jueves, 22 de septiembre de 2011

JOSELITO "EL GALLO " (Capítulo III)



Joselito, vistió el traje de luces por primera vez el 19 de Abril de 1908, sin cumplir los trece años. Era el domingo de Resurrección en Jerez de la Frontera, el cartel "Pepete", Limeño y Joselito, se las entendieron con 6 becerros gordos y con cara, de don Cayetano de la Riva.
Se llenó la plaza y había expectación, el ganadero había mandado unos becerros que no tenían de esto más que el nombre. Eran seis barbitas que tenían mucho que torear.
El delirio, Joselito toreó como un consumado maestro, banderilleó con alegría y un dominio extraordinario.
Estuvo lo que se dice en "torero".
Recoge la montera del brindis al señor Domecq y también los cinco duros que le regala. La vuelta al ruedo fue apoteósica.
En el segundo becerro, pues aunque Joselito está con él casi mejor a la hora de matar, suenan los avisos.
El público se indigna contra la presidencia, Joselito llora de rabia, herido en su amor propio.
En la reseña de Jerez, del día siguiente, el crítico jerezano clamaba indignado contra el tamaño de los becerros y pedía se prohibiese actuar a los niños sevillanos, pues así se llamaba a la cuadrilla formada por "Joselito", "Limeño" y  "Pepete".
Joselito era ya todo un torero.
No pudo Joselito recibir lecciones directas de su padre, que se fue de este mundo cuando su retoño tenía apenas veintiséis meses ; pero el ambiente de su casa y de las tertulias de sus hermanos que, toreando sostenían a la familia, y como la afición al toreo se propaga por contagio, Joselito no quiso ser menos que sus hermanos.
Un señor llamado Juan Martínez organizó con los niños sevillanos una excursión para cuatro becerradas en Portugal. Falló Pepete, después de la primera quedando para las tres " Limeño " y " Gallito Chico ", como así se apodaba entonces Joselito.
Cobraban diez reales por corrida, más una peseta para tabaco, que al principio fue negada a José, puesto que no fumaba. Más él la exigió enérgicamente, diciendo : " No fumo ; pero me lo guardo". Y no tuvieron más remedio que ceder, porque el muchacho fruncía el entrecejo sobre los ojos relumbrantes y se ponía amarillo, y era muy tozudo.
Los banderilleros cobraban dos pesetas, sin tanta responsabilidad y peligro, sólo tenían una diferencia de cincuenta céntimos.
Pero Joselito que ya discurría en todo como un hombre, dijo después de la cuarta becerrada que ya había aguantado bastante aquel abuso, y se negó a continuar.
Yo toreo por afición, exclamó; pero también para llevarle dinero a mi madre, como se lo llevan mis hermanos.
El buen señor Martínez puso el grito en el cielo y quiso prescindir de José, pero el resto de la cuadrilla de niños sevillanos que le seguían vencidos de admiración y sintiendo su superioridad, hicieron causa común con él y el empresario no tuvo más remedio que dejar de serlo y convertirse en el administrador del negocio, cuya dirección quedó a cargo de aquel Gallito, que ya tenía tan buenos espolones.
No se dejaba torear ni por los toros ni por los hombres, y a los pocos días ajustó una becerrada en Lisboa, en la plaza de Campo Pequeño, por mil pesetas, para toda la cuadrilla, que repartió a gusto de sus camaradas, entregando antes a Martínez veinte duros, que le asignó como sueldo para un par de becerradas más en Aveiro, y a todas las que contratase al mismo precio. Se mostraba a la vez enérgico y generoso, y empezaba triunfando, y ¡ mandando !
Como estaba solo en Portugal, y la ausencia de su madre parecía ya muy larga y los hermanos supieron que toreaba ganado demasiado grande para sus años, un consejo de familia presidido por la madre, los dos toreros y las tres hermanas, decidieron enviarle a Lisboa, como auxiliar al banderillero Pedro Peña "Llavero", con orden de que trajese al niño a Sevilla en cuanto cumpliera su contrato por las dos corridas que le quedaban en Aveiro.
Volvió a Sevilla alegre y cariacontecido a la par por el triunfo y el regreso, y su descontento vino cuando vio que su madre le prohibía que volviese a torear.
Rafael y Fernando se ganaban bien la vida, en la casa no pasaban apuros y la señá Gabriela no veía razón ni necesidad para exponer a un peligro grave a su tierno " Benjamín ".
Pero pronto Rafael y Fernando partieron con un buen contrato para México y Joselito vio de nuevo abierto el cielo de sus sueños taurómacos, y como las cuatro mujeres de su casa no tenían fuerza para oponerse, volvió decidido a sus andanzas.
Cuando a principios de 1909 volvieron sus hermanos de México acababa el pequeño de tener un triunfo enorme en Morón de la Frontera, y tales proezas al contárselas a Rafael consintió en que se organizase una nueva cuadrilla de Niños Sevillanos, en la que serían matadores " Limeño " y " Gallito Chico "
La cuadrilla de Niños Sevillanos empezó su actuación en Cádiz, y como sólo tenían dos matadores, fue en ella como sobresaliente el novillero Agualimpia, pariente más o menos lejano de los Gallo, como lo eran Potoco, El Loco, Rebujina y la mayor parte de los toreros gaditanos que entonces bullían.
En la segunda becerrada ocurrió que al dirigirse José al enemigo con la muleta en la mano izquierda le aconsejo, temeroso Agualimpia : "Con la derecha, José, con la derecha".
Joselito, centrado ya con el bicho, se volvió hacía el consejero y le dijo con gran seriedad : "Haga usted el favor de callarse, que yo sé lo que hago" y acto seguido empezó por naturales con gran ritmo y desahogo.
Cuando se disponía  a matar el consejero insistió : "En la suerte contraria, José".
Pero lo mató en la suerte natural porque aquí quiere él que lo busque y a los toros hay que darles lo que piden.
De la estocada salió el novillo "rodao" de los vuelos de la muleta, y Agualimpia, vendido ante la sabiduría del muchacho lo abrazo conmovido.      (Continuará... )






En la feria del Pilar del año 1918, se celebraron 5 corridas de toros, de ellas Joselito toreó en 4.
Les muestro carteles de la feria del citado año.



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