toros. Estas garcillas blancas se posan en su cabeza y lomo andando junto a ellos y buscan con sus agudos ojos los insectos que posados en los lomos de los toros, incluso las moscas y las garrapatas.
Si divisan una garrapata o una mosca las garcillas de forma hipnótica ondean la cabeza y de forma rápida disparan el pico, atrapando al pequeño chupador.
Los toros aceptan a los pájaros como espulgadores y vigías. Al menor movimiento sospechoso en el cercado, las garcillas se marchan con rapidez.
Incluso a veces se posan en los pitones de los toros cuando están adormilados.
Admiten a los vaqueros en sus caballos que los visitan varias veces al día y conocen sus voces, incluso al caballo que monta y, si cambia de montura, se recelan del cambio de caballo y lo encuentran sospechoso y empiezan a estar desconfiados.
Sin embargo un toro enfurecido ( por salír perdedor de una pelea ) embestirá al caballo del vaquero sin ningún tipo de contemplaciones con tanta saña que si lo alcanza lo puede rajar de arriba a abajo.
Los toros se pelean todo el año pero en primavera lo hacen con mucha más frecuencia ; la hierba fresca y abundante los pone fuertes y más excitables.
Además de las peleas por el liderazgo del grupo, los toros pelean también para defender territorios. La mayoria de los toros tienen terrenos individuales o querencias, áreas del cercado en las que se sienten más seguros. Cuando están dentro de los límites de sus querencias, les aumenta la confianza en sí mismos, la fuerza y el peligro. Si un toro echa de su querencia a otro en una pelea, una vez que llegan arrastrandose a terreno neutral, la riña parece estar más igualada.
Si varios toros comparten un cercado, los más débiles se amotinan a menudo contra el toro más fuerte, más grande, desposeyéndole de los previlegios de cabecilla. Si un toro protesta, incluso en su propio terreno, independientemente de su fuerza y tamaño, no tiene posibilidades contra dos o más toros, uno le bloquea los pitones y recula, el otro le ataca por el costado o por detras. El toro atacado no tiene otra alternativa que la huída.
A un toro desterrado el contacto con los otros animales se le hace pesado y desagradable.
Todos parecen incómodos con su presencia, lo echan de la comida, lo echan del agua, y le fuerzan a levantarse si se encuentra echado.
Le recuerdan constantemente que, aunque en una ocasión mandó, ya no gobierna.
Le echan al desterrado de su querencia y, mientras éste está parado a cierta distancia, lo desafian abiertamente escarbando en su terreno y revolcándose en su polvo.
Me viene a la memoria una mañana calurosa de primavera con una suave brisa que azotaba las ramas de las encinas y alcornoques en Encina Hermosa.
Estuve observando toda la mañana e incluso la tarde el comportamiento de los toros de un cercado sobre un toro desterrado que estaba con ellos y como lo presencié se lo cuento :
En la manada estaba un toro desterrado " Pañero ", de nombre, anteriormente había sido el líder de la misma, se encontraba en su querencia aislado del resto y cerca de la pared de piedra del cercado, en cuanto alguno se acercaba empezaba a gruñir, golpeando el suelo y clavando sus pitones salvajemente en la alta hierba, arrancándola y lanzándola por el aire.
El desterrado, levantó la cabeza y comenzó a llamar. Su llamada era el largo, alto y repetido bramido que, más que otra cosa, era la forma de decirles que él era antes el amo del cercado.
Le contestó el actual líder " Percalero ", de nombre, negro con un lucero en la frente, con unos gruñidos ásperos y entrecortados.
La manada avanzó hacía el agua con su líder en cabeza, el sol en todo lo alto calentaba de lo lindo.
Bebieron, algunos se restregaban por las orillas de la pared de piedra contigua a la laguna, cuando la mayoría de los toros había bebido se marcharon pastando al otro extremo.
De pronto " Percalero " entró en el terreno de " Pañero " el desterrado. Con mirada desafiante avanzaba       " Percalero ", despacio muy despacio con gruñido bajo y el desterrado se envaró ; sus musculos se flexionaron y estirarón, y sus patas se apoyaron rigidas en el suelo.
" Percalero " a sólo un par de metros de " Pañero ", que se envaró más aún en su ya forzada postura.
Estaban tan tensos que parecía que iban a saltar en pedazos.
" Percalero ", se revolvió contra el desterrado y comenzó la pelea. Golpeándose los cuernos, con los musculos en total tensión, se cubrieron de una nube de polvo que se levantaba de sus cascos. Otros toros se acercaban corriendo y berreando hacia la blanca nube polvorienta.
Rodearon a " Pañero " cuatro o cinco toros, intentando engancharlo échandole a la otra punta del cercado.
Al caer la tarde en plena puesta de sol el desterrado se encontraba de nuevo en su terreno. Mugía de nuevo y golpeaba el suelo con las patas llamando la atención del resto de los toros, de nuevo " Percalero " apareció y " Pañero ", permaneció inmovil, observando.
Se fué a beber agua " Percalero " y bebió tranquilamente sin quitar su mirada sobre " Pañero ". Tenía el hocico chorreando y brillaba con los últimos rayos de sol de la tarde.
De pronto resopló aire y agua por la nariz y comenzó a andar despacio hasta su enemigo.
Otra vez los dos toros estaban en posición estirada indicando el comienzo de la pelea.
" Pañero " con la cabeza levantada empezó a berrear.
Un grupo de toros vinieron corriendo como avisados por " Percalero "  y antes que llegaran " Pañero " tuvo que correr lo suyo perseguido por el pelotón al llegar al otro extremo levantó la cabeza desafiante.
El sol empezó a ponerse y la manada aprovechando el frecor de la noche empezó a pastar.
" Pañero ", aislado los miraba con rabia y rencor agitando los cuernos y golpeando el suelo con sus pezuñas a la luz del crepúsculo, pero al rato de nuevo se encontraba en su " terreno " su querencia.
Esa maniobra la realizaron muchas veces al cabo del día, pero el resultado siempre fué el mismo ; " Pañero " en cuanto podía volvía a su " terreno " su querencia.






sábado, 5 de octubre de 2013

RONDA...... Y SUS TOREROS ( CAPÍTULO III )



Pedro Romero nace en Ronda en la mañana del 19 de noviembre de 1754.
Todos los historiadores y cronistas taurinos de la época coinciden plenamente al afirmar que la figura de Pedro Romero ha sido la más ingente y gloriosa de la Tauromaquia, él tuvo el mérito de ser el primero.
Este mozo honradisimo de toda verdad, perteneció al linaje de una ilustre familia en cuyo seno se moldeó una de las dos grandes cunas del toreo, y su concepto del mismo es el reflejo de un carácter cenceño junto al de una recia personalidad.
El concepto del toreo de Pedro Romero estaba basado en la quietud y un templado talento, para lo que era necesario ser poseedor de valor, hombría y pundonor, así rezaba en una de sus viejas normas que quedaron esculpídas en los cimientos de la Tauromaquia, su obsesión fue saber si después de su último paseillo, su arte, el de Pedro Romero, lo aceptarían las nuevas generaciones, o si, por el contrario, moriría con él.
En el libro " Escenas Andaluzas ", su autor " El Solitario " describe a Pedro Romero, como un torero de alta estatura que le hacía dominar la fiera, ánimo y corazón a toda prueba, habilidad inagotable que le sugerían recursos en los mayores apuros.
Es con Pedro Romero cuando se empieza a hablar del arte en el toreo: el arte de Pedro Romero.
La regla fundamental del magisterio que dictó decía que " el torero no deberá contar nunca con sus pies sino sólo con sus manos ", lo que no imaginaba Pedro es que habrían de pasar más de cien años para que su regla se cumpliese y llegase la restauración de un viejo concepto rondeño que había sido apuntado por algún torero, pero nunca fué puesto en vigor.
De esta forma, de un don rondeño, un nuevo canon surgía en un mágico poder : EL TEMPLE.
Así el toreo de Juan Belmonte hizo realidad el sueño y el deseo de Pedro Romero ver la Tauromaquia convertida en un arte.
Juan Belmonte fué un torero trascendental, no sólo por la naturaleza de su toreo, sino porque entendió su designio, no como profesión, sino como una verdadera pasión artística.
La primera simiente para implantar y ver la Tauromaquia convertida en arte, la plantó su abuelo, Francisco Romero y Acevedo.
Pedro Romero deja bien claro un concepto de la Tauromaquia basado en la quietud, no correr jamas delante de los toros, el espada no debe saltar nunca la barrera, más vale una arroba de valor, parar los pies y dejarse coger, este es el modo de que los toros se descubran.
En cierta ocasión le preguntaron a Juan Belmonte :
Maestro, ¿ puede usted decirnos en que consiste eso tan cacareado que se le viene llamando temple ?
A lo que Juan Belmonte contestó :
- Tiene usted razón, joven. Se viene hablando mucho del temple, pero para templar primero hay que parar al toro en el ruedo, quien para domina.
Se deduce que Juan en sus declaraciones quiere decir que en la vida para afrontar cualquier tipo de situación primero hay que pararla, controlarla, fijarla, pero eso sí, parando los pies, como decía en sus normas Pedro Romero.
Pedro Romero tuvo como primer oficio el de carpintero de ribera. Su inclinación al toreo era inevitable por imperativo de ambiente y de sangre.
Su primera salida taurina fué en una fiesta organizada en Los Barrios por varios señores de Ronda. Contaba su padre Juan Romero que le dieron de gratificación ciento veinticinco reales, por matar los toros con acierto, en el segundo sufrió una cogida que, al romperle el calzón que vestía Pedro Romero, fué denunciante de la aventura ante su madre.
Era costumbre de Juan Romero al terminar la temporada de la lidia en Madrid y regresaba a Ronda, celebrar una función de toros gratuita, en acción de gracias por haber salido bien de la temporada de aquel año.
Le dieron permiso para su ejecución y mandó anunciar seis toros que le ayudaría a matar su hijo Pedro Romero. Vió Pedro Romero torear por primera vez a su padre, que mató el primer toro, cediendo los restantes a Pedro. Veinte días después, volvió a organizarse otra novillada a beneficio de la fábrica de la Iglesia Parroquial, entonces en obras. Mató seis novillos Pedro Romero con general aplauso. En 1771, cuenta Pedro con diecisiete años. Su padre, persuadido de sus aptitudes de torero, le lleva ya consigo como a segundo espada, y le cede los toros que por sus condiciones se prestan más al aprendizaje. Acude a Jerez de la Frontera, donde lidia tres corridas y donde por primera vez ve practicar la suerte de varas. Así terminó la temporada toreando como segundo espada en diversos pueblos de Extremadura y costa de Málaga.
En 1775 se presenta en Madrid, acompañado de su padre, y el 8 de mayo se le anuncia para matar cuatro toros. Vuelve a Madrid el siguiente año y se repiten sus buenos éxitos. Los aficionados no dudan en enfrentarlo con el máximo prestigio del toreo de aquellos días " Costillares ".
Se retiró Pedro Romero en la temporada de 1799.
En 1830, a instancias del conde de la Estrella, se funda la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, de la que había de ser apasionado protector el famoso asistente sevillano Arjona. La situación económica de Pedro Romero era precaria, pero nadie se acordó de él en ocasión de nombrar el personal técnico que había de dirigirla, bien por olvido, o porque habiendo cunplido setenta y seis años, juzgarían que no estaba en disposición de comprometerse a un magisterio activo.
Nombraron a su cuñado Jerónimo José Cándido director, y de segundo, Antonio Ruíz ( El Sombrerero ). Desde su retiro de Ronda, seguía Pedro Romero los trámites del asunto, y hubo de acudir a un hijo del conde de la Estrella que informó a su padre de los deseos del famoso diestro de presentarse de director.
Mandó Pedro Romero una carta al Rey, que le nombró maestro de la misma.
Fallece en Ronda el 10 de febrero de 1839, cuando contaba 84 años de edad, conservando hasta el final, el vigor y la gallardía que tanta parte tuvieron en su gloria taurina. Pedro Romero es uno de los toreros que deben quedar en la historia del toreo como ejemplo de valor y competencia.
La seguridad de Romero al matar recibiendo mereció el calificativo de infalibre.

 

Pedro Romero recibiendo un toro. Litografía de la Lidia de los años 1883 y 1885.