Antes de iniciar el Capítulo V, de Juan Belmonte, quiero recordarles que nos faltan 7 días para el 2º Curso de Aficionados Prácticos.
Para los que vengan por primera vez, les recomiendo entren en el blog coquillascifuentes.blogspot.com y busquen archivos del blog, Febrero 2011, el día 10-02-11, con el título " Se aproxina el Curso ", tienen como llegar a Encina Hermosa, lo hago así por no cansarles repitiendo de nuevo lo mismo.
Les pido eso sí, que entrenen el toreo de salón lo más posible, para que el día 9, vengan preparados como si fueran a debutar en las Ventas y sobre todo con la moral y la mentalización a tope, para afrontar el difícil reto que tienen ese día, "añojas ", " eralas " y el premio al ganador del Curso, un gran " añojo ".
Les recuerdo la cita del sábado día 9, 10 de la mañana, si alguien tiene duda sobre el acceso, me mandan un correo y se la aclaro en segundos.
Al final del capítulo, les muestro fotografías del 1º Curso de Aficionados Prácticos.
Continuación del Capítulo IV de Juan Belmonte.
Así pasaron los meses de aquel invierno de 1910.... Cuando llegó la primavera del año siguiente, Belmonte pensó que había llegado la hora de probar fortuna en la Maestranza. Y consiguió ver otra vez su nombre en los carteles.
Fue en un espectáculo mixto. Dos becerros de Lizaso para un tal Pacorro y cuatro novillos de los del Papillo para Juan Belmonte y Otero.
Pero aquello fue terrible. Los novillos de Papillo resultaron unos bueyes mansos, y Juan, que apenas si podía con el traje de luces, a causa del exceso de entrenamiento y de otros que no son del caso, vio como la fortuna le volvía la espalda.
En el primero le dieron dos avisos y se ganó una bronca fenomenal. En el otro fue peor, porque después de correr tras el bicho un cuarto de hora, apenas si logro sacarle dos o tres pases sin gracia ni emoción.
A la hora de matar estalló la tormenta. Cuantas veces quiso Belmonte clavar el estoque, otras tantas fue tirado a tierra. El toro parecía cada vez más vivo. Unos tras otros sonaron los tres avisos.
Y cuando las puertas del toril se abrían para dar paso a los cabestros, Juan, desesperado, se hincó de rodillas a medio metro de los cuernos del bicho y comenzó a gritarle :
Anda, asesino, cógeme....Anda, mátame.
Pero el novillo no le hizo caso y acabó por rendirse.
El puntillero lo remató. Juan salió aquella tarde de la Maestranza desilusionado. Era como si en la arena dorada del ruedo hubiera enterrado todas sus esperanzas.
Poco después de su fracaso, Juan se colocó en las obras de la Corta.
Trabajó unos meses como jornalero, a la vista casi de la dehesa de Tablada, donde tantas noches desafió con sus amigos a los toros bravos bajo la luna.
La Primavera le trajo de nuevo su vieja ilusión. Y un buen día tomó el tren para Valencia, donde un amigo de Calderón, el empresario don Vicente Calvo, le había prometido ayudarle.
Cuando Belmonte llegó a la ciudad del Turia se encontró con la amarga novedad de su eliminación del cartel.
Don Vicente Calvo, al no tener segura la participación de Belmonte, había contratado ya a otro espada, Torerito de Valencia, para lidiar con Vaquerito, los seis novillos que componían la novillada de Castellón.
No obstante, se llevó a Juan de sobresaliente y quedo muy satisfecho de su labor.
Tanto, que consiguió meterle en el cartel de una novillada, sin caballos, en Valencia el 26 de Mayo, Belmonte se vio en grave apuro al tener que buscar un traje de luces. Nadie quería prestárselo, y tuvo que recurrir a una guardarropía de teatro.
Cuando se hizo el paseo la gente no le tomó en serio. ¿ Qué iba a quedar de aquel torerillo sin garbo, arrugado y triste, en cuanto saliera alguno de los seis novillos encerrados en los corrales ?.
Pero la emoción se abrió camino y Juan triunfó en toda la linea. Un cronista lo calificó de " diamante en bruto ".
Pero Belmonte no cobró en aquella ocasión más que ochenta pesetas..... y una cogida en la pantorrilla que le tuvo en cama casi un mes.
Tan pronto estuvo recuperado la Empresa, le ofreció otra novillada, sin caballos, y Juan acepto.
Cobró noventa pesetas, y el éxito aún fue mayor que el de su presentación.
Volvió a torear el 29 de Junio de 1912, a los siete días.
En Sevilla lo reclamaban porque ya eran suficientes conocidos sus triunfos, tomó el tren y se plantó en Sevilla.
Antes de salir de Valencia le dijo a don Vicente Calvo : volveré convertido en un novillero de mil pesetas para arriba..... Ya lo verá usted, don Vicente.
La fiesta pasaba por un mal momento, ni Vicente Pastor, ni Machaquito, ni Bombita, ni el Gallo, conseguían llenar las Plazas.
La aparición de Joselito con su cuadrilla juvenil señalo el principio de la recuperación de la fiesta.
En Sevilla el 23 de Junio de 1912, Joselito había conseguido un éxito redondo.
Casi un mes después Belmonte, toreaba su primera novillada con picadores en Sevilla. Con él iban Larita, el mejor novillero de aquellos días y Currito Posadas.
Aquella tarde, Belmonte pisó el primer escalón de la fama. Los novillos del Duque de Tovar dieron excelente juego. Y Juan realizó su faena ideal.
Metido entre los cuernos hizo cuanto había aprendido en sus noches de Tablada.
Al final, cuando entró a matar al novillo que cerraba plaza, resultó enganchado por el muslo.
Aun no habían salido las mulillas cuando ya el público invadía la Plaza y se llevaba a su héroe camino de Triana.
Cuando la multitud cruzó el puente Belmonte era ya el ídolo de la afición.
Al día siguiente no se hablaba en Sevilla de otra cosa. Don Criterio en el Liberal escribía : " hoy por hoy, está Triana en alza ".
Apenas pudo Juan quedarse a solas con su gente, sin darle gran importancia a la cosa, le dijo a su padre que sacaría del asilo a sus hermanos.
Tengo setenta duros. Cincuenta que me han dado por la novillada y veinte que me regaló don Francisco Herrera por el brindis.....
El señor José le dijo que eso era poca luz, y que podían volver a las andadas.
Pero Juan, le dijo que tenía esperanza de ganar más, quiero que disfruten con nosotros aunque sea una semana. Para volver a encerrarlos siempre hay tiempo.....
Y horas después, Belmonte, con su madrastra, recogieron uno a uno a todos sus hermanos. Aquella noche se reunieron los nueve hermanos con el padre y la madrastra, y juntos festejaron con un banquete abundante el éxito de Juan.
Y en la sobremesa se hicieron planes para el futuro, Belmonte estaba seguro de que los malos tiempos habían pasado definitivamente. ( Continuará )
Muitíssimo interessante esta série de artigos sobre Juan Belmonte.
ResponderEliminarAlberto :
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, que te agradezco. Saludos.