viernes, 29 de marzo de 2013

DON ANTONIO MIURA FERNÁNDEZ

              
                                           Don Antonio Miura Fernández, por Joaquín Díez.


El Excmo. Sr. D. Antonio Miura Fernández, el famosísimo ganadero sevillano, uno de los trece ganaderos románticos, el romántico de verdad, el artífice indiscutible, el alma de la ganadería de Miura, el primer eslabón de una cadena de hermanos. Entre los dos había una diferencia de veinticuatro años. Don Eduardo Miura Fernández era aun un niño cuando perdió a sus padres, y don Antonio - que murió soltero - fue para él un hermano y un verdadero padre. Constantemente preocupado con la educación el adiestramiento y la administración de los bienes del hermano, que le respetaba profundamente, como lo prueba cuando pensaba contraer matrimonio, a los treinta y tantos años, se decidió, después de mucho pensarlo, a preguntar a su hermano, aludiendo a su propia posición :
- Antonio..., ¿ me puedo ya casar ?
Don Antonio en su larga vida de ganadero nació en 1826 y murió en 1893 coincide casi exactamente con el periodo más caracterizadamente romántico.
Vendió don Antonio exactamente : mil setecientos cinco toros con un promedio de cincuenta y cinco por temporada.
A nombre de su hermano Eduardo la friolera de cuatro mil ciento cincuenta y dos ; o sea a ciento sesenta y seis un año con otro.
Don Juan Miura Rodríguez, un acaudalado industrial de ascendencia vasca, tenía un taller artesano en la popular plaza de la Encarnación, de Sevilla, y el correspondiente despacho en la calle Sierpes, era el mejor sombrerero de Sevilla. Don Juan el día 15 de mayo de 1842, festividad de San Isidro compra 220 vacas a don Antonio Gil Herrera, procedentes de Gallardo y que lidiaban con divisa violeta y azul.
Don Juan tenía un hijo, Antonio que desde siempre siente una fuerte inclinación por el campo. Su padre tenía dos cortijos arrendados donde su hijo Antonio pasaba todo el tiempo que podía. Pero su padre desea que aprenda bien el oficio de sombrerero para en un futuro descargar en él la responsabilidad del negocio familiar. Don Juan no era hombre de campo en las dos fincas arrendadas mantenía ganado manso, bajo la dirección de su hijo Antonio.
Don Juan intentó sin éxito dedicar a su hijo Antonio a los estudios, pero los libros se le caían de las manos. Pero como era muy serio, muy laborioso y de férrea voluntad, le dijo a su hijo en más de una ocasión :
- No quiero a mi lado gentes inútiles. No te pienses que toda la vida vas a estar aquí comiendo la sopa boba....¡ Hay que aprender a ganarse la vida, en vez de burlarse de los padres !
Antonio, al fín, se atrevió un día a explicarle que no le gustaba estudiar, pero que no quería ser una carga familiar, por lo cual rogaba que su padre le dijese qué debía hacer :
- Quiero que aprendas el oficio que más te guste.
Como era lógico, al día siguiente entró de aprendiz en los talleres de su casa.
Al encargado le leyó el padre la cartilla.
Mi hijo no es un obrero como otro cualquiera. Ganará menos que ninguno y estará en los puestos menos apetecibles.
- Le pondremos en la caldera del pelo.
- Allá tú ; yo no quiero saber nada.
Y al cabo de un año, poco más o menos, el encargado de los talleres le dice a su principal.- "¿ Qué le parece a osté este zombrero ?"
Ante lo infrecuente de la pregunta, don Juan se pone en guardia y da varias vueltas a la prenda.
- No le encuentro ninguna falta
-"¡ Cómo que no la tiene ! Es una obra mu acabá del mejón de nuestros ofisiales."
- ¿ se llama...... ?
- Antonio Miura.
Y don Juan, que aunque castellano, nota que se le va pegando la gracia, dice :
- Pues mira... Habrá que ir pensando en despedir al niño...
- ¡ Hijo mio ! Estoy muy satisfecho de tí. Ya no es menester que se prolongue tu sacrificio..... ¿ Qué negocio te gustaría llevar ?
- A mí me tira el campo.
- Pues busca terreno y ganado de lidia..., que el pago corre de mi cuenta.
Antonio Miura, hábil sombrerero, es luego también hábil labrador, Convencido de que para poder mandar una cosa hay que saber hacerla, aprende el oficio y desafía a todos sus criados a trazar un surco derecho, etc. etc.
¿ Qué vaquero será capaz de hacer lo que hace Antonio Miura.?
En el acoso y derribo es el número uno.
¿ Quién aparta con más facilidad una corrida de toros que él ? ¿ Quién sabrá presentar mejor una yeguas en la feria ? Les decía a sus vaqueros :
- Dame tu caballo y toma el mío, que ya lo descambiaremos cuando le haya puesto a mi gusto. Era el número uno en domar potros.
Don Antonio fue el mejor de los garrochistas de su tiempo, y su jaca Condesa, durante quince años se mantuvo en primera línea, en competición con los mejores caballo de entonces.
Las vacas que compró don Antonio por orden de su padre las sometió a unas durísimas pruebas de selección, y con lo que sobrevive al desecho, en una silenciosa tarea, que tiene mucho de alquímia, haciendo mezclas y dosificaciones especiales, consigue un producto excelente, unos toros que tienen fisonomía propia, dotados de fuerte homogeneidad, y con una gran estampa.
Pero Miura sabe cuál es su meta y busca el camino más seguro para alcanzarla.
En la selección, su criterio es no ceder ni un ápice, apura tanto que deja para vida sólo un veinte por ciento en los tentaderos. Su padre le llama la atención.
- ¡ Hijo mio ! ¡ A este paso !
- ¡Qué le vamos a hacer !
Levanta la mano Antonio. Mira que así nunca juntarás una ganadería en serio.
- ¿ No quería usted que tuviésemos ganado bravo ? Pues a ezo voy..... Porque pa vacas mansas, bien estaban las que teníamos en las dos fincas arrendadas.
( Continuará... )




                                Don Eduardo Miura Fernández, por Joaquín Díez.
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miércoles, 20 de marzo de 2013

LA FERIA DE SEVILLA EN LA EDAD DE ORO DEL TOREO



En abril de 1919, la feria de Sevilla contaba con tres casetas de toreros. La de Rafael " El Gallo ", la de Joselito y la de Belmonte, casetas muy taurinas, cada una para los partidarios de estos tres diestros.
Estaban presididas por fotografías de gran tamaño visibles desde el paseo ferial.
A primera vista puede parecer raro que Rafael y José, hermanos, tuvieran casetas distintas. Pero como sus partidarios eran distintos, al tener cada uno distinto su toreo, se explica así lo de de las dos casetas.
Los partidarios de Rafael no eran partidarios de José. Los partidarios no tenían apellidos tenían estilo.
Rafael y Joselito no solo tenían casetas distintas en la feria de Sevilla, sino que, viajando en el mismo tren, cuando iban a torear, lo hacían en distinto coche. Joselito viajaba en coche-cama, Rafael no le gustaba el coche-cama decía le ahogaba como una tumba, le gustaba viajar en los departamentos de primera donde podía salir y entrar al pasillo hablando con los ocupantes de los departamentos, aireando el puro que no soltaba, pues lo renovaba de una caja, que por todo equipaje colocaba en una articulada mesita de cada departamento.
La caseta de partidarios de Rafael no era de aficionados, era de creyentes. Incluso les podían haber llamado penitentes de Santa Coleta, porque tenían más días de penitencia que de gloria.
Un día un famoso periodista entrevistó a uno de los penitentes de Rafael. Era un hombre alto, enjuto, muy andaluz en su porte y en los gestos, en el hablar incluso en las pausas.
Rafael por aquellos días había tenido una tarde desafortunada en Madrid, con un toro de Veragua.
Le preguntó el partidiario de Rafael al periodista :
-¿ Qué ha " pasao " en " Madrí " con " Rafaé " ?
- Pues.... que era un toro del duque, manso, del contraestilo de Rafael.... balbuceo el periodista a modo de disculpa, para consolarle e incluso como acompañandole en el sentimiento.
Hubo una pausa, de unos minutos de silencio.
Adelantó el partidario el labio inferior hasta montarle en el superior, soltó la esterilla con que liaba tabaco, se pasó la mano por la cara, ya un poco arrugada, y le dijo :
Ustedes le habéis " echao " un toro al corral.
Pero le sacaréis bajo palio.
Aquel hombre tenía cara de profeta.
A los pocos días de la conversación en la caseta de Rafael " El Gallo ", precisamente el 15 de mayo sacaban a Rafael bajo palio.
El público sacaba al torero en hombros, bajo las palmas del entusiasmo popular, que al fín y al cabo es el palio de los toreros, Y con un toro de Aleas.
La feria de Sevilla por la mañana tenía una tradición de campo. Era el campo vestido de limpio, estrenando traje de día de fiesta, pero todo al estilo del campo andaluz, que olia a toro bravo, y a rodeo de ganado, y a caballo sudoroso en el acoso, y a hierba pisoteada en el galope.
La Venta de Antequera, donde se exibían las corridas de la feria sevillana. Hacían los toros parada en el Cortijo del Cuarto. Ese nombre de cortijo y la ganadería de Miura tiene el mismo eco. Todos los días del año, con agua o con sol, venía don Eduardo, el ganadero, en su coche de mulas, al Cortijo del Cuarto. Aquí tenía los toros de saca y aquí apartaba sus famosas y temidas corridas. En el Cortijo del Cuarto, no pasaba la alambrada ningún hombre de chaqueta larga.
La víspera de la feria de Sevilla iban llegando las corridas conducidas por garrochistas que venían del Cortijo del Cuarto. ¡ Qué garrochistas aquellos !
Ni una garrocha mal cogida, ni un caballo mal llevado, ni un sombrero mal puesto.
Con la del Conde de Santa Coloma, venía a caballo el duque Mauricio Gort y doña Sol, nombre con que Sevilla reconocia con respetuoso cariño popular a la Duquesa de Santoña. Toros de aristocracia. Toros de frac y guante blanco.
Joselito mató seis en una corrida en la feria de San Miguel, y cortó la primera oreja que se concedió en Sevilla, al toro Cantinero del Conde Santa Coloma.
Cerraba la corrida de Miura, los hijos de don Eduardo, Antonio y Pepe, con Naranjito y Aurelio y otros garrochistas. - Buenas colleras.
Era un espectáculo ver entrar los toros, con las paradas de bueyes iguales, los capirotes de Santa Coloma, los berrendos de Miura, con sus cencerros sonoros, como para que no oyeran otro ruido los negros toros que arropaban en la carrera hasta la Venta de Antequera, que era la puerta taurina de Sevilla, y allí salía a recibirlos la ciudad de Sevilla.
El público se agolpaba y los miraba desde todos los ángulos. El ganadero se ha alejado ; sus afanes, sus desvelos, terminaron en la Venta de Antequera.
¡ Ahora qué Dios le dé suerte el día de la corrida !
Su preocupación por la lluvia, por el pienso, las enfermedades han quedado apartadas, disuelve su pena de apartarse de sus toros en una copa de vino, que viene a ser el agua de azahar de los hombres que tienen callo de la garrocha. Pero todo lo relacionan con los toros, con ser tan bonito, también tiene su reflejo triste, que afortunadamente el aficionado, no ve.
Cuando terminaban las corridas, el día estaba tardeando para irse, se enciende la feria. En las casetas de Rafael " El Gallo ". Joselito y Belmonte, se habla de toros, de la corrida de la tarde, se come y se bailan sevillanas. Con qué gusto cogen una silla los partidarios de uno y otro diestro, una copa de vino y ese taquito de jamón.
Las sevillanas se escuchan en las tres casetas, que grandeza la Edad de Oro del Toreo.
Las sevillanas son un diálogo ; tienen su pareja enfrente, se acarician con los brazos, con los ojos, se dicen cosas al oido al son de las castañuelas.
En las Ventas de Sevilla, se refujiaba el cante " jondo ", Donde se canta, y se toca y se baila de verdad.
¡ Venta de Eritaña ! Tu fama universal.
Te conocían en París, en Londres, y en América.
Te cantaron Chacón, Manuel Torres, Tomás, La Niña de los Peines.Te bailó la Macarroni y la Malena.
Se escuchaba ¡ Bravo ! y una gitana decir ¡ Ole ! ¡Viva el arte !




martes, 12 de marzo de 2013

IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS ( CAPÍTULO IX )



También toreó en la temporada de 1925 en la Plaza de Madrid, el 10 de julio en la corrida de la Cruz Roja, en la que hacía cuatro años que no se le veía. Viene aún vendado de una cogida en Burgos, de un Miura, pero tan valiente como si jamás le hubiera abierto la carne el asta de un toro, y se hace aplaudir mucho, y corta una oreja, y el público le pide que no se retire de los toros.
A pesar de la oposición de la Unión de Empresarios, Ignacio toreó en 1925 setenta y una corridas.
Pero la nota más sobresaliente de la temporada 1925, fué que  Ignacio, que andaba ya muy metido en las tertulias literarias de Sevilla y Madrid, sosprendió a sus seguidores " metiéndose " a periodista. Desde abril a julio simultaneó el traje de luces con la estilográfica. Eligió como tribuna de sus crónicas - no siempre dedicada al tema concreto de los toros - el diario sevillano La Unión, de pequeño formato ( como el A.B.C. ) pertenecía el periódico a la familia sevillana Fernández Palacios. Y su difusión era modesta.
Es curioso pero, por aquel tiempo, Ignacio no poseía la titulación académica del bachiller. Tenía pendiente asignaturas de los últimos años. De una tacada el diestro fué a la capital onubense y se sometió a la dura prueba de sacar " adelante " sacando un aprobado consolador, tenía 38 años y lo consiguió después de su segunda retirada en septiembre de 1929.
Uno de los primeros trabajos del improvisado periodista fué el titulado " La hora de Gallito y Belmonte " ; el quinto aniversario de la muerte de José ;" el gato que regalé a Belmonte " ; " En Melilla no se puede chaquetear " ; " Ése es el hijo del amo " ; " El que no quiera que le cojan, que se meta a obispo ".
En 1926 sigue toreando más en la lucha dura y aguerrida. El 15 de Agosto de 1926 toreaba en la Maestranza de Sevilla, Ignacio, estando en el callejón su peón Blanquet adivinó en el aire un espantoso olor a cera, igual que le ocurrió en Talavera el 16 de mayo de 1920 y que advirtió a Joselito que no debería salir al ruedo.
Se produjo un altercado entre Blanquet y Sánchez Mejías y el resto de la cuadrilla, para que no saltase al ruedo, Ignacio hizo su faena y la tarde acabó sin percances, entre burlas de los compañeros de Blanquet.
Aquella misma tarde, cuando se dirigían en tren hacia la corrida del día siguiente, Blanquet cayó fulminado en su asiento de un súbito ataque al corazón
Ignacio, torea en España 14 corridas y se va a México, donde actua en treinta y seis.
Regresa a España, tiene hecha la decisión de retirarse de los ruedos. Pero la oculta, con una gran fuerza de voluntad, para que los amigos y consejeros no traten de hacer desistir de su propósito.
En las tertulias taurinas donde se habla de toros, más insistente la pregunta ¿ es que no va a torear este año Sánchez Mejías ?
Se han celebrado ya muchas corridas. Y desde que llegó la primavera, dos espadas más figuran en la lista de matadores de toros. Félix Rodríguez y Joaquín Rodríguez " Cagancho ".
Sánchez Mejías en su finca de Pino Montano, donse ha llevado algunos muebles méxicanos, pero en la que conserva siempre su carácter andaluz, gusta de reunir a los amigos, de charlar con ellos y de poner unas cañas de manzanilla.
Pero la verdad es que Ignacio habla muy poco de toros y que quiebra - con el mismo garbo con que hace el esguince en sus famosos pares de banderillas. toda alusión en la charla al proposito de torear o al de no torear. Reservado y sonriente, esquivo a la ajena curiosidad, tan pronto hablando de negocios como de libros, un periodista que va a verlo a la finca puede escribir esto, que parece la renuncia del toreo :
He estado una hora con Sánchez Mejías y le he oido hablar de todo menos de su profesión.
¡ De su profesión, en la que se ha jugado cada tarde la vida con un impetu y con un entusiasmo atroces !
Por fín, en el mes de junio anuncia que va a comenzar la temporada. Y , efectivamente, el día 25 torea en Bádajoz. Y cuatro días después en Córdoba.
Y el día 3 de julio en Pontevedra. Y allí.......
José María de Cossio cuenta, en su obra " Los Toros " que Ignacio le había dicho que no faltase a esa corrida de Pontevedra. Le había dicho eso, sin demostrar qué especial interés tenía en que sus amigos fueran a Plaza tan distante y sin que transparentara en sus frases ninguna resolución inmediata. Hizo Cossio el viaje, y poco antes de la hora de la corrida estuvo en el hotel con el espada, ya dispuesto éste para salir camino de la Plaza.
" Esperaba en su cuarto del hotal - relata el escritor - la llegada del coche, sentado y meditativo y sin ponerse aún la chaquetilla.Interrumpió su mutisto con esta pintoresca pregunta, bien propia de su humor : ¿ No te parece ridículo que un hombre de mi carácter y de mi edad comparezca ante el público con estas medias de color de rosa ? No me cupo duda de que quien tal decía estaba ya virtualmente al margen de la fiesta.
Aquella misma tarde, cuando Ignacio brindó su segunto toro a Cossio, le dijo que era su última actuación como torero.
Y mientras por los tendidos de la Plaza de Toros de Pontevedra se repetía apasionadamente el brindis de Ignacio ; la renuncia desde el día siguiente al halago del aplauso, la Plaza de Toros de Madrid, se estremacía ante la tragedia de un modesto matador de toros, tan gravemente herido al entrar a matar, que falleció en brazos de unos monosabios cuando era conducido a la enfermería. Aquel desventurado lidiador se llamaba Enrique Cano, y su nombre en los carteles el de Gavira II. Se dejó la vida el diestro cartagenero atravesando el vientre por un cuerno de un toro de Pérez de la Concha.
Mucho se quiso relacionar la retirada de Ignacio con la cogida y muerte de Gavira II. Díjose que este se había impresionado tanto con la noticia que ante ella había tomado la resolución de no torear más. Esto no era cierto. El espada sevillano fué a Pontevedra dispuesto a poner allí el punto y final a su vida de torero. Es más, estaba decidido a esa retirada, según luego dijo, desde que hizo su último viaje a México.
Pero ahora, ya fuera de la profesión taurina, puede dedicarse libremente a ejercer de critico, y con muchas probabilidades de obtener en ese puesto una gran autoridad.
( Continuará )







jueves, 7 de marzo de 2013

EL PRIMER ANIVERSARIO


 
Hace un mes celebrabámos el tercer aniversario del blog, con alegría y regocijo.
El sabado día 9 de marzo de 2013 se cumple el primer aniversario del adiós de " Los Coquillas de Cifuentes ", noticia triste, muy triste, tanto hoy, cómo hace un año cuando sucedió, para mí y para todos ustedes, que sé positivamente que lo sintieron tanto o más que yo.
Encina Hermosa, sigue envuelta en un manto de tristeza, difícil de narrarles, al no albergar en sus cercados a sus queridos " Coquillas de Cifuentes " y con los que compartió varias décadas de felicidad.
Recordar este primer aniversario, nos producirá nostalgia y tristeza a todos, pero el blog no podía pasar por alto el recordar el acontecimiento que conmovió a la afición taurina de todo el mundo y que durante varios días conmocionó la blogosfera taurina, así como la prensa escrita y digital. Se marchaban al matadero 560 reses, el precioso tesoro y la mayor reserva de COQUILLA, vía encaste Santa Coloma.
Para los aficionados fué muy dura la noticia, pero hoy un año después, pido y deseo que no desaparezcan más encastes míticos, para el bien de nuestra fiesta.
Y termino repitiendo las palabras de hace un año, que todos los partidiarios del  encaste mientras vivamos llevaremos en nuestras mentes y en lo más hondo de nuestros corazones a " Los Coquillas de Cifuentes"
Les mando un fuerte abrazo a todos ustedes y les agradezco una vez más su fidelidad.