viernes, 4 de febrero de 2011

LOS TOROS... DEBEN LIDIARSE



Los aficionados tenemos que pedir ante la inminente nueva temporada que se lidien los toros y que se perfeccione la suerte de varas, pero tenemos que hacerlo con mucha insistencia.
La preocupación por el toro es tan vieja como el toreo.
La bravura, cuyo origen y medida desconocemos, se puede considerar como un carácter del instinto, pero esto no es una definición.
Los concursos para premiar al toro más bravo no cumplen en realidad con su finalidad.
Cada día por múltiples causas se lidian peor los toros.
Al igual que se establece el premio al toro más bravo, la corrida más brava de una feria, habría que fijar otro premio al mejor lidiador.
Así lo que parece confuso se aclararía, y se podrían ver los toros  de otro modo y de esta manera se ligarían lidia y bravura.
Carácter y bravura en realidad son términos confusos, decimos que un toro es más bravo que otro. Pero no es cierto la lidia que se le de a cada uno de ellos dependerá el resultado final de la bravura del toro.
Yo estoy completamente convencido que para apreciar la bravura de un toro es indispensable lidiarlo.

Todo lo que se hace en la plaza no tiene otro sentido que el ir preparando al toro para la muerte. Cuantas orejas se pierden últimamente por no realizar con perfección la suerte de matar.
En cada instante de la lidia se le va preparando un poco, para que llegue al momento final de la faena con el poder y con la ligereza precisa y justa, ni más ni menos, para que el torero pueda dar una estocada en regla.
Torear bien si lo pensamos un poco es defenderse bien del toro.
La suerte de recibir, tan en desuso, no tiene nada de defensiva, está llena de quietud, valor, conocimiento, serenidad para ver venir al toro.

El toro animal tranquilo y confiado en el campo. En su libertad, convive con el hombre y con el caballo, en cambio en la plaza, no tolera ni la presencia del hombre ni la del caballo, podemos entonces comprender la bravura del toro como de un instinto defensivo. El toro salta al ruedo y busca una salida. Como no la encuentra es entonces cuando se para. El hombre lo reta con el capote, desde el caballo y el toro acomete y embiste con toda su fuerza.
Repito si la bravura del toro es un instinto de defensa, tiene un gran parecido al valor del torero.
Sí, son dos miedos que se encuentran, se retan y chocan. El miedo del torero valiente al toro bravo y el miedo del toro bravo al torero.

Todo toro, grande o chico, bueno o malo, bravo o manso, debe lidiarse, necesita su lidia y debe dársela el torero con la mayor perfección posible.
Torear es ejecutar, hacer el toreo con arreglo a las condiciones del toro; lidiarlo. Actualmente se torea un poco a ciegas no se tantea en las faenas o con el capote.
Si en realidad se lidiara el matador debe tantear al toro y una vez lo haya visto ir ajustando o desajustando la faena, según siempre de acuerdo con la condición del toro.
Los caballos de picar se deben colocar rápidamente ahorrando capotazos inútiles que el toro quede frente al caballo, la distancia la pedirá el toro una vez puesto, si no va desde allí al caballo, tiempo hay de cerrarle.
Si el espada fuera el único asesor en su toro, así se vería quien lidia bien o mal. Así los errores, si existen, serán de ellos solos, sin que sirva de disculpa el error presidencial. Y así se acostumbrarán a lidiar en los tres tercios de la lidia y no fiados en el presidente que lleva la lidia, y que tiene atribuciones para cambiar los tercios sin apelación.
Es por tanto que para merecer esta confianza de la presidencia y del público, el torero tiene que lidiar con un gran sentido del toreo.
En el primer tercio tener a raya a los picadores y que se pique de una vez como se debe picar.
Si el torero no pone todo su cuidado en la lidia del toro que tiene delante, que no será igual al anterior, ni al que le siga, la suerte de varas seguirá siendo lo que es, un verdadero desastre.
A los matadores sería oportuno traspasarles íntegramente el cambio del primer tercio, si el torero tiene interés en hacer faena, pide el cambio enseguida, si el toro no le gusta se masacra en la suerte de varas sin que nadie haga nada por evitarlo.
Si el torero con la muleta sigue lidiando, lo normal es que a los tres o cuatro muletazos habrá trazado la faena.
Y ahora a torear. Dominar no es torear mucho prolongando enormemente las faenas. Dominar es conseguir que el toro se desengañe de que no puede con el torero y se rinda, como se rinde un adversario vencido. El toro dominado está a merced del torero; si no está dominado, el que está a merced del toro es el torero.
Y luego la estocada, pasando el fielato como se decía hace muchos años, y que la espada no sea la culpable de la pérdida de las orejas y de tantas puertas grandes.

Repito, tenemos que exigir lidia y que se piquen cada vez mejor a los toros, con ello estaremos contribuyendo al engrandecimiento de nuestra inolvidable Fiesta.


9 comentarios:

  1. Estupenda entrada D.Mariano, supongo que la conferencias de anoche en Casa Patas, estarían magnificas ¿No?.
    Comparto plenamente su opinión, creo sinceramente que las suertes del toreo (de la lidia) son fundamentales, y el tercio de varas especiamente para poder ver el toro conocerlo en parte y ahormarlo para los siguientes tercios, para ello entiendo como bastantes aficionados que habría que modificar la puya,recuperar el tercio de quites y hacer una lidia ordenada estando cada cual colocado en el terreno correspondiente en función del comportamiento del toro, en fin lo que es disfrutar en cada tercio de la lidia, a un que a mí comentario se le puede aplicar el refrán,(una cosa es predicar y otra dar trigo)
    Un cordial saludo y espero que gozara Usted anoche.

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  2. Juan :
    Muchas gracias, por su afectuoso comentario que como siempre, le quedo agradecido.
    Lo de anoche lo puede usted ver en el blog El Rincon de Ordoñez, puede ver fotografias y lo que comentamos ambos ganaderos.
    Un cordial saludo.

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  3. Totalmente de acuerdo con su entrada, señor Mariano. Ahora màs que nunca lo que me encanta sobre todo es la suerte de picar, y la lidia de un buen torero macho que va a seguir. En Parentis hemos visto a los seis piqueros saludando la placita en pié, en fin de una novillada de novillos toros, en 2009. Los pegapasas me indisponen, toreritos de teatro frente a medio toros asesinados por la vara, ademàs cuando se concluyen por bajonazos o golletazos, y que esos tramposos mendigan orejas y rabos de la vergüenza.
    La corrida es en crisis por la falta de nosotros, aficionados poco o insuficientemente exigentes.

    Un cordial saludo

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  4. Pedro :
    Totalmente de acuerdo en todo su elocuente comentario por el que le quedo muy agradecido. Los aficionado nos tenemos que volver más exigentes y que la lidia se cumpla a rajatabla en los tres tercios. Saludos.

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  5. Mariano:
    No pide usted nada. Lo que nos cuenta a la perfección es lo básico del toreo, y como muy bien dice, esto no se cumple. Algo que debería ser exigible todas las tardes, casi parece exclusivo delas corridas concurso, como si estas fueran una excepción, y en esas mismas corridas concurso los matadores no saben cambiar su comportamiento e insisten en buscar las orejas. Cuántas veces en una concurso no habremos visto pedir el cambio al puyazo y medio y sin que se hubiera colocado jamás al toro en suerte. Tengo en mi memoria a José Antonio Campuzano, que sin ser un torero elegante, ni pinturero, durante unos años fue uno de los atractivos de la prensa de Madrid, cuando se hacía concurso, por su capacidad lidiadora y por saber lucir al toro. Enhorabuena por la entrada.
    Un saludo

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  6. Enrique :
    Buenas tardes cuanta razón tiene su elocuente comentario, reconozco lo difícil de cambiar todo esto, pero el público tiene que ser más exigente
    la prueba que en cuanto alguien lidia la corrida cambia por completo y al toro se le vé mucho mejor. Cordiales saludos.

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  7. Jose Luis :
    Acabo de visitar su blog y me tiene de seguidor. Un saludo.

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  8. El público, ése que contiene aficionados y gentes del común atraídas por el espectáculo -nunca me cansaré en decir que antes se le llamaba 'Respetable'-, pagano siempre.
    Como cada vez hay más de lo segundo que de lo primero, ya tenemos el caldo de cultivo ideal para que la lidia sea un desastre. Además del desinterés de muchas cuadrillas por ejercer su profesión de acuerdo a los cánones de la Tauromaquia.
    ¿Y las presidencias, los usías de plaza? Llamativo es que en Las Ventas -no sé si es que debido a la altura el reloj corre más- los presidentes apenas dejan a los diestros administar unos cuantos lances de recibo, teniendo éstos que reservarse, si ha lugar, a su turno de quites, ya en varas. Lo contrario ocurre en el coso de la calle Játiva, donde media una eternidad entre la finalización de un tercio y el comienzo del siguiente.
    ¿Qué decir de la lidia en sí? Capotazos por doquier, aperturas y cierres innecesarios y mala colocación de todos en general. Sí, de los directores de lidia, también. Aquí haremos la excepción, a mi entender, de las cuadrillas de Jose Mari Manzanares y los experimentados y siempre eficaces: Boni, Pirri y Alcalareño, de Manuel Jesús (El Cid).
    Lidiar es hacer las cosas a favor del toro, en los terrenos que él pida, midiendo los tiempos y, como se dice ahora, 'leyendo' su comportamiento.
    Buen tema, don Mariano. Saludos.

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  9. Gracias D. Mariano, una vez más por plasmar el sentir del ganadero y del aficionado que vive la Fiesta con pureza. Todo lo que comenta es lo que queremos los aficionados de hace muchos años que hemos vivido varias decadas de corridas de toros. Estoy totalmente de acuerdo.
    Tambien yo,tendo mi "púlpito", modesto, dónde escribo: TOROSARTEYAFICION.ES.TL
    ¿Cuándo volveremos a tener CRÍTICOS( de verdad) necesarios para decir todo lo que no ha sido bueno/bonito, sin venderse a nadie? Y, para dar enseñanza a los jóvenes aficionados.Ah! y que nos den hueco en prensa, radio y en las noticias de tv. Y que TVE retrasmita toros todas las semanas.
    Lo dicho,no se canse y a seguir escribiendo para recuperar la emoción y el bien hacer.
    Saludos,Chema Cubero

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