EMPATE A CATORCE

La parición sigue su curso; en estos momentos tenemos un empate en los nacimientos 14 machos y 14 hembras.

La hierba sigue creciendo, despacio, pero creciendo, pendientes eso sí, de que el agua, hasta ahora escasa este otoño, nos siga acompañando con regularidad..

Cuando se aproxima Diciembre, los sementales se encierran en la cerca de paredes más altas, para evitar que las salten y se marchen en busca de las vacas.

A medida que la hierba crece, se empieza a escuchar en Encina Hermosa el bramido de celo de los sementales, un bramido corto, profundo inconfundible. Los sementales que desde finales de Junio han vivido juntos, en una cerca, sin ver ni una vaca.

Antiguamente la costumbre era contraria a la actual, se echaban a las vacas bastantes toros, a veces hasta 20.

El toro padreaba uno o dos años a lo sumo y se lidiaba después. El ganadero acudía a la plaza adonde se lidiaba y observaba muy atentamente los matices de su pelea. Si resultaba bueno para abajo, no pasaba nada; en cambio si salía superior, la satisfacción del ganadero se veía empañada por el hecho lamentable de haberse quedado sin un buen semental a las primeras de cambio. Siempre cabía escoger para el caso a uno de sus hijos, con el cual a veces se repetía el suceso y otras no.

Un mejoramiento ganadero representó el hecho de tentar al semental, pero en cuanto pasaba de los cinco o seis años decaía su valor como raceador y la marcha era poco más o menos la misma.

Por eso constituye un orgullo para un ganadero dejar que sus sementales se mueran de viejos 18 o 20 años, si bien a medida que van envejeciendo, se tienen que extremar los cuidados para con ellos en todos los órdenes, incluso aligerando su trabajo.

El celo de la vaca dura cuarenta y ocho horas, y si la vaca no queda cubierta reaparece a las tres semanas.

La vaca tiene un sentido tan grande de la maternidad, que al nacer su cría lo primero que hace es limpiarla con su lengua; lo lame empezando por la cabeza y mientras lo hace comienza a mugirle bajito, le hace mugiditos pequeños, como para decirle al becerro la voz que tiene su madre, y así la reconozca entre cientos de vacas.

El nivel de fertilidad en el ganado bravo ha sido y sigue siendo bajo. De 100 vacas en edad reproductiva, sólo sesenta consiguen parir un becerro cada año.

Varias son las causas que producen esta baja fertilidad :

 - Hiponutrición o desarreglo de la alimentación incompleta o desequilibrada.

 - Infecciones (brucelosis, abortos víricos).

 - Esterilidad tanto en las vacas como en los sementales.

 - Vacunar contra la Erradicación de la IBR, con un alto coste para el ganadero.

Este año nosotros lo hemos llevado a cabo, para comprobar resultados y ver si aumenta la fertilidad en las vacas. Se trata de la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina (IBR) es una patología endémica en la mayoria de explotaciones en nuestro país.

Los sementales cuando se acerca la fecha de primeros de Diciembre se vuelven inquietos, husmean por todo el cercado, y recorren las paredes con cierta celeridad, saben que esta próximo su momento.

Dos vacas pelean y el semental las separa al instante.

El toro come primero y luego brama para llamar a una vaca y que se coma lo que a él le sobra.

El semental es una animal libre, que está en su hábitat donde se le proporciona todo lo que necesita, y después cuarenta o cincuenta vacas todos los años para él solo.

Para que una vaca joven salga en celo y acepte ser cubierta por el semental, es necesario que haya adquirido un cierto nivel de desarrollo corporal.

Si las vacas adultas pesan una media de 350 kilos, las jóvenes tendrán que sobrepasar los 210 kilos de peso para considerarla preparada para la reproducción, viene a ser el 60% del peso de la vaca adulta.

El que la vaca alcance antes o después la pubertad dependerá de la alimentación recibida, y especialmente de su nivel energético. Incluso en la misma camada de vacas unas tendrán el primer celo antes que otras.

Es corriente que antes de este primer celo detectable por el semental haya habido algún celo silencioso en el que la ovulación no se reflejó exteriormente por medio del mismo.

A partir de Santa Coloma, surgieron dos nuevas subestirpes : COQUILLA y GRACILIANO.

La definición de COQUILLA es de un encaste ágil, vivaz, repetidor, emotivo, con bravura picante, pero a la vez noble y propiciador de éxitos, aunque no siempre fáciles para el torero.

En cuanto al encaste COQUILLA, la mayor reserva en estos momentos en nuestro país, se encuentra en Encina Hermosa, donde se sigue a rajatabla desde hace muchos años, el dicho aquel, de que cada ganadería ha de conservar su particularidad que por la acción de la selección ejercida por su ganadero le otorgan un sello propio.