martes, 14 de mayo de 2013

LAS VENTAS DEL ESPÍRITU SANTO



Se atribuye a Joselito la iniciativa de construir las Plazas Monumentales que fueron levantadas en Madrid y Sevilla.
Pero la idea no hubiera surgido de no existir Juan Belmonte, que según cuentan, la sembró en su rival.
Según cuentan los que de esto saben, que la primera reacción de Joselito, ante el jaque al rey que Belmonte intentaba, fue ordenar a sus gentes de confianza la elección de las corridas más duras que encontraran en las dehesas, cuando hubiera de competir con el.trianero.Conocía las limitaciones físicas de Juan igual que sus propias fuerzas de lidiador impar y estaba seguro de ganar la pelea al recién llegado cuya estrella amenazaba empalidecer la propia.
Los correveidiles no perdieron tiempo para largar a Juan la noticia y verle la cara. Pero éste - que no perdió la serenidad más que en el último minuto de su vida - sin darse por vencido mandó un emisario a José :
- " Dile que, si quiere, puede terminar conmigo.
Pero que piense que los dos juntos podemos ganar más dinero del que pueda soñar. Y después de pensarlo, que decida ".
Y se decidió por la rivalidad.
" Ambos se apreciaban muy sinceramente, no hablando nunca ninguno de los dos mal del otro, lo que en el carácter de José de poner reparos a todo y en el gusto de Juan por las frases cáusticas, ya es decir. A " Joselito ", hombre inteligente, le gustaba caciquear en el mundo de los toros. A Belmonte, siempre cuco y reservón, le venía muy bien.
- " Fulano no torea en la Feria de Valencia, y es que " Joselito " no quiere...... "
- Quizá el que no quería era Juan, pero esta política le venía a Belmonte a las mil maravillas ".
Que lo dió José, está fuera de duda y por ello es el inspirador de las Ventas. Que en la trastienda estuviera Juan es más que probable.
Cuando se vio terminada la Plaza de las Ventas parecía plantada en un paisaje lunar. Los accesos eran imposibles, los " cráteres " y cerrillos que la circundaban, abundantes e impenetrables. La prisa para ponerla en condiciones, nula.
Y " pasate año, que otro vendrá " transcurren los que van desde 1929 - fecha en la que la Plaza se acaba como figura en su azulejo de la fachada principal así como en su reloj - hasta 1931 en que la plaza se preinagura casí por la brava. El alcalde de Madrid quiere organizar una corrida cuyos beneficiSe atribuye a Joselito la iniciativa de construir las Plazas Monumentales que fueron levantadas en Madrid y Sevilla.
Pero la idea no hubiera surgido de no existir Juan Belmonte, que según cuentan, la sembró en su rival.
Según cuentan los que de esto saben, que la primera reacción de Joselito, ante el jaque al rey que Belmonte intentaba, fue ordenar a sus gentes de confianza la elección de las corridas más duras que encontraran en las dehesas, cuando hubiera de competir con el.trianero.Conocía las limitaciones físicas de Juan igual que sus propias fuerzas de lidiador impar y estaba seguro de ganar la pelea al recién llegado cuya estrella amenazaba empalidecer la propia.
Los correveidiles no perdieron tiempo para largar a Juan la noticia y verle la cara. Pero éste - que no perdió la serenidad más que en el último minuto de su vida - sin darse por vencido mandó un emisario a José :
- " Dile que, si quiere, puede terminar conmigo.
Pero que piense que los dos juntos podemos ganar más dinero del que pueda soñar. Y después de pensarlo, que decida ".
Y se decidió por la rivalidad.
" Ambos se apreciaban muy sinceramente, no hablando nunca ninguno de los dos mal del otro, lo que en el carácter de José de poner reparos a todo y en el gusto de Juan por las frases cáusticas, ya es decir. A " Joselito ", hombre inteligente, le gustaba caciquear en el mundo de los toros. A Belmonte, siempre cuco y reservón, le venía muy bien.
- " Fulano no torea en la Feria de Valencia, y es que " Joselito " no quiere...... "
- Quizá el que no quería era Juan, pero esta política le venía a Belmonte a las mil maravillas ".
Que lo dió José, está fuera de duda y por ello es el inspirador de las Ventas. Que en la trastienda estuviera Juan es más que probable.
Cuando se vio terminada la Plaza de las Ventas parecía plantada en un paisaje lunar. Los accesos eran imposibles, los " cráteres " y cerrillos que la circundaban, abundantes e impenetrables. La prisa para ponerla en condiciones, nula.
Y " pasate año, que otro vendrá " transcurren los que van desde 1929 - fecha en la que la Plaza se acaba como figura en su azulejo de la fachada principal así como en su reloj - hasta 1931 en que la plaza se preinagura casí por la brava. El alcalde de Madrid quiere organizar
os se destinarán a aliviar la situación del paro obrero y piensan que los ingresos serán mayores si se celebra en la Plaza Nueva.
El 17 de junio de 1931 ocho ganaderos regalan sendos toros y se celebra la corrida con ocho matadores.
Pero esta corrida no significa la clausura de la Plaza de Toros de Madrid,
Han de pasar más de tres años de trabajos de desmontes, más como dice el refrán " no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague ". Llega el 21 de octubre de 1934 y con él la reinaguración de la plaza.
Se lidiaron seis murubeños, de la ganadería de doña Carmen de Federico, por Juan Belmonte, - que ya había cumplido 42 gloriosos años - Marcial Lalanda y " Cagancho ".
Fue una corrida realmente histórica, no sólo porque inicia los fastos de la Monumental y de una nueva época en el toreo, sino porque sienta una jurisprudencia tan evidente como desconocida muchos años después. Juan Belmonte corta las dos orejas y el rabo a uno de sus toros.
Pese a todo, se puede decir que la Plaza que con esta corrida inicia su andadura no alcanza la plenitud de un normal funcionamiento hasta los años cuarenta.
En el año 1935 desorrolla normalmente su temporada. Con ella se clausura en las Ventas la Edad de Oro. Juan Belmonte se viste por última vez de torero en Madrid y vuelve a cortar las dos orejas y el rabo a un toro de COQUILLA.
Una semana después, el 29 en Sevilla dice adiós al toreo el " Pasmo de Triana ".
Con su paso por las Ventas - dos tardes y dos triunfos inolvidables - Juan Belmonte ennobleció la Plaza Nueva.
Después muchos toreros pasaron por Las Ventas :
Marcial Lalanda, el garbo creador de Manolo " Bienvenida ", la gachonería gitana de " Cagancho ", la juventud tesonera de Luis Gómez " El Estudiante ", el dominador Domingo Ortega, el irregular duende de " Chicuelo ", la clase excepcional del " Niño de la Palma ", la inspiración belmontina de Antonio Márquez, la sabiduría elegante de Fermín " Armillita " y una larguisima lista de figuras del toreo.
Con la inaguración oficial el 21 de octubre de 1934, la tarde resultó extraordinaria por el solo nombre de Belmonte, el cual declararía que sintió en aquella singular coyuntura sobre su frágil cuerpo, todo el peso del recuerdo hacia su desaparecido compañero, Joselito, muerto en Talavera catorce años antes.
- Dijo Juan a un amigo después de la corrida sentí que hacía el paseillo José.
Cuando me abría de capa, le veía a él. No podia olvidar que José había ideado aquella plaza que al aclamarme a mí hasta el paroximo casí enfermizo, le tributaban a el también el homejaje que España le debía.
De mí decían los belmontistas exaltados que yo era " el toreo ". El que de verdad era " el torero " por antonomasia era José.









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